“No hay nadie inteligente y sabio como tú”, le dice el Faraón a Iosef en nuestra parashá (Bereshit 41:39). La inspiración y la sabiduría que se necesitan para resolver los problemas, y la capacidad de erguirse ante el pueblo judío y la humanidad en general, vienen a nosotros de la raíz del alma de Iosef el justo. Iosef descifró los sueños del Faraón con su sabiduría Divina, y construyó un programa para resolver la crisis mundial, social y económica, que acechaban entonces el imperio egipcio, y además llevó a la práctica el proyecto con sumo éxito.
En cada generación hay un “justo fundamento del mundo” ( Mishlé , 10:25) que está al nivel de Iosef el justo. Y en nuestra generación tuvimos las iluminadas directivas e instrucciones del Rebe de Lubavitch, el líder de nuestra generación, que fueron dichas con claridad y firmeza. Él vio la realidad tal como es, y reconoció la raíz de los problemas que enfrentamos, nos indicó la forma de resolver cada dificultad. Si hubiéramos prestado atención a sus consejos no hubiéramos llegado a la penosa situación en que nos encontramos hoy en día.
Pero su imagen y su Torá nos siguen llenando de inspiración y siembran en nosotros una visión buena y positiva, y la fuerza para emprender y hacer todo lo que podamos para traer al Mashíaj, como nos dijo el 28 de nisán 5751.