EL SANTO OR HAJAIM

Rabi Jaim Ben Atar

 JILUL HASHEM

Rabí Jaim ben Atar, conocido por su comentario a la Torá como el santo Or HaJaim, nació en el año 5456 (1696) en Salé, Marruecos, hijo de Rabí Moshe, y estudió Torá con su abuelo, Rabí Jaim ben Atar “el Viejo”. Se casó con su pariente Patzonia y dirigió la ieshivá en Salé. Se hizo conocido como un hombre santo de Di-s, enseñaba regularmente al público y era tesorero de la caridad. Como su esposa no le dio hijos, tomó una segunda esposa, Ester, y ambas vivieron con él hasta el final de sus días en Jerusalén.

Tras una serie de disputas y persecuciones en su contra, hizo aliá (emigración a la Tierra de Israel), pasando por Livorno, Italia, en el camino. En Livorno imprimió su famoso comentario a la Torá y recaudó fondos para su aliá y para el sustento de la ieshivá que planeaba establecer. A finales del año 5501 (1741), llegó con sus estudiantes a Acre, donde se estableció inicialmente la ieshivá. La invitación de los judíos de Tiberíades para que se asentara en su ciudad no tuvo buen resultado, y tras un breve periodo en Peki’in, se trasladaron a Jerusalén a fines del año 5502 (1742), donde fundó su ieshivá Midrash Kneset Israel.

Menos de un año después, partió a su descanso eterno el 15 de Tamuz de 5503 (1743), y está enterrado en el Monte de los Olivos.

El santo Or HaJaim tenía una gran esposa y muy importante esposa llamada Patzonia. Era sabia, erudita y temerosa de Di-s, e incluso se colocaba los tefilín y se envolvía en un manto de oración (talit). Una vez, un huésped llegó a hospedarse en casa del Or HaJaim, y Patzonia reconoció que se trataba de una persona importante que debía ser honrada. Por iniciativa propia, tomó las pocas monedas que había en la casa, fue al mercado y compró el pescado más caro y gordo que encontró.

Llevó el pescado a casa, y su esposo, el santo Or HaJaim, entendió que había costado una fortuna, y le dijo una expresión – que debe entenderse en este contexto -: que era una “profanación del Nombre de Di-s” gastar tanto dinero en un pescado. Patzonia guardó silencio, sin mostrarse especialmente impresionada, y fue a cocinar el pescado. Este pescado tenía un hígado especial, del cual se prepara un manjar delicioso, y ella también preparó esa delicia.

Todos se sentaron a la mesa para cenar. A la cabecera estaba su justo esposo, junto a él el distinguido huésped, así como todos los miembros de la familia y quizá otros invitados. Patzonia sirvió el manjar especial preparado con el hígado del pescado. Por lo general, la comida se sirve primero al cabeza de familia, pero Patzonia repartió el hígado a todos, y finalmente cuando llegó al lugar de su esposo, no le sirvió nada. Entonces dijo: “Donde hay profanación del Nombre de Di-s, no se debe dar hígado (caved) al Rabino.”

Fue un juego de palabras humorístico basado en el dicho de los sabios: “Donde hay profanación del Nombre de Di-s, no se debe dar honor (cavod) al Rabino.”[1] Patzonia reemplazó la palabra “cavod” (honor) por “caved” (hígado), que suenan de forma similar en hebreo, pero tienen significados diferentes

Esta historia presenta una interesante inversión de un tema bien conocido en los relatos jasídicos. Generalmente, encontramos historias de esposas tacañas con sus invitados, intentando impedir que sus esposos cumplan con la importante mitzvá de la hospitalidad. En este caso, tenemos a una pareja que son tzadikim supremos, pero es el esposo quien critica la generosa hospitalidad de su esposa.

Como es sabido, el santo Or HaJaim fue una figura mesiánica, e incluso lo insinuó en su comentario de la Torá. Pero de esta historia y otras, parece que su esposa también lo fue. Era verdaderamente una “mujer de valor”, la “corona de su esposo”. En primer lugar, es una mujer sabia que reconoce la estatura de sus invitados y sabe emplear la expresión de la Torá apropiada para la ocasión. Esta es también la razón por la que se mantuvo imperturbable ante la severidad de su justo esposo y esperó el momento oportuno para suavizar las cosas a su manera. En segundo lugar, es independiente en su pensamiento y sigue los pasos de Sará, nuestra matriarca, quien fue superior a Abraham en profecía y le guio.

Es interesante observar que, en la mayoría de los años, el día del fallecimiento del Or HaJaim coincide con la parashá Pinjás, quien aplicó el principio citado por la Rebetzin Patzonia. ¿Qué es, según la dimensión interior de la Torá, un “lugar donde se profana el Nombre de Di-s”, y cómo se relaciona el ingenio empleado por la justa Patzonia con el acto de Pinjás?

Rabí Jaim y su esposa, ambos muy sabios y eruditos, representan los partzufim de Aba (Padre) e Ima (Madre) – las sefirot de jojmá (sabiduría) y biná (entendimiento). La vida está conectada con jojmá, de la cual se dice: «La sabiduría da vida a quienes la poseen», y «ellos mueren, pero no [cuando es] con sabiduría»[2]. Biná es la madre, y con ella se asocia la Rebetzin Patzonia, quien se asemejaba a Sará, nuestra matriarca. Por cierto, la segunda esposa del Or Jaim, Ester – quien vivió en una armonía excepcional con Patzonia – representa el aspecto de maljut (reinado), la hija.

Desde el exterior de Biná, surgen juicios, como los que se despertaron cuando Rabí Jaim vio la inusual extravagancia de su esposa. Estos juicios fueron rectificados mediante un acto de fanatismo, al estilo de Pinjás, que endulza los juicios desde su raíz. El propio Pinjas, al percibir los juicios que se suscitaron como resultado del pecado, adoptó el aspecto del juicio y lo dirigió hacia los pecadores en lugar de hacia todo el pueblo.

Pero Patzonia usó una forma ligeramente diferente de “juicio”. De hecho, no le dio a su esposo el hígado de pescado – un acto que puede considerarse como juicio – pero lo hizo con un humor impregnado de Torá que tomó la energía del rigor y la transformó en ligereza y alegría. Cuando un tzadik como el Or HaJaim pronuncia la expresión “profanación del Nombre de Di-s”, sin duda deja una fuerte impresión. Pero con su sabiduría, Patzonia sin duda dibujó una sonrisa en el rostro de su esposo, y con el buen humor del tzadik, el juicio se endulzó.

Una vez, el Baal Shem Tov dijo sobre Rabí Jaim ben Atar: «Cuando subo a la cámara superior, lo veo ya de regreso desde allí». Cuando le preguntaron: «Si es así, ¿es más grande que tú?», respondió: «¡Ciertamente es más rápido que yo!».

La prontitud, diligencia, es una cualidad asociada con jesed (bondad), la característica principal de la personalidad de Abraham. Una persona con jesed corre con alegría hacia el objeto de su bondad. Abraham se apresuraba a cumplir los mandamientos de Di-s, como se evidencia en versículos como «Abraham se levantó temprano muy de mañana»,[3] «Abraham corrió hacia el ganado»,[4] entre otros. Los cohanim, que mostraron diligencia en su servicio en el Templo, también están asociados con el atributo de jesed.

El santo Or HaJaim tenía prontitud tanto espiritual como física. También completó la rectificación de su vida rápidamente y falleció a la edad de 47 años. Normalmente, asociamos una vida plena con 70 u 80 años, como en el versículo, “los días de nuestros años son en ellos setenta años y si con vigor, ochenta años”.[5] Pero la palabra “en ellos”, bahem (בָהֶם) tiene una guematría de 47, lo que indica que también se considera una vida completa.

Curiosamente, el metal asociado con jesed, según la Cabalá, es la plata, ¡cuyo número atómico es 47! La conexión de Or HaJaim con el dinero – la plata – explica su reticencia al gasto de forma excesiva en la historia anterior. Así como cuidaba celosamente el atributo de iesod (fundamento), cuyo metal correspondiente es el mercurio (cuyo número atómico es 80, el mismo que el valor numérico de “fundamento” [יְסוֹד]), así también con el dinero – jesed -, es extremadamente cuidadoso para que no se esparza en un lugar indigno. Sin embargo, en esta historia, por Providencia Divina, su esposa – la “mujer de valor que es la corona de su esposo”[6] – fue quien lo refinó.


[1] Sanhedrín 82a.

[2] Job 4:21.

[3] Génesis 19:27, 21:14 y 22:3.

[4] Ibíd. 18:7.

[5] Salmos 90:10.

[6] Proverbios 12:4.

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