LAS BENDICIONES Y PROFECÍAS DE BILAM

Partzuf

Letra de HavaiaLas palabras de BilamParte del discursoLetra de Havaia
iud¿Cómo puedo maldecir a quien Di-s no ha maldecido? ¿Cómo puedo invocar la ira de Di-s contra quienes no se han enfadado con Él? Pues desde su origen, los veo robustos como cumbres, y los contemplo robustos como colinas; son una nación que habita sola, no se les cuenta entre todas las demás naciones. ¿Quién puede contar los descendientes de Iaacov o las concepciones de Israel? ¡Que mi alma muera la muerte de los justos y que mi fin sea como el de ellos!Primeras bendicionesי
HeiHe obtenido una bendición [para ellos]; Él los ha bendecido, y no puedo retractarme. Él no ve falta en Iaacov ni perversidad en Israel; Havaia, su Di-s, está con ellos y el heraldo del Rey está en ellos. Di-s los sacó de Egipto con la fuerza de Su grandeza. No hay adivinos en Iaacov ni magos en Israel; será dicho a Iaacov e Israel: “¿Qué ha hecho Di-s?”.Segundas bendicionesה
vav¡Qué buenas son tus tiendas, Iaacov! ¡Qué buenos son tus santuarios, Israel! Se extienden como arroyos, como jardines junto al río, como tiendas que Havaia ha levantado, como cedros que crecen junto al agua. El agua fluirá de tus pozos; tu semilla tendrá abundante agua…Terceras bendicionesו
heiuna estrella brotará de Iaacov y una rama surgirá de Israel…Profecía del fin de los díasה

En la parashá Balak, Bilam pronuncia cuatro discursos. Los tres primeros fueron intentos de maldecir a los israelitas y el cuarto fue una profecía. Estos cuatro discursos corresponden a las cuatro letras del Nombre esencial de Di-s, Havaia. Veamos cómo, brevemente.[1]

Cuando Moisés relata los acontecimientos de la parashá de esta semana, dice:

…los moabitas contrataron a Bilam, hijo de Beor, de Petor, en Aram Naharaim, para que los maldijera. Pero Havaia, tu Di-s, no quiso escuchar a Bilam, así que Havaia, tu Di-s, transformó la maldición en bendición para ti, porque Havaia, tu Di-s, te ama.[2]

Aunque Bilam intentó maldecir a los israelitas tres veces, el versículo menciona la transformación de la maldición en forma singular. De hecho, encontramos que Rabí Iojanán[3] da a entender que solo la tercera bendición se transformó de maldición en bendición. ¿Qué pasa con las primeras dos bendiciones? Leyendo la Torá con atención, observaremos que Di-s puso una bendición en la boca de Bilam,[4] impidiéndole siquiera pensar en maldecir.

Por lo tanto, las primeras dos bendiciones no se transformaron desde una maldición y como tales, están separadas. Esta es una de las características más importantes del Nombre de Di-s, Havaia: las primeras dos letras (iud y hei) representan un estado oculto, y las últimas dos letras (vav y hei) representan un estado revelado, siguiendo el versículo: “lo oculto es para Havaia nuestro Di-s, y lo revelado es para nosotros y para nuestros hijos”.[5] La relación de Bilam con los israelitas parece ser de amor y odio. Como afirma al final de sus primeras bendiciones: «Que mi fin sea como el de ellos [los israelitas]». De hecho, siente celos de la cercanía entre el pueblo y Di-s y desea que su suerte sea como la de ellos. Sin embargo, falsamente convencido de que jamás podrá unirse a ellos, llena su corazón con su odio. Aun así, en las dos primeras bendiciones, su odio queda completamente oculto y Di-s no necesita transformarlo en amor, pues simplemente obliga a Bilam a decir palabras que no siente. Pero la tercera bendición, donde los sentimientos de Bilam se transforman de odio en amor, revela la capacidad divina de transformar lo negativo en positivo, etc.

La primera bendición, relacionada con la sabiduría y la visión, comienza con la imagen de Israel en soledad, aislado del resto del mundo. Esta es la naturaleza de la sefirá de sabiduría, que siempre se asocia a la santidad, que a su vez se describe como solitaria: «la santidad es algo en sí misma». Las concepciones, o la semilla de Israel, mencionadas en esta bendición son una alusión a la semilla con la que se compara la letra iud, tanto por su forma (y tamaño, iud es la letra más pequeña del alefbet hebreo) como por su origen en padre: el partzuf de Aba, que es otra connotación de la iud en Havaia.

La segunda bendición corresponde a la sefirá de entendimiento (biná), sobre la cual dicen los sabios: “de ella surgen los juicios severos”. Por lo tanto, uno esperaría que Di-s juzgara a los israelitas por sus pecados. Sin embargo, la bendición lo impide, “No ha observado iniquidad en Iaacov ni ha visto perversidad en Israel”. Incluso cuando corresponde el castigo, Di-s elige pasar por alto nuestras transgresiones. A veces, entendimiento y conocimiento aparecen juntas.[6]

El conocimiento divino es adquirido falsamente por las naciones a través de la adivinación y la magia. Sin embargo, la segunda bendición afirma que los israelitas no tienen necesidad de estos métodos falsos, ya que conocen a Di-s directamente, ya sea a través del Ruaj HaKodesh (conocimiento[7]) o a través del estudio de la Torá (entendimiento).

La tercera bendición comienza con la transformación de Bilam, que pasa del odio a la adoración, lo que insinúa que la verdadera transformación en una persona normalmente solo ocurre en las facultades del corazón, que corresponden a la letra vav de Havaia. La bendición incluye la famosa expresión, “Cuán buenas son tus tiendas”, y la primera palabra en hebreo es מה, (máh), que corresponde al relleno de Havaia (יוד הא ואו הא) cuyo valor es 45 y que está asociado a la letra vav.

Las seis facultades del corazón (a las que alude la letra vav), cuando se incluyen entre sí, suman 36, el valor de la palabra “tienda”, ohel (אֹהֶל) que aparece de manera prominente en la tercera bendición. El agua es mencionada repetidamente en la tercera bendición, y el agua corresponde a la sefirá de bondad, la primera sefirá o facultad del corazón, y la más importante, ya que muchas veces las otras cinco facultades actúan como mediadoras de la bondad.

Finalmente, el cuarto discurso es en realidad una profecía, cuyo tema central es el ascenso del rey israelita, refiriéndose tanto al rey David como a su descendiente, el Mashiaj, tal como lo expone Maimónides al final de sus leyes de reyes.


[1] Basado en Sod HaShem Lierei’av, págs. 418 y siguientes.

[2] Deuteronomio 23:5-6.

[3] Sanhedrín 105b.

[4] Respecto a la primera bendición, véase Números 23:5: «Di-s puso Su mensaje en la boca de Bilam». Respecto a la segunda bendición, véase Ibíd. v. 16: «Di-s se comunicó con Bilam a regañadientes y puso un mensaje en su boca».

[5] Deuteronomio 29:28.

[6] Véase también el artículo principal de este ejemplar.

[7] Véase Rashi sobre Éxodo 31:3.

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