¿CUÁNDO VENDRÁ EL MAESTRO?

RELATOS DE LAS MARAVILLAS DEL KADOSH RABÍ ISRAEL BAAL SHEM TOV

Escribe el Baal Shem Tov a su cuñado, Rabí Guershon de Kitov:

…En Rosh Hashaná del año 5507 (1746), realicé un juramento para el ascenso del alma, como bien sabes, y vi en una visión cosas maravillosas que no había visto hasta ahora desde que tengo uso de razón. Y lo que vi y aprendí al ascender allí es imposible de relatar y de hablar, ni siquiera de boca a boca.

Pero al regresar al Jardín del Edén inferior vi innumerables almas de los vivos y de los muertos, conocidos y desconocidos para mí, en un número incalculable, yendo y viniendo, ascendiendo de un mundo a otro a través de la columna conocida por los sabios de la sabiduría mística, con una alegría inmensa y grandiosa, que la boca se cansa de relatar y el oído físico es pesado para escuchar. Y también muchos malvados retornaron en arrepentimiento y sus pecados les fueron perdonados, ya que era un momento de gran favor divino, que incluso a mis ojos fue una gran maravilla que tantos fueran aceptados en arrepentimiento, a algunos de los cuales tú también conocías. Y había entre ellos también una alegría inmensa, y también ellos ascendieron en los ascensos antes mencionados.

Y todos, al unísono, me pidieron y me imploraron hasta la saciedad, diciendo: “A la elevada grandeza de Su Señoría, que la Torá te ha agraciado, Dios te ha dotado de un entendimiento superior para alcanzar y conocer estos asuntos. Asciende con nosotros para que seas nuestra ayuda y nuestro sustento”.

Y a causa de la gran alegría que vi entre ellos decidí ascender con ellos. Y vi en la visión que el S.M. (Samael, el ángel acusador) ascendía para acusar con una alegría tan grande como nunca la hubo, y llevó a cabo sus acciones, decretando la persecución sobre muchas almas para que fueran asesinadas con muertes extrañas.

Y un temblor se apoderó de mí y entregué mi alma, y le pedí a mi maestro y rabino que fuera conmigo, porque es un gran peligro ir y ascender a los mundos superiores, ya que desde que tengo uso de razón no había ascendido a alturas tan grandes como aquellas.

Y ascendí grado tras grado hasta que entré en el palacio del Mashíaj, donde estudia Torá con todos los Tanaím y los justos y también con los Siete Pastores. Y allí vi una alegría inmensa y no sé qué es lo que causa esta alegría. Pensé que esta alegría era, Dios no lo quiera, por mi fallecimiento de este mundo. Pero luego me informaron que aún no voy a fallecer, porque en lo Alto disfrutan cuando realizo unificaciones místicas aquí abajo a través de sus sagradas enseñanzas. Pero la esencia de esa alegría no la conozco hasta el día de hoy.

Y le pregunté al Mashíaj: “¿Cuándo vendrá el Maestro?“. Y me respondió: “Por esto lo sabrás: cuando tu enseñanza se disemine y se revele en el mundo, y tus manantiales se extiendan hacia afuera —aquello que te he enseñado y que has alcanzado— y ellos también puedan realizar unificaciones y ascensos como tú. Entonces se anularán todas las kelipot (cáscaras de impureza) y será un tiempo de favor y salvación“.

Y me asombré de esto y sentí una gran pena por la gran extensión de tiempo que esto tomaría, ¿cuándo podría ser posible? Pero por lo que aprendí estando allí —tres remedios místicos (segulot) y tres Nombres sagrados que son fáciles de aprender y explicar— mi mente se tranquilizó. Y pensé que quizás a través de esto también los hombres de mi generación podrían llegar a un nivel y un estado como el mío, es decir, ser capaces de ascender, y aprenderían y alcanzarían niveles como yo.

Pero no se me dio permiso durante toda mi vida para revelar esto. Y pedí por ti, para enseñártelo, pero no se me permitió en absoluto y estoy bajo juramento sobre esto. Pero esto sí te lo hago saber, y que Dios te ayude, que tu camino sea recto ante Dios y no te desvíes, especialmente en la Tierra Santa.

En el momento de tu oración y tu estudio y con cada palabra y cada expresión de tus labios, ten la intención de unificar el Nombre. Porque en cada letra hay mundos, almas y Divinidad, y ascienden, se conectan y se unifican unos con otros. Y luego las letras se conectan y unifican y se convierten en una palabra, y se unifican en una unión verdadera con la Divinidad. Y debes incluir tu alma con ellas en cada uno de los aspectos mencionados.

Y todos los mundos se unifican como uno solo y ascienden, y se produce una alegría y un deleite inconmensurables. Entiéndelo como la alegría de un novio y una novia en su pequeñez y materialidad, y cuánto más en un nivel tan elevado como este. Y ciertamente Dios te ayudará, y en todo lo que emprendas tendrás éxito y serás sabio. Dale al sabio, y se hará más sabio.

(Porat Yosef 128a)

PARTE 2

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