MELAVE MALKA SEMANA DEVARIM

SHAVÚA TOV

UNA HISTORIA JASÍDICA PARA DESPEDIR AL SHABAT

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Es costumbre contar una historia jasídica sobre el Baal Shem Tov al terminar Shabat por la noche en una comida de Melavé Malká, acompañando a la Reina, el Shabat

Una segulá para un buen sustento, para tener hijos y tener satisfacciones de los niños, para una vida buena y larga y para salud

*NO RENUNCIES A TUS HIJOS, MANTENTE FIRME*

La hija Rabi Tzvi Hirsh de Riminov se comprometió con el nieto de Rabi Israel de Ruzhin. Como es costumbre en estos eventos cada uno enumera el linaje de su familia. Rabi Israel comenzó a enumerar con orgullo a sus ilustres ancestros: “Mi padre es Rabi Shalom-Shajna, mi abuelo es Rabi Avraham ‘el Ángel’, mi bisabuelo es el Maguid de Mezritch, el padre de mi abuela es Rabi Najum de Chernobil,” y así sucesivamente.

Cuando llegó el turno de Rabi Tzvi Hirsh de hablar sobre su familia, dijo: “Mi padre era un simple sastre y me enseñó una cosa: la ropa vieja hay que repararla y con la ropa nueva hay que tener cuidado para que no se estropee.”

Cuando el Rebe de Ruzhin escuchó estas palabras, comprendió de inmediato la profundidad del mensaje y dijo: “Suficiente, más que suficiente”. Con esto insinuó que la sabiduría práctica y los valores que traía Rabi Tzvi Hirsh eran iguales y quizás incluso superiores a cualquier linaje glorioso, y ciertamente suficientes y más que suficientes para el compromiso.

En la parashá de esta semana leímos sobre los viajes en el camino a la Tierra de Israel. ¿Por qué entre los viajes se cuentan también aquellos lugares donde hubo eventos desagradables, por qué se mencionan como parte de los viajes? Para enseñarnos que a pesar de que la persona atraviesa en su vida también eventos desagradables y períodos complejos, aun así debe mirar hacia la meta final: la redención.

Los días de Bein HaMetzarim (entre las estrecheces) sobre la destrucción del Templo están en su apogeo, y cada uno puede mirar estos días desde una perspectiva diferente. Uno pensará en los días de dolor y destrucción, mientras que otro pensará en el hecho de que nos estamos acercando a la redención.

Oremos todos para que merezcamos la redención verdadera y completa muy pronto.

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*Aquí Nuestra Historia*

LA GRAN VERGÜENZA

Rabí Isajar Ber de Radoshitz, continuador del camino del Baal Shem Tov, solía celebrar en el día de la hilulá (aniversario del fallecimiento) del Arizal —el 5 de Av— un banquete con sus discípulos en el que completaban un tratado del Talmud, bebían vino y comían carne.

Y durante el banquete, contaba esta historia:

En un pueblo había un judío que solía dormir mucho, y todos lo llamaban “El Dormilón”. Incluso cuando llegaba el mes de Elul, en el que todos se despiertan para el arrepentimiento, el hombre dormía. En Rosh Hashaná, su esposa intentó despertarlo para que fuera a la sinagoga, pero él seguía durmiendo. Así lo intentó una y otra vez durante el rezo, hasta que llegó el momento de la lectura de la Torá y su esposa le gritó: “¡En un momento tocarán el shofar!”.

El hombre se despertó de su sueño sobresaltado y corrió a la sinagoga con su ropa de diario, con el sueño aún visible en su rostro. Cuando llegó, los niños y todos los presentes se rieron de él, y sintió una vergüenza inmensa. En el Tribunal Celestial, vieron su gran vergüenza y le perdonaron todos sus pecados.

El Tzadik (el justo) concluyó la historia diciendo: “Ahora, la gran vergüenza que sentimos nosotros por estar sentados en un banquete en un tiempo como este [el 5 de Av, durante los días de duelo], es suficiente para expiar todos los pecados de Israel”.

Y al decir esto, de sus ojos brotaron abundantes lágrimas, y tras él, todos los presentes.

La próxima semana, el miércoles 5 de Av, es el día de la hilulá del Santo Arí. Que su mérito nos proteja, Amén.

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*LETRAS Y UNIFICACIONES*

*continuación de la semana pasada*

Dos piedras forman dos casas,
tres piedras forman seis casas,
cuatro piedras forman veinticuatro casas,
cinco piedras forman ciento veinte casas,
seis piedras forman setecientas veinte casas,
siete piedras forman cinco mil cuarenta casas.

A partir de aquí, sigue contando por ti mismo — lo que la boca no puede decir y el oído no puede oír.

(del libro or israel, del rabino Itzjak Ginsburgh)

*CONTINÚA AQUÍ*