NO SUFRAS ¡CUMPLE MITZVOT!

Rabi Hilel de Paritch

Rabi Hilel HaLevi de Paritch nació en la ciudad de Khmilnyk (Ucrania) en 5555 (1795), siendo su padre, Rabi Meir, un jasid de Chernobyl. Incluso en su infancia, estaba bien versado en Talmud y poskim (instancias legales), estudiaba libros de Cabalá y rezaba con las intenciones místicas del Arizal. Se casó antes de su bar mitzvá. Cuando el Libro de Tania llegó a su poder, se convirtió en un jasid de Jabad, pero a pesar de sus esfuerzos, no mereció conocer al autor del Tania, el Alter Rebe de Jabad. En 5578 (1818), fue enviado por el Mitler Rebe “para recolectar materialidad y sembrar espiritualidad” en los asentamientos agrícolas establecidos por el Rebe en la región de Kherson.

Así, Rabi Hilel se convirtió en el guía espiritual de decenas de miles de judíos. Dedicó su vida a difundir la Torá y el Jasidut y se sacrificó para proporcionar comida kosher a los soldados judíos en el ejército del zar. En 5600 (1840), fue nombrado rabino de la ciudad de Paritch (Parichi, Bielorrusia) en la Rusia Blanca, y más tarde se desempeñó como rabino de la cercana Babruysk (Bielorrusia).

Rabi Hilel solía registrar todo lo que escuchaba de sus rebes y agregar explicaciones. También compuso profundas melodías jasídicas. Sus enseñanzas de la Torá fueron recopiladas en la serie de libros titulada Pelaj HaRimon, en un volumen titulado Imrei Noam, y en otros lugares. Falleció en la ciudad de Kherson en Shabat, el 11 de Av, Shabat Najamu 5624 (1864) y allí yace en su lugar de descanso.

Era común que el Mitler Rebe y el Tzemaj Tzedek enviaran jóvenes al santo jasid Rebe Hilel de Paritch para enseñarles el camino y forma de vida jasídicos e instruirlos en la filosofía jasídica. Rabi Hilel era muy estructurado y ordenado en su enseñanza e invariablemente comenzaba relatando las mismas dos historias a los jóvenes:

Hablaba largo y tendido sobre el justo converso, el conde Potocki, cómo se comportaba con los ayunos y las auto-aflicciones. Los gusanos se arrastraban sobre su cuerpo, y si un gusano caía al suelo, lo recogía y decía: “¡Come mi cuerpo impuro!” Incluso cuando fue encarcelado por el régimen por convertirse al judaísmo, se afligió a sí mismo con todo tipo de auto-mortificaciones. Cuando le condenaron a morir en la hoguera, existía la posibilidad de aligerar su sentencia y salvarlo de la muerte, pero él deseó morir para santificar el Nombre de Di-s.

Rabi Hilel concluyó y explicó que esto fue antes de la revelación de las enseñanzas jasídicas: Jasidut explica la virtud de las mitzvot prácticas, y no afligirse a uno mismo, como dijeron los sabios: “Mejor es una hora de arrepentimiento y buenas obras en este mundo que toda la vida del Mundo Venidero”.

Rabi Hilel también les hablaba del Maharam de Rothenburg, uno de los grandes sabios de la Edad Media. Cierto noble capturó al Maharam, lo encerró en una torre y exigió un gran rescate a la comunidad judía para liberarlo. El Maharam dictaminó desde dentro de la prisión que no debían pagar el rescate, ya que, si lo hacían, todos los nobles capturarían a los rabinos y exigirían grandes sumas para liberarlos. Según las instrucciones, los judíos no cooperaron, y el Maharam de Rothenburg se consumió en prisión desde el 4 de Tamuz de 5046 (1286) hasta el 19 de Iyar de 5053 (1293), cuando falleció.

Pero ese no fue el final. Después de su fallecimiento, el noble continuó exigiendo un gran rescate solo para permitir que su cuerpo fuera enterrado. Los judíos estaban empobrecidos entonces y no tenían los medios para liberar ni siquiera el cuerpo de su rabino, y no fue enterrado hasta el año 5067 (1307). Un hombre adinerado llamado Alexander ben Shlomo arriesgó su vida e intercedió ante el noble, gastando una gran suma para liberar el cuerpo del Maharam y llevarle a un entierro judío.

Después del entierro, el Maharam se acercó al hombre rico en un sueño y le dijo. “Elige para ti una de dos cosas: o tus descendientes tras de ti, hasta el fin de la historia, merecerán riqueza y honor, o morirás inmediatamente y merecerás la vida del Mundo Venidero conmigo en mis aposentos”. El benefactor del Maharam, Alexander ben Shlomo eligió morir y estar con el Maharam en sus aposentos en la otra vida.

Rabi Hilel luego procedió a explicar que esta era la elección correcta antes de que Jasidut fuera revelado en el mundo. Porque, como lo revela el Baal Shem Tov, la virtud de cumplir mitzvot en la práctica en nuestra realidad, en el Mundo de los Vivos, supera con creces la vida después de la muerte. Como dijeron los sabios: “Mejor es una hora de arrepentimiento y buenas acciones en este mundo que toda la vida del más allá”.

A través de estas historias, nos encontramos con Rabi Hilel en uno de sus roles más importantes en la vida: el mashpía jasídico (mentor espiritual), cuya tarea es guiar a sus seguidores al comienzo de su camino como jasidim y más allá. Es una especie de super-educador, que moldea profundamente las almas de los estudiantes y revela capas ocultas dentro de ellos.

En Jabad, Rabi Hilel es recordado como el más grande de los mentores espirituales jasídicos, y su Rebe, el Tzemaj Tzedek, confió mucho en él: cada nuevo joven que buscaba unirse a la comunidad jasídica era enviado al Rebe Hilel para un período de entrenamiento que podía durar meses o incluso años. Solo después de completar su tiempo con Rabi Hilel, el joven era considerado apto para entrar a la presencia del Rebe y recibir de él.

Hay dos tipos de intelecto analizados en la Cabalá. El primera es conocido como “la mente de padre”, mojin deabá (מוֹחִין דְּאָבָּא), correspondiente a la sefirá de sabiduría y la segunda “la mente de madre”, mojin deima (מוֹחִין דְּאִמָא), correspondiente a la sefirá de entendimiento. La mente de sabiduría/padre imparte una chispa de intelecto – una idea seminal-, y la mente del entendimiento/madre la contempla y construye un pensamiento completo y bien formado e incluso en un sistema complejo con innumerables detalles.

Para un jasid – un discípulo seguidor dedicado de un tzadik – el Rebe cumple el papel del intelecto paternal que proporciona nueva inspiración y dirección, y el mashpia asume el papel de la madre que desarrolla y refina las palabras del Rebe. En particular, el mashpia debe desarrollar en el joven jasid el poder de comprensión, tevuná (תְּבוּנָה), un subconjunto de la mente de entendimiento, que absorbe e internaliza la sabiduría del Rebe incluso antes de que él, el jasid, haya continuado profundizando en ella y desarrollándola por él mismo. Las dos historias de Rebe Hilel, con las que comenzó la instrucción preliminar de cada nuevo jasid, proporcionan un paso aún más temprano. Su propósito es distinguir entre la cosmovisión del Jasidut, en la que el estudiante está entrando, y la cosmovisión aceptada y normativa que la precedió.

Ambas historias giran en torno al significado de cumplir con las mitzvot o mandamientos de Di-s. Habitualmente, hay dos tipos generales de “genio” en el judaísmo: el genio de pensamiento (un maskil) y el genio de acción (un oived), que se considera una extensión del corazón y sus facultades emotivas. Curiosamente, en su juventud, Rabi Hilel fue conocido como el “Genio de Jumtz”, famoso por su erudición y talento académico, es decir, por su genio en el pensamiento.

A medida que maduró y se convirtió en un devoto discípulo de los Rebes de Jabad, fue considerado un maravilloso oived o “siervo de Di-s” con un gran corazón, por lo que se convirtió en un “genio de la acción” y se considera que alcanzó el nivel de tzadik, un individuo justo, como se describe en el Tania. El Tzemaj Tzedek, el tercer Rebe de Lubavitch, incluso dijo de él que no había habido un tzadik en acción como él en este mundo ¡durante trescientos años!

Si miramos las palabras del Tzemaj Tzedek (considerándolas históricamente, es decir, comparándolo con el Arizal que vivió 300 años antes que Rabi Hilel), nos daremos cuenta de que lo coloca por encima incluso del Arizal, el Baal Shem Tov y muchas otras figuras sagradas cuando se trata de su “genio de acción”. Esta es de hecho una afirmación sorprendente, pero se alinea bien con las dos primeras historias que impresionaría a sus jóvenes estudiantes. Porque Rabi Hilel entendió que el núcleo del Jasidut, el propósito de todo servicio Divino (avoidá) y toda comprehensión intelectual (haskalá), es facilitar nuestra dedicación y cumplimiento de las mitzvot en esta vida.

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