En nuestro estudio, organizamos los meses según la figura del “Maguén David” (el Escudo de David). El Maguén David es un símbolo importante en el pueblo de Israel y está construido esencialmente a partir de seis puntos: un “Segol superior” de tres puntos, un “Segol inferior” de tres puntos y un punto de unificación en el centro entre los dos Segolim. Cuando se conectan con líneas los seis puntos de los dos “Segolim”, de la manera que se muestra en el dibujo, se obtiene la forma del Maguén David. Obtenemos un hexágono con el punto de unificación en su centro, y a su alrededor, doce áreas de forma triangular. También obtenemos doce nodos donde las líneas se encuentran. Cada nodo corresponde a una de las trece Sefirot, donde la Sefirá de Daat (Conocimiento/Conexión) se corresponde con el centro del hexágono, y cada uno de los triángulos corresponde a una de las potencias del alma, mientras que la Unificación (Ijud) está en el centro.
Los doce meses del año regular se corresponden con las doce áreas que rodean el Maguén David, mientras que el mes de Adar II, el decimotercer mes, corresponde al hexágono en el centro del Maguén David, que lo incluye todo en el secreto de Daat. Daat incluye a todas las Sefirot y también a la Sefirá de Kéter (Corona), que está por encima del gusto y el conocimiento, y la atrae hacia la interioridad. Daat, que es la “unificación” –como en el versículo “Y el hombre conoció a Eva su mujer”–, penetra en todas las potencias del alma y por eso se encuentra en el centro, incluyéndolo todo.
TRIBUS, SENTIDOS Y MESES
Cada una de las doce tribus de Israel simboliza una raíz del alma en el pueblo de Israel, y cada raíz del alma expresa un sentido especial. Por eso, “no se llama ‘Padres’ sino a tres: Abraham, Isaac y Jacob”, porque solo ellos son almas generales y en cada judío se encuentran las cualidades de los Patriarcas. Como se ha dicho, hay un sentido especial correspondiente a cada una de las tribus de Israel y, por consiguiente, no todos son igualmente fuertes en cada uno de los doce sentidos. Por supuesto, hay una inclusión de todos los sentidos en cada persona, pero cada uno tiene un sentido en el que es particularmente fuerte. La misión de cada uno en la vida es desarrollar correctamente el sentido que le pertenece.
Sobre la identificación del sentido y la forma de desarrollarlo adecuadamente, se ha dicho: “Educa al joven según su camino; aun cuando envejezca, no se apartará de él”. Es decir, se debe educar a cada uno según el sentido y la gracia particulares que posee. Siendo así, los meses, los sentidos y las tribus nos sirven como una estructura completa para conocer, aprender y entender todas las cualidades del alma.
Se explica en el “Sefer Ietzirá” (Libro de la Formación) que el orden de los estandartes en el desierto, que acampaban hacia los cuatro puntos cardinales, se corresponde exactamente con el orden de las cuatro estaciones del año:

*ELUL: EL MES DE LA TESHUVÁ Y LA MISERICORDIA*
El mes de Elul es llamado el “mes de la misericordia”. En Elul, más que en cualquier otro momento del año se revelan los 13 atributos de misericordia, cuya acción es despertar en el corazón del judío el deseo de teshuvá.
La persona no siempre percibe de dónde vienen esos pensamientos y sentimientos de retorno. Nuestros Sabios enseñan que en el cielo los querubines proclaman: “¡Retornen, hijos descarriados!”; sin embargo, el judío no escucha esas voces.
El Baal Shem Tov pregunta: ¿por qué proclaman los querubines, si nadie oye? Y explica que, aunque la chispa del alma que se encuentra dentro del cuerpo no oye ese llamado, la raíz del alma —que permanece en lo alto— sí lo escucha. Desde esa raíz desciende una influencia hacia la parte del alma que está en el cuerpo, y eso se manifiesta como pensamientos de teshuvá.
En Elul, esta revelación superior de los 13 atributos de misericordia despierta a la raíz del alma, y de allí fluye una energía al alma encarnada, generando en la persona un anhelo sincero de retornar a Hashem, incluso sin comprender de dónde proviene ese sentimiento.
YO SOY PARA MI AMADO Y MI AMADO ES PARA MÍ
Yo soy para mi amado – Cuando una persona recibe un pensamiento de arrepentimiento (teshuvá), debe aferrarse a él con fuerza y no dejar que ese pensamiento se le “escape”. Debe continuar desarrollando esta idea y despertar cada vez más anhelo, “hasta que la llama se eleve por sí misma”. A veces, cuando se empieza a encender una vela, la llama no prende bien en la mecha y es necesario seguir encendiéndola por un tiempo “hasta que la llama se eleve por sí misma”. Este trabajo de lograr que la llama se eleve por sí misma se llama “Yo soy para mi amado”.
El versículo más famoso que alude al mes de Elul es el del Cantar de los Cantares: “Aní ledodí vedodí lí” (Yo soy para mi amado y mi amado es para mí), cuyas iniciales en hebreo forman el acrónimo ELUL (אלול). En este versículo, primero viene “Yo soy para mi amado”, un movimiento de abajo hacia arriba, desde el alma de la persona que es la novia (kalá), una expresión del anhelo del alma (klot hanéfesh), “Mi alma anhela los atrios de Hashem”, el anhelo del alma por el Santo, bendito sea. Y en proporción al anhelo y al despertar desde abajo, así se atrae desde arriba, desde el Amado celestial, hacia la persona: “y mi amado es para mí”. Como se ha dicho, el comienzo del servicio es de abajo hacia arriba.
Todo esto es diferente del servicio del mes de Nisán, sobre el cual está escrito en el Cantar de los Cantares: “Mi amado es para mí y yo soy para él”. Primero “Mi amado es para mí”, “Se les reveló el Rey de reyes, el Santo, bendito sea, y los redimió”, es decir, una revelación de la Presencia Divina que descendió a las 49 puertas de impureza en las que estaban sumergidos en Egipto, para sacarlos del crisol de hierro de la impureza de Egipto. Inmediatamente después de la revelación desde arriba, fuimos atraídos hacia el Santo, bendito sea: “Atráeme, en pos de ti correremos”. Primero sentimos que Hashem nos atrae e inmediatamente corremos por nosotros mismos tras Él. Hashem solo comienza a atraer un poco y nosotros respondemos de inmediato “en pos de ti correremos”, y sobre esto el Santo, bendito sea, dice: “Recuerdo a tu favor la devoción de tu juventud, el amor de tus desposorios, cuando me seguiste por el desierto, en una tierra no sembrada”.
Y mi amado es para mí – Como se mencionó, en el mes de Elul el orden es inverso: primero hay un movimiento de abajo hacia arriba, “Yo soy para mi amado”, a través de los Trece Atributos de Misericordia que despiertan a la persona, por así decirlo, por sí misma, sin que haya visto la luz de Hashem. Y en proporción al despertar desde abajo, se atrae luego la revelación de arriba hacia abajo, “y mi amado es para mí”, especialmente durante los Diez Días de Arrepentimiento.
“Yo soy para mi amado y mi amado es para mí” – así como las iniciales forman “Elul”, las letras finales de las cuatro palabras hebreas son cuatro veces la letra Yud (י), que tiene un valor numérico de 10, sumando un total de 40. Esto corresponde a los 30 días del mes de Elul y hasta el apogeo de Yom Kipur, el día 10 de Tishrei, que nos expía por nuestros pecados. La emanación principal de arriba hacia abajo está en la palabra “li” (לִי, para mí) = 40. Todos estos asuntos se incluyen en los últimos diez días, los Diez Días de Arrepentimiento, en los que ocurre la principal emanación hacia el corazón de cada persona. La principal revelación, sobre la cual nuestros Sabios interpretaron el versículo “Buscad a Hashem mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano”, ocurre al final de los Diez Días de Arrepentimiento, en la oración de Neilá al final de Yom Kipur, cuando todo se sella: “Séllanos para la vida, oh Rey que deseas la vida”.
Siendo así, primero hay misericordia, y la misericordia despierta a la persona al arrepentimiento, y entonces debe despertar “de abajo hacia arriba”, “Yo soy para mi amado”. Y exactamente en proporción a su espíritu que se eleva de abajo hacia arriba, así se atrae el espíritu “de arriba hacia abajo”, “y mi amado es para mí”. Y la principal emanación ocurre en los Diez Días de Arrepentimiento, y principalmente en Yom Kipur, y sobre todo en la oración de Neilá de Yom Kipur. Hasta aquí fue la explicación simple.
Misericordia y Arrepentimiento
“Hashem es tu sombra a tu diestra” – Hashem es como tu sombra, y el Baal Shem Tov explica que tal como la persona se comporta abajo, así el Santo, bendito sea, se comporta con ella arriba. Este mes es el mes de la misericordia (rajamim), la misericordia del Santo, bendito sea; Hashem se despierta hacia nosotros con el atributo de la misericordia. Si queremos que esta misericordia se revele aún más y obre su efecto de despertar el arrepentimiento en nuestro corazón de manera más intensa, esto también depende de nosotros y de nuestro servicio abajo. Hasta aquí hemos explicado que hay misericordia desde arriba y luego arrepentimiento desde abajo, pero para que la misericordia de arriba se despierte e ilumine también la raíz del alma con mayor intensidad, debemos, con nuestro servicio, atraer esa misericordia hacia nosotros. ¿Cómo? “Y te dará misericordia y tendrá misericordia de ti” – Hashem nos da, en nosotros, el atributo de la misericordia para que nosotros seamos misericordiosos, para que tengamos misericordia de los judíos. Y en la medida en que nos compadecemos unos de otros, así “Él tendrá misericordia de ti”, así Él se compadece de nosotros. Y esto es lo que dicen nuestros Sabios: “A todo aquel que se compadece de las criaturas, se le compadece desde el Cielo”.
Hemos explicado aquí cinco niveles de “ida y vuelta” (ratzó vashov):
- Hashem nos da misericordia.
- Nosotros debemos compadecernos unos de otros.
- Según la medida de nuestra misericordia, Hashem despierta los Trece Atributos de Misericordia arriba.
- Los Trece Atributos de Misericordia despiertan en nosotros un anhelo y un deseo profundo por Él.
- Entonces, “y mi amado es para mí” – la emanación de la Esencia Divina de arriba hacia abajo durante los Diez Días de Arrepentimiento y en Yom Kipur.
El arrepentimiento del mes de Elul es un “arrepentimiento por amor” (teshuvá meahavá), que transforma los “pecados intencionales en méritos”. Este arrepentimiento asciende en el secreto de “Yo soy para mi amado” y esto finalmente atrae “y mi amado es para mí” – la emanación de la Esencia, la unificación, el desposorio completo entre el Novio y la Novia.
Y Su misericordia está sobre todas Sus obras
Siendo así, este es el marco general del mes de Elul, los días de la misericordia, hasta su clímax en Yom Kipur. Principalmente, queríamos entender aquí qué es el servicio de la misericordia, y como cualquier otro atributo, debemos aprender el atributo de la misericordia del propio Santo, bendito sea. Y, en efecto, nuestros Sabios dicen esto precisamente con respecto al atributo de la misericordia: “Así como Él es misericordioso, así también tú sé misericordioso”. Hay un precepto en la Torá de asemejarse a Él: “y andarás en Sus caminos”, que el Rambam (Maimónides) enumera como el octavo precepto positivo. Y como se ha dicho, el atributo principal en el que se nos ordena asemejarnos al Santo, bendito sea, es el atributo de la misericordia, y por eso nuestros Sabios lo expresan específicamente con las palabras “Así como Él es misericordioso, así también tú sé misericordioso”.
18 de Elul – Aprendemos de nuestros Sabios que en el acto de la Creación, el Santo, bendito sea, utiliza por primera vez el atributo de la misericordia. El 25 de Elul fue creado el mundo, y Rosh Hashaná es el sexto día de la Creación –el día de la creación del hombre– y, por consiguiente, la totalidad de la creación del mundo pertenece al mes de Elul. Se explica en los escritos del Arizal que la historia de la creación del mundo, tal como se nos cuenta en la Torá, se llama “rectificación”, la creación del “Mundo de la Rectificación” (Olam HaTikún). Antes de la rectificación hubo un estado no rectificado llamado Tohu (Caos), el “Mundo del Caos” (Olam HaTohu), como en el versículo “Y la tierra era caos y vacío”. “Y la tierra era” – era es tiempo pasado, es decir, que antes de la rectificación la tierra era “caos y vacío”. Así como hay siete días de la Creación relatados en la Torá, así hubo otros siete días que los precedieron: los siete días del Tohu, que comienzan el 18 de Elul, que también forman parte del proceso general de la creación del mundo.
Sobre el proceso de la creación del mundo, el Midrash relata: “Dijo Rabí Tanjumá: el mundo fue creado en su momento oportuno, no era apropiado que fuera creado antes… Dijo Rabí Abahu: de aquí [aprendemos] que el Santo, bendito sea, estuvo construyendo mundos y destruyéndolos hasta que creó a estos [nuestro mundo], y dijo: ‘Este me agrada, aquellos no me agradaron'”.
Halló gracia – Es decir, el Santo, bendito sea, construía un mundo y lo examinaba, y como ese mundo no hallaba gracia a Sus ojos, lo destruía, y así se repetía el proceso hasta que finalmente fue creado el “Mundo de la Rectificación” y halló gracia a los ojos de Hashem y no lo destruyó: “Y Noé halló gracia a los ojos de Hashem”. La historia de Noé es una señal de esto: el Santo, bendito sea, decide destruir el mundo, pero al final hay uno que halla gracia a Sus ojos, y por su mérito el mundo subsiste. Y de nuevo, todos los mundos que el Santo, bendito sea, creó antes de la Creación “no hallaron gracia a Sus ojos” y los destruyó, hasta que llegó el mundo sobre el cual está escrito “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, y halló gracia a Sus ojos y subsistió.
Volviendo al tema: la semana que precedió a la Creación comienza el 18 de Elul y termina el 24 de Elul. El 25 de Elul es el primer día de los siete días de la creación del “Mundo de la Rectificación”, y antes de él hubo siete días del “Mundo del Caos”. Siendo así, cuando nos arrepentimos en el mes de Elul, debemos rectificar en su raíz, desde el 18 de Elul hasta el 24, el Mundo del Caos que fue quebrado.
Según nuestros Sabios, el pecado de David y Betsabé ocurrió el día 24 de Elul, bajo el signo de Virgo, en el séptimo día del Mundo del Caos, el día de Maljut (Realeza) del Caos. Este evento es importante para el pueblo de Israel en general y para el servicio del arrepentimiento en particular, ya que “David no pecó sino para enseñar el arrepentimiento al individuo”.
Tohu y Tikún (Caos y Rectificación)
Explicaremos que los siete días del Mundo del Caos, desde el 18 de Elul hasta el 24 de Elul, se corresponden con las Sefirot de esta manera:
- 18 de Elul – Daat (Conocimiento)
- 19 de Elul – Jesed (Bondad)
- 20 de Elul – Gevurá (Rigor)
- 21 de Elul – Tiferet (Belleza)
- 22 de Elul – Netzaj y Hod (Victoria y Esplendor) – se consideran aquí como una sola Sefirá.
- 23 de Elul – Yesod (Fundamento)
- 24 de Elul – Maljut (Realeza)
Daat, que corresponde al 18 de Elul, fue la primera Sefirá que se quebró en el Mundo del Caos, mientras que Maljut, que corresponde al día 24 de Elul y está relacionada con el Rey David, fue la última en quebrarse. Siendo así, en el séptimo y último día del Mundo del Caos, ocurrió la “ruptura” del pecado de David y Betsabé, cuya rectificación se completó en Yom Kipur. Dicen nuestros Sabios que durante todos esos días David hizo penitencia hasta que en Yom Kipur le fue perdonado, de la misma manera que al pueblo de Israel le fue perdonado el pecado del Becerro de Oro en Yom Kipur, cuando Moisés nuestro maestro descendió del Monte Sinaí con las segundas Tablas.
Para enseñar el arrepentimiento al individuo – Como se mencionó, el pecado de David y Betsabé no es simplemente como parece a simple vista para quien lee las historias del Tanaj que tratan sobre el pecado de David. Sobre esto, nuestros Sabios dicen: “Todo aquel que dice que David pecó, simplemente se equivoca”. Y, sin embargo, se considera un pecado, un pecado interno y sutil cuyo significado debemos profundizar y contemplar. “David no era apto para ese acto, sino [que ocurrió] para enseñar el arrepentimiento al individuo”. Es decir, toda esta historia que Dios orquestó está en el nivel de “terrible en Sus obras para con los hijos de los hombres”.
Y de nuevo, a veces parece que el Santo, bendito sea, trama intrigas contra las personas para hacerlas caer en el pecado, y tiene en ello un pensamiento oculto y secreto que no somos capaces de entender, como en la afirmación de nuestros Sabios: “David no era apto para ese acto, sino para enseñar el arrepentimiento al individuo”. Y, en efecto, del Rey David aprendemos que cualquiera puede retornar en arrepentimiento completo, y no hay nada en todo el mundo que se interponga ante el arrepentimiento.
Para enseñar el arrepentimiento a la comunidad – También sobre el pecado del Becerro de Oro, nuestros Sabios dijeron una afirmación similar: “Israel no era apto para ese acto, sino para enseñar el arrepentimiento a la comunidad”. Del pecado del Becerro de Oro aprendemos que la comunidad puede arrepentirse y, como se dijo, a Israel le fue perdonado el pecado del Becerro de Oro cuando Moisés descendió del Monte Sinaí en Yom Kipur. Siendo así, el pecado del Becerro de Oro vino a enseñar el arrepentimiento a la comunidad, mientras que el pecado de David y Betsabé vino a enseñar el arrepentimiento al individuo.
Y de nuevo, cada individuo puede arrepentirse y ser aceptado en su totalidad, como el Rey David, cuyo arrepentimiento no solo fue aceptado, sino que también se le dio una “casa fiel en Israel” y de él está destinado a salir el Rey Mesías. Y, en efecto, esto es lo que cada uno debe aprender de David: que “no hay nada que se interponga ante el arrepentimiento”, y que no importa lo que uno no haya hecho o a dónde no haya llegado, de él puede salir el Mesías. Y está escrito que el Mesías viene para hacer que el mundo entero se arrepienta, y en particular, el Mesías está destinado a “hacer que los justos se arrepientan”. Según la parte revelada de la Torá, el Rambam (Maimónides) dictamina al final de su obra: “Al final, Israel se arrepentirá e inmediatamente serán redimidos”. Siendo así, todo depende del arrepentimiento, única y exclusivamente del arrepentimiento. “Arrepentimiento inmediato, redención inmediata”, como dice el dicho del Rebe Anterior.
De la Creación a la Acción
Hemos explicado que en el mes de Elul hay siete días de Caos (Tohu), que también son parte del proceso de la creación del mundo. Añadiremos y explicaremos que el mes de Elul en su totalidad es el secreto del proceso de la Creación. Dicen nuestros Sabios, y lo trae Rashi al principio de su comentario sobre la Torá: “Creó Elohim – y no dice ‘Creó Hashem’, porque al principio surgió en el pensamiento crearlo con el atributo del Juicio (Midat HaDin), pero vio que el mundo no podría subsistir, así que antepuso el atributo de la Misericordia (Midat HaRajamim) y lo asoció con el atributo del Juicio. A esto se refiere lo que está escrito: ‘el día en que Hashem Elohim hizo tierra y cielos'”. Siendo así, de aquí vemos que todo el mes de Elul es el “mes de la misericordia”, porque el mes de Elul es el mes de la Creación, y la interioridad de la Creación depende de la misericordia.
Un mundo en miniatura – Por eso también en nosotros, el mes de Elul, cuyo sentido especial según el Sefer Yetzirá es el sentido de la Acción (Asiá), es el mes de la creación y la rectificación de los mundos, y esto depende del atributo de la misericordia. La persona misma es un “mundo en miniatura” y necesita crear, hacer y rectificarse a sí misma. Crearse a sí mismo (livró) es como “sanarse” a sí mismo (lehavrí), y hacerse a sí mismo (laasot) es rectificarse, ya que en todo lugar en la Torá “hacer” (asiá) es una expresión de rectificación: “…que creó Dios para hacer” – Él creó y nosotros debemos hacer, rectificar. Las palabras principales escritas en la Torá en el contexto de la creación del mundo son “creación” (briá) y “acción/hacer” (asiá): “Estas son las generaciones de los cielos y de la tierra al ser creados, el día en que Hashem Elohim hizo tierra y cielos” – primero la expresión de creación y luego la expresión de acción.
Lo primero sobre lo que se escribe la expresión “creación” son los cielos, “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, y asimismo, lo primero sobre lo que se escribe la expresión “acción/hacer” son también los cielos, “E hizo Dios el firmamento… y llamó Dios al firmamento cielos“. Siendo así, el proceso principal de la Creación es ir de la creación a la acción, y en esto hay profundos secretos. Y de nuevo, en el servicio del hombre, creación es sanarse a sí mismo, mientras que acción es rectificarse a sí mismo. Siendo así, la creación es todavía principalmente el atributo del Juicio, el nombre Elohim, mientras que la acción es principalmente el atributo de la Misericordia, el nombre Hashem (Y-H-V-H). Por eso, el nombre Hashem se menciona por primera vez en la Torá en el contexto de la acción: “el día en que Hashem Elohim hizo tierra y cielos”. Y de nuevo, el nombre de la Misericordia está junto a la acción, mientras que el nombre del Juicio está junto a la creación.
Endulzar el Juicio
Siendo así, la rectificación del mundo depende de asociar la misericordia con el juicio y de anteponer la misericordia al juicio, y de esta manera la misericordia endulza el juicio, y entonces el juicio asciende a un nivel cada vez más elevado. Este es el secreto de la precedencia del mes de Elul, el mes de la misericordia, y después los días del Juicio, Rosh Hashaná y los Días Terribles. Y como se mencionó, anteponemos los días de la misericordia a los días del juicio, tal como hizo el Santo, bendito sea, en el acto de la Creación: ya que primero surgió en el pensamiento crear el mundo con el atributo del Juicio, porque la creación es principalmente juicio. Pero cuando el Santo, bendito sea, vio que el mundo no podía subsistir con el juicio, asoció con él el atributo de la misericordia y lo antepuso al atributo del juicio. Cuando se antepone la misericordia al juicio, el juicio mismo se convierte en verdad, “un juicio verdadero en su máxima expresión”, y por eso aprendemos que el mes de Tishrei es el mes de la Verdad. Ya no es un juicio en el sentido de contracción y ocultamiento de la Divinidad, sino un juicio en el sentido de fortalecimiento e intensificación en la Divinidad. Siendo así, en este mes debemos asemejarnos al Santo, bendito sea: crear y hacer, sanar y rectificar. Cuando hablamos de creación y salud (briá u’briut), hablamos de la salud del cuerpo y la salud del alma. Cuando la persona está sana en su cuerpo y en su alma, entonces es capaz de servir a Dios, como dictamina el Rambam (Maimónides): “Mantener el cuerpo sano y completo es uno de los caminos del servicio a Dios”. Y de nuevo, creación es salud, mientras que acción son los preceptos prácticos: la rectificación del mundo.
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