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CARTA DEL RAV PARA ROSH HASHANÁ 5768, EXPLICADA SEGÚN LA CABALÁ Y EL JASIDUT
LA PERCEPCIÓN HOLOGRÁFICA DE LA REALIDAD
PARASHÁ NITZAVIM: ELEGIR LA VIDA
RODH HASHANÁ, UN NUEVO NACIMIENTO
SHIUR DE ROSH HASHANÁ: EL NACIMIENTO DE LA VOLUNTAD
*JUDAÍSMO PARA TODOS*
*📖 CABALÁ Y JASIDUT DE LA PARASHÁ NITZAVIM*
*🌍En vivo desde ARGENTINA*
🗓*MIÉRCOLES 24 ELUL 5785 – 17 SEPTIEMBRE 2025*
🕘*19:00 HORAS DE ARGENTINA*
🕘 *2:00 HORAS DE ISRAEL
*📖Con el Rabino Jaim Frim*
MATERIAL DE ESTUDIO
Rosh Hashaná es como un nuevo nacimiento. Es un día de trabajo general, una esencia condensada a partir de la cual crecerá, florecerá y se desplegará todo el año que viene para bien. En Rosh Hashaná, Dios, bendito sea, se retira hacia Su interior, por así decirlo, al lugar donde Él se examina e incluso se evalúa a Sí mismo, y también permite a Israel, Su pueblo santo, reunirse con Él en lo más íntimo para irradiar desde allí una luz nueva que nunca antes ha brillado.
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CARTA PARA ROSH HASHANÁ 5786
B’SD
Víspera de Rosh Hashaná 5786
A todos los hijos e hijas de Israel, dondequiera que se encuentren: ¡Una bendición de un año bueno y dulce, una buena inscripción y un buen sello!
En cada Rosh Hashaná se renueva la vitalidad Divina en la Creación, con una “luz nueva” como nunca antes existió[1].
El año que llega para bien es el año cinco mil setecientos ochenta y seis de la creación del mundo, 5786 (ה’תשפ”ו). Meditemos en el significado del año, como es costumbre encontrar signos y alusiones buenas en el número del año, תשפ”ו (786, según la “cuenta menor”, sin los miles).
Fructifiquen y Multiplíquense
El año 5786 (תשפ”ו) (taf shin pei vav) es el acrónimo de תהא שנת פרו ורבו (Tihié Shnat Prú Urbú – Que sea un año de “fructifiquen y multiplíquense”). “Fructifiquen y multiplíquense”[2] es la primera mitzvá (precepto) de la Torá, dicha a Adán y Eva en el mismo día en que fueron creados, el sexto día de la Creación, que es Rosh Hashaná[3] (el 1 de Tishrei, cuyas letras son las mismas que Bereshit, “En el principio”[4]; la creación del hombre le da significado a toda la Creación, desde el punto inicial de la misma).
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LA PERCEPCIÓN HOLOGRÁFICA DE LA REALIDAD
Shofar (שופר) = 586 = Adam (אדם) + Israel (ישראל)
Rosh Hashaná revela la unión entre Torá y ciencia: el shofar despierta tanto el alma como las leyes cósmicas de la creación .
RABINO ITZJAK GINSBURGH
¿Qué significa ser creado a los veinte años? ¿Cuál es el significado de tener veinte años si no has pasado por esos veinte años de crecimiento y maduración como cualquier otra persona?
Explora la sorprendente conexión entre la sabiduría mística de Rosh Hashaná y la ciencia de vanguardia. Descubre una percepción holográfica de la realidad, donde cada parte contiene el todo, desde el universo hasta la conciencia humana. Descifra cómo el secreto del Shofar revela las dimensiones fundamentales de tiempo, espacio y alma, uniendo la física con la Cabalá. Una meditación profunda para renovar tu visión del mundo y recibir el nuevo año.
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Rosh Hashaná es como un nuevo nacimiento.
Es un día de trabajo general, una esencia condensada a partir de la cual crecerá, florecerá y se desplegará todo el año que viene para bien. En Rosh Hashaná, Dios, bendito sea, se retira hacia Su interior, por así decirlo, al lugar donde Él se examina e incluso se evalúa a Sí mismo, y también permite a Israel, Su pueblo santo, reunirse con Él en lo más íntimo para irradiar desde allí una luz nueva que nunca antes ha brillado.
Un año nuevo es como un niño nuevo: un alma nueva que desciende del tesoro oculto de Dios, creada ex nihilo (de la nada) por el poder del Infinito que se revela en sus padres, quienes la traen al mundo. Los “signos” (simanim) que hacemos en Rosh Hashaná son una especie de “código genético” para el año nuevo que nacerá de la “semilla” del trabajo espiritual de Rosh Hashaná.
En el año 5786 —Tehé Shnat Prú Urbú (Que sea un año de “fructifiquen y multiplíquense”)— hay un énfasis especial en el nacimiento y la renovación. La publicación de esta semana comienza con una carta especial del Rabino sobre los signos del nuevo año y continúa con artículos que tratan sobre la reunión con Dios en el lugar más íntimo, la profundidad de la mitzvá de “fructifiquen y multiplíquense” y, en general, sobre el servicio espiritual de Rosh Hashaná. Todo nos invita a mantenernos firmes y preparados para el nuevo año. ¡Ktivá veJatimá Tová para un año bueno y dulce!
Parashat Nitzavim
¿Cómo elegir la vida?
RABINO STENISALTZ
La Parashat Nitzavim nos recuerda una y otra vez la necesidad de elegir entre el bien y el mal, la bendición y la maldición: “La vida y la muerte he puesto delante de ti, la bendición y la maldición; escogerás, pues, la vida” (Deuteronomio 30:19). El mandamiento de elegir la vida nos enfrenta a una pregunta compleja: ¿Qué es una bendición y qué es una maldición? Detenernos en esta pregunta nos revelará que el límite entre ambos conceptos no es nítido ni claro en absoluto. A menudo, lo que en tiempo real nos parece una bendición puede revelarse más adelante como una maldición, y viceversa.
Hay una historia conocida sobre un capitán de barco que vio unos bultos flotando junto a su navío. Por curiosidad, los recogió, pero como apestaban todo el barco, los arrojó de vuelta al mar. Su tragedia fue que no sabía que esos bultos eran “ámbar gris”, una sustancia que se origina en el estómago de los cachalotes y que, tras un procesamiento adecuado, sirve como una materia prima importante y muy valiosa en la industria de la perfumería. Aquel capitán arrojó al mar un objeto de inmenso valor sin saber lo que valía…
La historia presenta el problema de forma contundente: lo que nos parece un desecho puede ser un tesoro y, del mismo modo, lo que podría considerarse un tesoro acaba revelándose como una pesada carga. El principio fundamental es que la forma en que miramos lo que nos sucede a nuestro alrededor determina en gran medida el grado de bendición o maldición con el que nos encontramos.
Najum Ish Gam Zu, quien decía sobre todo lo que le ocurría “Esto también es para bien”, es una representación óptima de esta forma de ver las cosas. No se trata de ignorar la realidad o de un optimismo ingenuo, sino de la capacidad de ver el potencial latente incluso en situaciones que parecen insoportables. Una persona puede vivir una vida plena y significativa aun cuando las circunstancias de su vida parezcan una maldición a los ojos de quienes le rodean; todo depende de su capacidad interna para descubrir el bien oculto.
Esta es la elección fundamental que cada persona enfrenta cada día de nuevo. El significado principal de “escogerás, pues, la vida” es, por lo tanto, la dedicación al proceso de descubrir el bien verdadero. Tal proceso requiere trabajo sobre nosotros mismos, paciencia y la disposición a invertir en la comprensión profunda de lo que nos sucede. Solo así podremos llegar al verdadero sabor de la vida y reconocer la bendición que se encuentra en todo lugar donde la vida late.
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SHIUR DE ROSH HASHANÁ: EL NACIMIENTO DE LA VOLUNTAD
B’SD
¡Shaná Tová para todos! Nos encontramos en la víspera de Rosh Hashaná 5786, el “Día del Juicio” y la “cabeza” de todo el año. Más allá de los rezos, la cena festiva y los hermosos símbolos, ¿cuál es la avodá (el servicio espiritual) interior de este día? ¿Qué estamos tratando de lograr en lo más profundo de nuestra alma?
Rosh Hashaná no es simplemente el aniversario de la creación del universo, sino específicamente, el aniversario de la creación de Adam, del Ser Humano. Es el día en que la Creación adquirió su propósito. Por lo tanto, Rosh Hashaná es el día en que nosotros redefinimos y renovamos nuestro propio propósito en el mundo.
Podemos entender el trabajo del día a través de tres conceptos centrales: El Juicio (Din), La Soberanía (Maljut) y El Despertar (el Shofar).
1. EL JUICIO: UN ESPEJO, NO UNA ESPADA
La idea de que Rosh Hashaná es el “Día del Juicio” a menudo evoca temor. Imaginamos un tribunal celestial evaluando nuestros errores. Pero en la dimensión interior, el juicio de Rosh Hashaná no es primordialmente un acto de acusación, sino un acto de claridad.
Es el día en que Dios, por así decirlo, nos sostiene un espejo y nos pregunta: “¿Quién eres, un año después? ¿Estás viviendo la vida para la que tu alma descendió a este mundo?”. Es un חשבון הנפש (Jeshbón HaNefesh), una “contabilidad del alma”. No para castigarnos, sino para darnos la oportunidad de vernos con honestidad. El juicio es una bendición porque sin un diagnóstico claro, no puede haber una verdadera curación.
La avodá aquí es aceptar la verdad sin excusas. Pararnos delante de Dios con humildad, como vimos en la plegaria de Iaacov (“Katonti“, “soy pequeño”), reconociendo que todo lo que tenemos es un regalo, y evaluar honestamente si hemos usado esos regalos para el propósito correcto.
2. LA SOBERANÍA: CORONAR A DIOS COMO REY
Este es el tema central de las plegarias de Rosh Hashaná: proclamar la Soberanía de Dios (Maljut). ¿Qué significa esto en la práctica?
Coronar a un rey significa aceptar su voluntad como la ley suprema. El trabajo de Rosh Hashaná es tomar nuestro “yo”, nuestro ego, con todos sus deseos, anhelos y planes, y subordinarlo conscientemente a una Voluntad superior. Es pasar de la pregunta “¿Qué quiero yo de la vida?” a la pregunta “¿Qué quiere la vida (es decir, Dios) de mí?”.
Este es el secreto del Keter Elión (la Corona Suprema) que vimos asociado al año 5786. El Keter es la voluntad. En Rosh Hashaná, no solo reconocemos que Dios es el Rey; lo coronamos activamente. Esto lo hacemos al tomar la decisión fundamental de que en el año que comienza, Su voluntad será nuestra guía. Es un acto de Bitul (auto-anulación), de hacer espacio para que una realidad más grande opere a través de nosotros.
3. EL SHOFAR: EL SONIDO DEL ALMA DESNUDA
Si el Juicio es el diagnóstico y la Soberanía es la decisión, el Shofar es la acción que lo sella todo. El sonido del Shofar es un grito simple, sin palabras. ¿Por qué?
- Es la voz del alma: Las palabras pertenecen al intelecto, pueden argumentar, justificar, racionalizar. El grito del Shofar emana de un lugar más profundo, del punto esencial del alma que nunca dejó de estar conectado a Dios, sin importar los errores que hayamos cometido. Es la expresión pura de nuestro deseo de retornar.
- Es el sonido de la coronación: Antiguamente, los reyes eran coronados con el sonido de trompetas. Al tocar el Shofar, estamos llevando a la práctica nuestra aceptación de Su soberanía.
- Es un llamado a despertar: Como escribió Maimónides, el Shofar nos dice: “¡Despierten, durmientes, de su letargo!”. Nos sacude de la rutina, del piloto automático en el que vivimos gran parte del año, y nos obliga a estar presentes.
Conclusión: Nacer de Nuevo
Rosh Hashaná es el nacimiento del mundo porque es el momento en que nace una nueva voluntad dentro de nosotros. Al vernos con honestidad (Juicio), alinear nuestro propósito con el de nuestro Creador (Soberanía) y expresar nuestro anhelo esencial de conexión (Shofar), creamos un “código genético” espiritual para todo el año.
Una meditación práctica: Cuando escuches el Shofar este año, cierra los ojos. Con cada sonido, intenta enfocarte en una de estas ideas.
- En la Tekiá (el sonido largo y sostenido), visualiza cómo colocas una corona sobre Dios, aceptándolo como el Rey de tu vida, de tus pensamientos, de tus palabras y de tus acciones para el 5786.
- En la Teruá (los sonidos entrecortados y alarmantes), siente el llamado a despertar de tu rutina y a re-evaluar tus prioridades.
- En los Shevarim (los sonidos quebrados), siente el suspiro de tu alma que anhela retornar y sanar sus fracturas.
Que todos tengamos el mérito de hacer este trabajo interior y, como resultado, ser inscritos y sellados para un año bueno y dulce, un año de vida, bendición y revelación.




