LO BUENO DE AV

El Bien Oculto

Según la Cabalá, cada mes del año fue creado con una letra especial, y la letra del mes de Menajem-Av es la Tet (valor numérico de 9). De hecho, la fecha significativa de este mes es el nueve de Av, Tet en el mes. Parece, entonces, que la letra Tet no anuncia buenas noticias. ¿Es esto realmente así? Después de todo, el Santo, Bendito Sea, es bueno y otorga bondad a todos, “Nada malo desciende de arriba”, entonces, ¿cómo podría ser que el mes fue creado desde el principio para el mal? Dios no lo quiera.

De las palabras de los Sabios, aprendemos que la letra Tet significa bien, así como su primera aparición en la Torá es en las palabras “la luz, que era buena”. Esto explica por qué en los Diez Mandamientos escritos en las primeras tablas, que estaban destinadas a romperse, la letra Tet no aparece. En las segundas tablas está escrito “para que te vaya bien (itav, con una Tet)” (ver Bava Kama 54b). ¿Qué pasó con esta bondad en el mes de Av?

Hay un bien revelado y hay un bien oculto. El Zohar explica que la letra Tet significa “su bondad está oculta dentro de ella”, y así la forma de la letra Tet converge hacia adentro, como si apuntara a una gota oculta en su interior. Hay un bien simple, un bien que desde el primer momento es revelado y brillante, pero la letra Tet apunta a un bien más profundo, que precisamente debido a su intensidad está inicialmente oculto y no es aparente. El mundo aún no está maduro para recibirlo tal como es, y debe ser ocultado bajo una cubierta oscura.

Este es el bien del mes de Av. En cada Rosh Jodesh oramos, “Renueva para nosotros este mes para bien y para bendición”, pero en el mes de Av hay un tipo de bien único. Al principio del mes, el bien está oculto, y la ocultación se hace más fuerte hasta el nueve de Av. El nueve de Av, la letra Tet se completa, y a partir de este punto, el bien comienza a ser revelado y a brillar, hasta la alegría del Shabat Najamú y el quince de Av.

Cómo Disminuir en Alegría

¿Dónde podemos sentir el bien oculto incluso antes de que se revele? “Cuando entra Av, disminuimos en alegría”. Pero no dejes de sonreír. “Servid a Dios con alegría” incluso en el mes de Av e incluso en Tishá B’Av. El exilio fue porque “no serviste a Hashem tu Dios con alegría y con buen corazón”, y los grandes cabalistas y maestros jasídicos advirtieron fuertemente contra la tristeza durante todo el año.

La alegría, sin embargo, aparece en diferentes manifestaciones. “Cuando entra Adar, aumentamos en alegría” – esta es una alegría que crece y se multiplica en cantidad, rompe límites, se expande y arrastra a todos al círculo. Pero cuando entra Av, la alegría disminuye en cantidad, pero no desaparece. “Disminuimos en alegría” – reducimos la cantidad de alegría (como se expresa en las leyes de luto por la destrucción del Templo). Se ‘comprime’ en sí misma, “su bondad está oculta dentro de ella”, hasta que logramos la cualidad concentrada de la alegría.

El punto cualitativo de la alegría es la fe. Cuando todas las luces se apagan, cuando todo parece fallar y ser malo, malvado y amargo y deprimente, cuando parece que no hay nada por lo que alegrarse – nos animamos y recordamos que el Dios bueno está con nosotros en cada situación. Incluso si hemos descendido a las profundidades más bajas, “Si hago mi cama en las profundidades, he aquí, Tú estás allí” – Tú mismo, el Santo, Bendito Sea, estás aquí conmigo. Esta es la fe plantada en cada judío, y esta fe por sí sola vale una alegría infinita. “El tzadik vivirá por su fe” y se regocijará, porque el tzadik no depende de la abundancia cuantitativa sino del punto cualitativo del bien, “Mejor es lo poco del tzadik“.

Cumpleaños

Si es así, el trabajo interior del mes de Av es disminuir la alegría, lo que significa concentrarla, enfocarse en el punto cualitativo de la alegría, regocijarse en la fe. Esta dirección se alinea con otra interpretación en el Jasidut de “disminuir la alegría” – disminuimos todas las cosas indeseables a través de la alegría, una alegría interior en Dios.

Al comienzo del mes, uno no debe desviar la atención del luto por la destrucción. Es decir, uno no debe dirigir la alegría a las capas relativamente externas, sino más bien “servir a Dios con alegría” dentro de sus corazones. Así, los primeros nueve días del mes se convierten en “nueve meses de gestación” concentrados, como un embarazo en el que algo bueno se desarrolla en el interior, “su bondad oculta dentro de ella”.

El proceso culmina en el mismo Tishá B’Av, cuando la letra Tet se completa, apuntando al bien dentro de ella, y llega el momento del nacimiento: “En el nueve de Av, nace el Mashíaj” – ¡la mejor y más alegre cosa que nos sucederá!