ENVÍA A LA MADRE Y TOMA AL HIJO

“Enviar enviarás a la madre y tomarás a los hijos”.

[Devarim-Deuteronomio 22:7]

שַׁלֵּחַ תְּשַׁלַּח אֶת הָאֵם וְאֶת הַבָּנִים תִּקַּח לָךְ”

Sholeaj tishlaj et haem veet habanim tikaj laj”

En los libros de jasidismo se ha explicado aquí algo fundamental para el servicio a Dios: La madre es la causa que provocó el acto, y los hijos son el resultado, el acto en sí. Muchas veces cuando una persona está en duda sobre qué camino tomar, si se debe hacer algo en particular, utiliza las señales de la Divina Providencia, una “causa” determinada que está provocando que lo haga, porque entendió que le fue enviada para que vaya en la dirección que le está mostrando.

Por ejemplo, una persona no sabe a qué lugar ir a vivir, donde poder enseñar y difundir judaísmo, tiene buenas razones para estar en diferentes lugares, y en determinado momento le ofrecen un trabajo en un lugar determinado. Este es un motivo externo y “te dejas llevar por el motivo”, fluye con él… Esta es una buena manera de elegir, pero después de que el motivo cumplió su tarea, “enviar enviarás a la madre”. Deja la causa y concéntrate en lo principal, “y tomarás a los hijos”. ¡Ahora tienes un camino y un objetivo claro, buena suerte!

En todo el Tanaj, Torá-Profetas-Crónicas, la palabra הָאֵם, haem, “la madre” [en esta forma] está escrita solo en el caso de este precepto de shiloaj haken, alejar a la madre y tomar a sus pichones del nido, una señal de que alejamos a la madre a su suerte y no podremos encontrarla nuevamente

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