Rabi Kalonymus Kalman Shapira de Piaseczno nació el 19 de Iyar de 5649 en Grodzhisk Mazowiecki, Polonia, siendo su padre, Imrei Elimelej de Grodzhisk. Llamado así en honor a su bisabuelo materno, el renombrado Maor VaShemesh, era descendiente de una familia distinguida, que incluía a Rabi Elimelej de Lizhensk, el Jozé de Lublin y el Maguid de Kozhnitz.
Cuando tenía tres años su padre falleció. En 1905 se casó con Rajel Jaia Miriam, hija de su sobrino el Gran Rabino Ierajmiel Moshe de Kozhnitz. Ella lo ayudó a preparar sus conferencias y libros, incluso agregando sus propias ideas. La pareja tuvo dos hijos: un hijo, Elimelej Ben Zion, y una hija, Rejil Yehudis. Todos perecieron en el Holocausto. Rabi Kalonymus Kalman fue famoso por sus libros, “Jovat HaTalmidim” y “Eish Kodesh”, y por su personalidad inspiradora y agudeza educativa. Rabi Kalonymus Kalman fue asesinado durante el Holocausto el 4 de Jeshván de 5703 (1943).
Cuando era joven, Rabi Israel Kihan solía ir a ver a Rabi Kalonymus Kalman para Shabat. Setenta años después, todavía recordaría las oraciones y melodías jasídicas en la corte de Rabi Kalonymus y el rostro amoroso e iluminado del Rebe. Como un verdadero jasid, Rabí Israel absorbió la imagen de su Rebe en su alma, y se convirtió en su motor interno a lo largo de su vida. “La imagen del Rebe Kalonymus estuvo ante mis ojos durante toda la guerra. Sin él, no habría sobrevivido”, dijo. Las siguientes son dos historias contadas por Rabi Israel sobre su amado Rebe.
Inmersión en Fuego
Era la festividad de Shavuot en el gueto de Varsovia. Los judíos, quebrantados y desanimados, se esconden en los sótanos y bajo las ruinas de las casas. Se corre la voz de que en un refugio en particular el Rebe está celebrando un farbrenguen, una reunión jasídica. Los judíos se reúnen y, después de algunas melodías, el Rebe habla con gran emoción sobre la entrega de la Torá que se renueva cada año, incluido este año, como si el mundo exterior no hubiera sido destruido. El Rebe se centra en prepararse para la nueva revelación de la Torá.
Antes del amanecer, el Rebe comienza a hablar sobre la inmersión en una mikve en Shavuot, en preparación para la nueva Torá. Para sorpresa y consternación de los jasidim, el Rebe se levanta para salir del sótano y sumergirse en la mikve. La mikve está cerrada y está bastante lejos. Para llegar allí es necesario caminar por las calles, y eso es absolutamente peligroso para la vida. Los nazis prohibían caminar con otra persona durante el día. Por la noche, estaba completamente prohibido.
Los jasidim le rogaron al Rebe que no fuera, pero el Rebe se mantuvo firme. Estaba decidido a sumergirse en la mikve. Era imposible disuadirlo. El Rebe, ardiendo con el fervor de la mitzvá salió sin miedo. Los jasidim vieron su gran confianza en Dios y su fe ardiente y se unieron a su Rebe.
Caminaron rápido, en silencio, y llegaron a la mikve. El Rebe abrió la puerta, entró rápidamente, se sumergió y volvió a subir a la entrada. Otro jasid logró sumergirse en el agua cuando de repente el grupo escuchó que se acercaba una motocicleta. Claramente, la muerte estaba en la puerta. Pasarían solo unos segundos antes de que recibieran la Torá… en el Cielo. El Rebe logró salir y cerrar la puerta. Un oficial alemán se bajó de su motocicleta y gritando apuntó con su arma al grupo. Todos se pararon cerca del Rebe. El oficial entendió quién era el líder del grupo y corrió hacia ellos con su arma apuntando al Rebe. Pero cuanto más se acercaba más perdía su confianza. Finalmente, bajó su arma y gritó: “¿Qué hacen los judíos aquí en medio de la noche?”. El grupo se dispersó rápidamente.
¿Dónde está el Rebe?
Los alemanes utilizaban a los judíos como esclavos en sus fábricas, hasta que se agotaban sus fuerzas, y entonces los trasladaban a campos de exterminio. El Rebe Kalonymus fue llevado del gueto a una fábrica de zapatos que servía al ejército alemán. La luz del Rebe incluso penetró en los corazones de los no judíos y el supervisor de la fábrica entendió que había un “buen judío” entre sus esclavos. Decidió protegerlo a él y a su grupo. Cada tantos días venían los nazis a llevarse a un grupo a la muerte. El supervisor, sin embargo, protegería al Rebe y su grupo diciendo que eran buenos trabajadores. Durante unos meses el grupo trabajaba y también servía a Dios dirigido por el Rebe Kalonymus.
Un día, el supervisor no estaba en el trabajo, los alemanes vinieron y se llevaron al Rebe y a su grupo a un campo de exterminio cerca de Lublin. Al día siguiente el supervisor vino a ver al “buen judío” y descubrió que se los habían llevado. Decidió ponerse en peligro para tratar de salvar al Rebe. Como trabajador al servicio del Reich, pudo utilizar su permiso de viaje para llegar al campo de exterminio. Encontró judíos que ya estaban desnudos en camino a su muerte. Identificó a “su” grupo, pero no vio al Rebe entre ellos. “¿Dónde está el buen judío?” les preguntó. Los jasidim se llenaron de miedo al ver que el Rebe no estaba con ellos. “Estaba aquí”, dijeron asombrados. En ese momento llegó la orden y el grupo avanzó hacia su muerte, sin el Rebe…
Cuando Rabi Israel terminó de contar esta historia, dijo: “Cada persona puede pensar lo que quiera”.
“¿Qué opinas?” preguntó uno de sus oyentes.
A Rabi Israel le costó mucho responder y luego sus ojos se llenaron de lágrimas. Con voz temblorosa, dijo: “Aquellos que conocieron al Rebe saben que los malvados no pueden dañar su cuerpo sagrado. Seguramente ascendió al Cielo en una tormenta…”