Elul no es solo el mes pre-festivo. Si te saltas Elul y no le prestas ninguna atención especial, es posible que de repente te encuentres poco preparado en Rosh Hashaná. Así como el viernes prepara para el próximo Shabat, también Elul, el sexto mes desde Nisán, es una preparación esencial para el séptimo mes de Tishrei en particular, y para el próximo año en general.
Yo soy para mi amado
Es un hecho bien conocido que las iniciales de la frase, “Yo soy para mi Amado, y mi Amado es para mí” (אֲנִי לְדוֹדִי וְדוֹדִי לִי) deletrean “Elul” (אֶלוּל). Esto significa que es un momento apropiado para despertarnos y acercarnos a Dios. Si “estoy para [es decir, hacia] mi Amado” haciendo teshuvá (arrepentimiento) y buenas obras, entonces, “mi Amado [estará] para mí”. Un hecho menos conocido es que el resto de la alusión es que las letras finales de esa misma frase son cuatro letras iud (י), que insinúan los cuarenta días (4 veces 10, el valor numérico de iud) de compasión y perdón que comienzan el primer día de Elul y concluyen en Iom Kipur, cuando “Yo” y “Mi Amado” se unen como uno solo. Estos fueron los últimos cuarenta días que Moisés pasó en el Monte Sinaí, al final de los cuales descendió con las segundas Tablas del Pacto.
Esta alusión nos lleva a la letra con la que se creó el mes de Elul, que, en efecto, es la letra iud, en cuyo sendero nos adentraremos ahora hacia el mes venidero.
Búsqueda del alma
En el verso “Yo soy para mi Amado y mi Amado es para mí”, todo comienza con “Yo”. El mes de Elul es el mes más apropiado para hacer un examen de conciencia personal y tratar de presentar nuestro “balance” personal hacia el final del año judío. Sin embargo, más allá de todas nuestras cuentas personales – con respecto a lo que hemos hecho durante el último año – podemos descubrir que nos hemos perdido en el recuento general… hay tantas cosas con las que nos hemos ocupado, nos hemos dispersado en todas direcciones, pero ¿dónde estábamos realmente?, ¿dónde está nuestro “yo”? La tarea urgente de Elul es encontrar nuestro “yo” perdido, rehabilitar nuestra personalidad y llevarla a un renovado encuentro con Dios, “Yo soy para mi Amado”. Pero ¿cómo hacemos eso?
Huir a una Ciudad de Refugio
En los escritos jasídicos se explica que Elul es como una “ciudad de refugio” temporal dentro del ciclo del año.[1] ¿Qué es una ciudad de refugio? Cuando alguien comete un homicidio involuntario, está obligado a huir de su lugar habitual y llegar a una ciudad de refugio, donde ahora debe establecerse. Fuera de la ciudad de refugio, vive temiendo por su vida (expuesto a posibles lesiones y muerte a manos del “vengador de la sangre”). Así es como cada uno de nosotros debería sentirse, en cierta medida, cuando llega el mes de Elul. Miramos en todas direcciones en estado de shock: Oh, Dios mío, ¿qué he hecho? ¿A quién he (casi) matado? A mí mismo. Debo encontrarme inmediatamente un espacio protegido donde pueda esconderme, renovar mi forma de vida adecuada y redescubrir mi verdadero yo.
Nuestro Origen: Nuestra Ciudad de Refugio
Pero, ¿dónde está la ciudad de refugio del alma? Necesitamos llegar a la raíz del alma. Hay un verso que dice: “Huye a tu lugar”[2] – es decir, al punto de partida inicial. Este punto está representado por la letra iud, la más pequeña de todas las letras del alef-bet, cuya forma es exactamente como un punto concentrado. Uno podría hacer un ejercicio de “imaginación guiada”: comenzar por despojarnos de todas las capas de nuestra personalidad, de todo el equipaje no deseado que se ha ido acumulando a lo largo de los años, hasta volver al vientre de nuestra madre. Pero, eso no es suficiente, necesitamos retroceder aún más en el tiempo hasta llegar al punto seminal del que nacimos (más exactamente, el feto se crea a partir del encuentro entre la semilla del padre y el óvulo, pero por el momento nos centramos en el poder fecundante de la semilla, que representa la esencia del alma, según la Cabalá). Esta gota de semilla de la que fuimos concebidos está representada por la letra iud. Si seguimos adelante, podemos identificar la fuente de esa gota como “la gota del hijo en la mente de su padre”, tal y como se la conoce en las fuentes jasídicas.[3] Este punto es la raíz más fundamental de un niño, precediendo incluso al momento en que la gota se convirtió en una entidad separada embarcándose en su largo viaje para crear un feto y un ser humano completo.
La realidad física es paralela a la realidad espiritual. Nuestra alma también sigue un viaje similar hasta que aparece en nuestra personalidad familiar. El núcleo fundamental de nuestra alma también está en “la mente del padre” – es decir, en Dios, el pensamiento del Creador (donde incluso el término “pensamiento” es una locución prestada y no es lo mismo que lo que conocemos como “pensamiento”). Esta raíz está representada también por la letra iud del alma, y allí está la ciudad de refugio a donde escapamos. Por mucho que nos hayamos desviado del sendero de la vida y nos hayamos perdido, una vez que llegamos a la fuente de nuestra alma, podemos renovar nuestro “yo” a partir de ella.
Padre compasivo
Nuestro viaje a la fuente – a la raíz de nuestra alma – nos ha llevado a una cita con nuestro Padre, “Padre nuestro; Padre compasivo” (אָבִינוּ אָב הָרַחֲמָן). Por mucho que profundicemos en nosotros mismos, nunca encontraremos nuestra identidad perdida hasta que reconozcamos la existencia de nuestra raíz de alma más fundamental que está incorporada dentro del Todopoderoso. De hecho, generalmente nos acercamos a Dios como “Rey” (como en la formulación de las bendiciones, “Nuestro Dios, Rey del universo”, אֱ-לֹהֵינוּ מֶלֶךְ הָעוֹלָם). Pero, en Elul, Le encontramos ante todo como un Padre bondadoso. Hay una famosa alegoría que dice que en Elul “el Rey está en el campo”- sin embargo, lo especial de este estado es que cuando el rey está en el campo, no aparece con su atuendo formal habitual, sino que muestra un rostro sonriente para todos, permitiendo que todos se acerquen a él sin ninguna preparación especial – como un padre bondadoso.[4] Solo cuando lleguemos a Rosh Hashaná, Dios se revelará como un rey en su palacio (y entonces nos pararemos ante Él con temor, aceptando sobre nosotros el yugo de Su soberanía). La relación llega a su clímax en Iom Kipur cuando más nos parecemos a un matrimonio, como decimos en las oraciones de Iom Kipur: “Somos Tu [amada] esposa y Tú eres nuestro [querido] esposo”[5] (אָנוּ רַעְיָתְךָ וְאַתָּה דּוֹדֵנוּ).
El mes de Elul sigue directamente al mes de Av (אָב), cuyo nombre literalmente significa “padre”. En Av, especialmente a principios de mes, todavía no podemos sentir la compasión revelada de Dios. Pero en Elul, Dios se nos revela “Como un Padre (אַב), que tiene misericordia de Sus hijos”[6] (כְּרַחֵם אָב עַל בָּנִים). Así es como Elul hace de puente entre Av y Tishrei, y con su energía, podemos comenzar el nuevo año desde el principio; de hecho, la palabra “En el principio” (בְּרֵאשִׁית) es una permutación de las letras “Av-Tishrei” (אַב תִּשְׁרֵי). En otras palabras, en Elul comenzamos a escuchar el rugido del león que es el mazal (signo zodiacal) del mes de Av, del cual el verso dice: “Un león ruge; ¿Quién no teme?”[7] La palabra “león”, arié (אַרְיֵה) es un acrónimo de “Elul” (אֶלוּל), “Rosh Hashana” (רֹאשׁ הַשָׁנָה), “Iom Kipur” (יוֹם כִּיפּוּר) and “Hoshana Rabá” (הוֹשַׁעְנָא רַבָּה), los cuatro días de juicio en los que estamos temerosos ante Dios.[8]
“Yo” desde la “Nada”
La letra iud tiene el gran honor de ser la primera letra del Nombre Esencial de Dios, Havaiá. De hecho, cuando cada una de las letras del Nombre se deletrea en su totalidad (יוד הא ואו הא), consta de 10 letras, donde 10 es el valor numérico de la letra iud en si. La letra iud representa la sefirá de sabiduría, a la que se hace referencia como el principio “padre” (אַבָּא), tal como el alma de un individuo representa la iud de la fuente del alma dentro de su padre.
La sefirá de sabiduría no es idéntica a la sabiduría como facultad intelectual, la forma en que generalmente la entendemos como una parte de la mente. La sefirá de sabiduría no es el intelecto per se, sino un plano superior del alma en el que experimentamos destellos reales de intuición – la energía informe que luego se convierte en una idea bien definida y concebible en nuestra comprensión intelectual (y dado que la sabiduría es un plano de la psique que no es intelectualmente tangible, de hecho, es un recipiente para la aparición de la luz de la fe, y también la asombrosa e incomprensible capacidad para el autosacrificio).[9]
La letra iud, que representa la sefirá de sabiduría, es la única letra que flota en el aire (es decir, por encima de la línea del texto) y no descansa sobre un suelo estable como todas las demás letras del alef-bet, porque la sabiduría aparece desde arriba como si flotara en el aire, hasta que desciende y se materializa abajo. A través de la forma de la iud, uno puede imaginar el mundo entero suspendido en el aire y comenzando a crearse de arriba hacia abajo, como en el verso, “Él suspende la tierra sobre la nada” (תֹּלֶה אֶרֶץ עַל בְּלִימָה).[10]
[Más precisamente: en la escritura de la Torá, la letra iud no es solo una simple gota de tinta, sino un “punto dibujado [o formado]”, nekudá metzuieret (נְקֻדָּה מְצֻיֶּרֶת) y se ve así: con su parte superior – la “cúspide de la iud”- girando hacia arriba. Esta cúspide indica la raíz oculta de la sabiduría antes de que se revele. En términos cabalísticos, la raíz de la sabiduría está en la “sabiduría latente”, jojmá stimá (חָכְמָה סְתִימָאָה) de la corona. En la psique humana, en términos jasídicos, este es el “poder del intelecto”, coaj hahascalá (כֹּחַ הַהַשְׂכָּלָה) del cual emanan relámpagos de sabiduría, por encima del cual está “el intelecto primordial”. La sabiduría latente es un “punto no trazado”, que carece por completo de dimensiones.]
Para exponer la raíz de nuestras almas, que corresponde a la sefirá de la sabiduría y a la letra iud, se requiere un poder interior del alma – el poder del desinterés, que se relaciona con pararse ante Dios sintiéndose como un punto de dimensión cero. En los grandes justos, su desinterés está en un nivel muy elevado, como Moisés, quien dijo de sí mismo: “Y nosotros somos qué [es decir, ‘nada’]”.[11] Nosotros también podemos saborear algo del nivel de los justos (principalmente por aprender acerca de ellos), pero el principal servicio del individuo promedio es alcanzar el “desinterés” en el nivel básico, que todos pueden lograr: el reconocimiento del hecho de que yo soy creado de nuevo, ex-nihilo, en cada momento, y sin la “nada” Divina que fluye a través de mí y me vitaliza, no soy nada (y cuanto más se contempla esto, más tangible se vuelve este reconocimiento).[12] En resumen, para encontrar nuestro yo genuino y rectificado, necesitamos anular nuestros egos y sentir la “nada” Divina. Así nace nuestro nuevo yo desde la raíz oculta del alma que está dentro de nuestro Padre compasivo.
Desde la cabeza al brazo
Hasta aquí hemos ahondado en la raíz oculta del alma como si hubiésemos entrado en el punto incomprensible de la letra iud. Pero nuestro viaje no debe terminar aquí. Por supuesto, la letra iud es solo un punto que cuelga en el aire, pero este punto se desarrolla gradualmente. El desarrollo fundamental de cada letra se revela en su “relleno”; en este caso, el relleno de la letra iud es iud-vav-dalet (יוד). Estas tres letras representan el desarrollo de la iud desde un punto de dimensión cero (prácticamente hablando, cada punto que vemos en el papel tiene dimensiones, de lo contrario no lo veríamos, pero la iud representa un punto abstracto sin dimensiones). La vav es ese mismo punto cuando se prolonga hacia abajo (hasta tocar la tierra, por fin), convirtiéndose en una línea longitudinal. La tercera letra, la dalet, tiene una línea longitudinal y una línea latitudinal, que juntas forman un área bidimensional. Este desarrollo de “punto, línea, área” es el esquema básico para cualquier proceso de materialización de una idea desde el potencial hasta la realidad, y también en nuestra psique, debemos salir del punto raíz (iud), luchar por el contacto con la realidad como una flecha lanzada (vav), y realizarla en la práctica en todo el espacio (dalet).
Hay un fenómeno claro de esta estructura de tres etapas de iud-vav-dalet en la forma en que alguien se expresa (a través de las “vestiduras del alma”): el punto de la iud es el pensamiento, la línea de la vav es la voz del habla (que expresa el pensamiento), mientras que el área de la dalet es la acción concreta. Sin embargo, si miramos de cerca el nombre de la letra iud (יוּד) veremos que contiene la palabra “mano”, iad (יָד). La forma de la letra iud es como una cabeza, la sabiduría y el pensamiento en la mente, pero la cabeza necesita colaborar con el poder de acción de la mano y los diez dedos (como el valor numérico de la iud[13]) que nos otorgan nuestro increíble poder de creatividad. Así es como la Cabalá[14] interpreta el verso, “Abre tus manos…”, poteaj et iadeja (פּוֹתֵחַ אֶת יָדֶךָ): abre la letra iud y conviértela en una mano activa. De hecho, el talento especial del mes de Elul es el sentido de la acción, al que también se hace referencia como el sentido de la rectificación – enseñándonos que la sabiduría debe expresarse rectificando el mundo a través de acciones concretas y no basta con solo albergar ideas filosóficas abstractas. De manera similar, en el otro extremo, solo conectándose con el punto de sabiduría pura se puede esclarecer la realidad y utilizar correctamente el poder de la acción.
Si la iud corresponde a la sefirá de sabiduría, el núcleo inicial de la revelación, luego de que la sabiduría ha sido desarrollada y revelada, la iud misma se colma, y alcanzando finalmente la sefirá práctica de reinado (la décima en la línea de todas las sefirot ).[15]
Tefilín: conectando la cabeza y la mano para un buen año
La conexión correcta entre la cabeza y la mano se expresa explícitamente en la mitzvá de tefilín, que apegamos a nuestras manos y cabezas, uniendo así nuestras cabezas llenas de pensamientos con nuestras manos ansiosas por la acción. Fijamos los tefilín de la mano al brazo izquierdo; de hecho, el miembro del cuerpo que “regula” el mes de Elul es el brazo izquierdo. El brazo izquierdo está más cerca del corazón (de modo que los tefilín de la mano se asientan sobre el corazón) – porque, así como hablamos a través del punto de sabiduría que descansa en la mente, también existe el punto interno del corazón (y estos dos puntos “compiten” entre sí para determinar cuál es más esencial e innato). Los tefilín también conectan este punto con el sentido de acción en la mano. La letra iud aparece en los tefilín en el nudo especial en forma de iud que se hace en la correa que está más cerca del tefilín de la mano, para que la mano esté cerca de la iud.
La palabra ” tefilin” (תְּפִילִין) está en plural y su forma singular es ” tefilá” (תְּפִלָה), que es idéntica a la palabra “oración”. De hecho, existe una fuerte conexión entre los tefilín y la oración, ya que se enfatiza el uso de tefilín, especialmente durante las horas de oración. En profundidad, los tefilín aluden a dos tipos de oración: la “oración de la mano”, que es un tipo natural de oración que surge directamente del corazón (tal vez nuestras manos se muevan por sí solas durante una oración de este tipo). Por lo general, esta es una oración corta y directa, como la oración más corta de la Torá, “Dios, por favor, sánala, por favor”[16], Kel ná refá ná lá (אֵ-ל נָא רְפָא נָא לָהּ). Y hay una “oración de la cabeza”, una oración que surge de una larga y profunda meditación consciente (como generalmente se alienta en Jasidut Jabad; la oración de un verdadero y profundo servidor de Dios). Pero, incluso la “oración de la cabeza” no ignora el corazón, ya que el objetivo de la meditación mental es finalmente tocar y “mover” el punto más íntimo del corazón (por eso la ley es que el tefilín del brazo siempre debe ponerse después de colocarse el tefilín de la cabeza)[17]. La fuerte conexión entre la cabeza y el brazo se alude en la equivalencia numérica entre “cabeza mano” (רֹאשׁ יָד) y “oración” (תְּפִלָה), el singular de tefilín, como se ha mencionado más arriba.
Al colocar los tefilín, el orden es que primero coloquemos el tefilín de la mano y luego el tefilín de la cabeza. En nuestro contexto, primero viene Elul, cuyo principal servicio es la acción, es decir, el talento para la rectificación (rectificar mi ego), correspondiente a la mano izquierda, un aspecto de la mano del tefilín. Luego viene el mes de Tishrei, que comienza con la “Cabeza del Año” (רֹאשׁ הַשָׁנָה), que representa los tefilín de la cabeza.[18] Sin embargo, incluso durante Elul nos preparamos para la tefilá principal, conectándonos con el punto de sabiduría y desinterés de la letra iud. De esta manera, los tefilín no es simplemente un accesorio externo que se coloca sobre la cabeza, sino que penetra, por así decirlo, en la cabeza, convirtiéndose en la corona real judía, de la cual se dice: “’Y todos los pueblos del mundo verán que el Nombre de Dios es invocado sobre ti y te temerán’ – esto se refiere al ‘tefilín’ en la cabeza”.[19]
La campaña de los tefilín fue la primera campaña iniciada por el Rebe Menajem Mendel Schneersohn, el Rebe de Lubavitch, y no hay mejor momento que el mes de Elul para salir a la calle y dar la oportunidad a más y más judíos de participar en esta mitzvá. El Rebe enfatizó la importancia especial de la mitzvá de tefilín para proteger a nuestros soldados y otorgarles la victoria sobre el enemigo, como se indica en el verso, “Y de Gad dijo: ‘Bendito es Quien otorga expansión a Gad; mora como un león, desgarrando el brazo [de su presa, junto] con la cabeza’”[20] – Esto es en mérito de los tefilín que se colocan en el brazo y la cabeza.[21]¡De hecho, la tribu de Israel asociada con Elul es la tribu de Gad!
Después de una buena dosis de oración y tefilín, en la cabeza y en el corazón, aceptaremos el yugo de Dios sobre nosotros este próximo Rosh Hashaná, y ya podemos desearles a todos,
ketivá vejatimá tová leshaná tová umetuká
Que sean inscritos y sellados por un buen y dulce año.
[1] El Arizal enseña que, “Las letras iniciales de las palabras [refiriéndose a un caso de homicidio involuntario], ‘[Dios] lo hizo por su mano, haré [un lugar para ti al cual él huirá]’ ([ וְהָאֱ-לֹהִים] אִנָּה לְיָדוֹ וְשַׂמְתִּי לְךָ [מָקוֹם אֲשֶׁר יָנוּס שָׁמָּה]) son Elul (אֶלוּל ), para aludir al hecho de que Dios en Su amorosa bondad ha hecho y ordenado el mes de Elul, para todos aquellos que han pecado durante todo el año para volver luego y hacer teshuvá (arrepentimiento)”; Sha’ar HaPesukim, Parashat Mishpatim ).
[2] Números 24:11; véase Zohar 3:288b
[3] Véase Tania, cap. 2.
[4] La alegoría como se explica en Likutei Torá, Reé 32a, comenzando “Yo soy para mi Amado”.
[5] Vea nuestro artículo en hebreo, “ Padre nuestro, Rey nuestro, Amado nuestro ”.
[6] Salmos 103:13
[7] Amós 3:8.
[8] Shnei Lujot HaBrit, comienzo del Tratado de Rosh Hashana.
[9] Veáse por ejemplo, Tania cap. 18.
[10] Iob 26:6. El valor numérico de esta frase, tolet eretz al blimá – תֹּלֶה אֶרֶץ עַל בְּלִימָ -, es 913, el valor numérico de “En el principio” (בְּרֵאשִׁית).
[11] Éxodo 16:7-8
[12] Vea también nuestro libro en hebreo, “La Dimensión Interior” sobre Parashat Vaieishev
[13] Esto es especialmente cierto cuando consideramos el valor numérico de dos “manos” (יָד יָד ) que producen un valor numérico de 28, el valor del “poder” (כֹּחַ).
[14] Pri Etz Jaim , Sha’ar HaZemirot , cap. 5.
[15] Hablando numéricamente, este nivel se alcanza cuando se agrega la letra iud en su forma más simple (י) a su nombre completo (יוד) junto con el relleno del relleno (יוד וו דלת); la suma de los tres juntos es igual a 496, el valor numérico de “reinado”, maljut (מַלְכוּת).
[16] Números 12:13.
[17] Menajot 36a; Shulján Aruj Oraj Jaim 28:2.
[18] De manera similar, la palabra Tishrei (תִּשְׁרֵי) puede leerse como un acrónimo de “tefilín de la cabeza” (תְּפִילִין שֶׁל רֹאשׁ) con una iud adicional (י ) para representar la iud que adquirimos durante el mes de Elul .
[19] Berajot 6a. Este temor no solo se relaciona con el antisemitismo de este mundo, sino también con los perseguidores espirituales del Pueblo Judío cuyas bocas son cerradas en Rosh Hashaná y estamos inscritos y sellados en el libro de los completamente justos. Por lo tanto, estos Días de Temor son días en los que el temor del Pueblo Judío está sobre todos.
[20] Deuteronomio 33:20.
[21] Rabeinu Bajie en Números 32:32 citando un Midrash. Halajot Ketanot Larosh, Hiljot Tefilin, 15. Cuando nació Gad, el versículo dice: “Y Lea dijo: Gad viene y ella le llamó por su nombre Gad” (Génesis 30:11), esto puede verse como una alusión al mes. de Av [(אָב ) la permutación de la palabra “venir” (בָּא )] seguido de Elul, que está asociado con Gad. El valor numérico de “Gad viene” ( בָּא גַּד ) es 10, relacionándose nuevamente con el mes de Elul cuya letra es iud , que su valor numérico es a 10.