La palabra “teruma“, el nombre de la lectura de la Torá de esta semana, generalmente se traduce como “contribución” u “ofrenda”. Sin embargo, la palabra hebrea está realmente enraizada en la palabra “rom“, que significa “elevado”, que implica la elevación de algo, como cuando tomamos algo mundano y lo santificamos usándolo con un propósito divino, como donar dinero para construir una sinagoga, o ayudar a una persona necesitada, simplemente porque Di-s nos ordenó hacerlo. Cuando se trata de dar (como en el caso de la caridad), ¿quién se supone que debe ayudar a quién? Si bien la transacción de los ricos que dan a los pobres es bien clara, hay otras formas de entenderla: la palabra hebrea “tzedaka” no significa exactamente “caridad” o “beneficencia”, sino más bien “justicia” o “rectitud”. Esto nos enseña que un judío da porque lo exige la justicia, porque Dios le ha confiado medios al judío para dar a otros que necesitan. El dinero en realidad pertenece al receptor.
“El dador necesita al receptor para poder el precepto de dar tzedaká.”
En un nivel más místico, el gran cabalista de Zfat Rabi Itzjak Luria, conocido como el santo Arí, describe el acto de dar tzedaká como una unión espiritual. La moneda que se intercambia tiene la forma de la letra iud, y por lo tanto alude a la iud del Nombre de Di-s Havaiá; la mano de cinco dedos que da es el hei (cuyo valor numérico es 5) del Nombre de Dios; el brazo extendido (con la forma de la letra vav) y la mano abierta del receptor son la vav y la hei final del nombre de Di-s, uniendo efectivamente al dador y al receptor. El dador necesita al receptor cuando para poder cumplir el precepto de dar tzedaká. Vemos una perspectiva aún más extrema en la siguiente historia jasídica.
El rabino Menajem Mendel de Riminov una vez le pidió a una persona que era conocida por ser bastante rica hacer una contribución al fondo de caridad de la ciudad. El individuo respondió al Rebe que en ese momento su situación era bastante difícil, pero tan pronto como la situación mejorara estaría más que feliz de hacer una donación considerable. El Riminover Rebe le respondió de la siguiente manera: El Talmud declara que quien le presta dinero a un pobre durante su tiempo de necesidad aplica el versículo de los Salmos “¡Entonces llamará y Di-s responderá!” Esto es desconcertante. ¿A quién se refiere la expresión “durante su tiempo de necesidad”? ¿Hay algún momento en que una persona pobre no esté necesitada? Esa es la esencia de una persona pobre, ¡él siempre está buscando más dinero!
Más bien, “en su momento de necesidad” no está hablando de la persona pobre, sino del donante. Si todavía le da sus últimos recursos a una persona pobre, independientemente de su situación financiera actualmente difícil, entonces él, el dador, merecerá el verso: “Cuando llame, Dios responderá”. ¿Quién se está beneficiando? ¡El dador!
El Vidente de Lublin va más allá con este beneficio. La porción de la Torá de esta semana comienza con Di-s diciendo: “Tóma una terumá para Mí”. Rashi comenta que la palabra “tomar” se usa en lugar de “traer” para enseñarnos que para elevar algo físico como ofrenda Divina, tiene que hacerse intencionalmente, en aras de Di-s. El Vidente de Lublin explica qué lo que Di-s está diciendo significa: “Da una elevación para Mí”. Esto significa que cuando una persona sirve a Di-s, Di-s nos está diciendo que, en efecto, Él está siendo elevado a través de nuestro estudio de Torá y la ejecución de los preceptos.
Eso es bastante sorprendente, pero ¿a quién se refiere el versículo que eleva a Di-s? Probablemente los grandes judíos de generaciones anteriores. ¡Ciertamente no yo! ¿Quién soy yo para elevar a Di-s? Por esa razón, el versículo continúa: “…de toda persona que su corazón quiera dar”. Di-s vio (y ve) a todas las generaciones futuras, significa que ve a cada individuo en particular, incluso a esta generación con sus logros espirituales inferiores. La voluntad vino de Di-s (ver el versículo), de obtener placer de ellos y aceptar incluso sus ofrendas edificantes. Sí, incluso de nosotros, Di-s dice: nos tomará una “teruma“, una “elevación”. Recuerda esto la próxima vez que pongas una moneda en una caja de caridad.