Emet es el estado espiritual asociado con la sefirá de iesod.
En las palabras de nuestros sabios: “el sello de Di-s es la verdad”. Las letras finales de las tres palabras con que se concluye el relato de la Creación: bará Elokim laasot (“Di-s creó para hacer” [Génesis 2:3]), forman la palabra emet.
Di-s creó la realidad para “hacer“, y es interpretado por los sabios, que es algo que nos incumbe a nosotros, las criaturas de Di-s, completar lo “hecho” (es decir rectificar), Su Creación.
Emet, cuyas tres letras se refieren al comienzo, el medio y el final del alef-bet, significa la real “verificación” (“final” o “rúbrica”), y realización de la voluntad primordial de Di-s (el “principio”) en la Creación. (Emet en su sentido intelectual, representa el plan de Di-s para la existencia, el cual sigue a Su voluntad y precede a Su rúbrica, que corresponde a la etapa “intermedia” de emet).
Como una emoción espiritual del alma, emet es entendida como la experiencia de la “conducta” menos impulsiva del alma, el final de una búsqueda creativa, para “hacerla realidad” (verdad). Emet, entonces, entraña la experiencia de la autorealización en todos los emprendimientos de nuestra vida.
El tzadik (“el fundamento del universo”, conocido como “tzadik emet“) es aquel al que se le confirió el poder de “decretar” que Di-s realice y cumpla en la realidad, todas las buenas promesas que hizo a Israel. El potencial interior de cada uno y uno de los judíos, es llegar a ser tal tzadik emet.
Así, emet es el poder de realizar nuestro potencial más profundo, que es de hecho el poder del alma judía, y que lleva a la realización definitiva del potencial de Di-s.