Crecer con el Flujo
En relación a los empleado y el mercado, una compañía se encuentra a sí misma en interacciones asimétricas: en el trato con el personal, la dirección se esfuerza por actuar con calculada deferencia, mientras que al mismo tiempo, da rienda suelta a campañas de influencia y persuasión sobre sus mercados potenciales. El único escenario empresarial en donde pueden tener lugar las interacciones mutuas es en sala de directorio, donde los ejecutivos en jefe se reúnen con los auspiciantes de la empresa. Estando a cargo de cada uno mantener el crecimiento de la empresa, ambos deben arrivar a un modus vivendi que refleje la reciprocidad de sus relaciones.
El principio que guía sus relaciones debe ser el de la cooperación, con miras al fortalecimiento del signo vital de la salud corporativa, un “flujo” estable de inversión y retorno. Cuanto más grande es el “flujo”, se vuelve más amplio el canal de inversiones, con lo que se fortalece el potencial con que la compañía puede vender sus productos. La garantía segura para el libre flujo del capital es el afianzamiento de la confianza entre la gerencia y los inversores.
A diferencia de la relación de la empresa con los empleados y el mercado, que se centra en las condiciones necesarias para optimizar la producción y la demanda, con respecto a los inversores el tema gira alrededor de la rentabilidad. El dinero es el medio que fluye entre los dos con un movimiento arremolinado que trae capital a la compañía y retoma ganancias para sus titulares. La palabra hebrea que significa confianza es “emuná“, está relacionada con “mamone”, dinero (money), resaltando la importancia de la buena fe para el bienestar de la seguridad financiera. El propio término “share holding”, emprendimiento compartido, expresa el valor de la fe, la confianza y la cooperación para solidificar los lazos entre la dirección y los propietarios.
Además del grupo inversor, hay otro cuerpo esencial en el cual la gerencia debe inspirar fe y confiabilidad para garantizar la base financiera de la compañía: los banqueros. Como financista de la deuda de la empresa, y gran fuente de crédito para la inversión de riesgo y el capital de trabajo, el banco debe ser bienvenido como un socio íntimo en virtualmente todos los aspectos del cometido empresarial. Teniendo el recaudo de elegir un banco con buen conocimiento del negocio de nuestra empresa, y cultivando un buen entendimiento basado en la comprensión, paciencia y amistad, la administración puede encontrar en sus banqueros una fuente indispensable de objetividad en cuanto a la salud de la compañía. En los tiempos de estrés fiscal, y banquero informado e interesado puede ayudar a evaluar cuándo la causa de la dificultad es administrativa o de naturaleza puramente financiera. Establecer una relación bancaria abierta y confiable garantizará un máximo de beneficio para todos.
Uno de los objetivos de la gestión administrativa debe ser mantener creciendo la espiral de confianza hacia nuestra compañía hasta llegar a todas las inversiones potenciales, llevando incluso a los propios clientes hasta su vórtice. Mientras que la fuerza del mercado está caracterizada por estimular en forma agresiva el ritmo de las ventas, la fortaleza del capital de la compañía lo está por el patrón más estable y seguro de la expansión en espiral, que conduce a más y más gente a una coparticipación de acuerdo recíproco. La demostración fundamental de confianza que puede mostrar un mercado en el producto de una compañía es ingresar en la corriente inversora y por lo tanto reforzar su progreso. A medida que se incrementa el “flujo” y se ensanchan los canales, todo el beneficio del incremento deviene en el crecimiento corporativo.
El término en hebreo para la fuerza del capital es “jail“, una palabra que implica poder y riqueza. A diferencia de los sinónimos de “fuerza” que se mencionaron antes, coaj y oz, que denotan “potencial” y “potencia” inherente a los bienes y a quien los produce, jail es una medida del éxito que se logra con esos bienes, expresado primariamente por el capital que generanEn la raíz de la palabra jail está implícita una connotación de movimiento circular en expansión permanente (mejol) alcanzando órbitas más y más amplias donde expandir su influencia. El éxito “contagioso” es lo que toda empresa desea para si misma, sus productos y los mercados que sirve. Permítasenos concluir con la conocida bendición que se le da a aquellos que se embarcan en el camino de tal éxito: “Qun=”center”