LLEGAR AL ÉXITO
Iaacov Avinu comienza a bendecir a sus hijos comenzando por Reuvén, el primogénito. Le dice: [Bereshit 49:3-4] “Reubén tú eres mi primogénito, mi fuerza, el principio de mi hombría, con mayor rango y mayor poder.” Te corresponde el sacerdocio, “con mayor rango”, y te corresponde el reinado, “con mayor poder”. Pero “has sido inestable como el agua y no obtendrás la mayoría”. Has hecho ciertas cosas no correctas y por lo tanto no obtendrás la mayoría, el mayor rango y el mayor poder”. ¿Qué vemos aquí?
Explica el Baal Mei Hashiloaj, [Harav Mordejai Iosef Lainer, 1800-1854, Rebe de Hizbitza] que Reubén comenzó de forma positiva, pero en determinado momento no terminó lo que había empezado, “perdió los privilegios”. Se transformó de positivo en negativo. ¿Qué dice esto respecto a la raíz del alma de quien pertenece a la raíz Reubén? Al principio piensa bien, tiene buenas intenciones, y después que comienza a hacer algo en la vida, cierto proyecto o algo, empieza bien, pero en cierto momento ya no le funciona, ya sea porque alguien lo desplaza y toma su lugar o porque el proyecto se frustra. No le funciona, no puede terminar las cosas, logra empezarlas, pero no terminarlas. Esta es la naturaleza de Reubén. De todas maneras, ¿cómo se puede dar alivio a alguien así? Porque suena como algo muy malo.
El consuelo es que El Todopoderoso se acopla al pensamiento, y más todavía si es una acción, él se acopla a una buena acción en la práctica, y la termina por nosotros, ya sea en esta reencarnación o en la próxima. La reencarnación puede ser también en vida, hay muchas reencarnaciones. En cierta etapa Hashem terminará tu buena acción. Eres un judío, con tu buena intención, y a pesar de que no logras finalmente terminarlo, Hashem lo terminará. Así comienza la bendición de la primera tribu de Reubén.