Meditación diaria del Rabino Itzjak Ginsburgh
42-43. Matot Masei – Tribus Travesías
“Ordena a los hijos de Israel y darán a los levitas de la herencia en su posesión, ciudades en las cuales habitarán y campo (migrash) alrededor de las ciudades, darán a los levitas”.[Bamidbar-Números 35:2]
“צַו אֶת בְּנֵי יִשְׂרָאֵל וְנָתְנוּ לַלְוִיִּם מִנַּחֲלַת אֲחֻזָּתָם עָרִים לָשָׁבֶת וּמִגְרָשׁ לֶעָרִים סְבִיבֹתֵיהֶם תִּתְּנוּ לַלְוִיִּם”
“Tzav et bnei Israel venatnú laleviim minajalat ajuzatam arim lashevet umigrash learim svivoteihem titnú laleviim.”
El campo o migrash es un espacio abierto que no está designado para viviendas o para campos o viñedos.
La palabra migrash nos recuerda a la familia Levita Gershon (que se mencionó al comienzo del Libro de los Números). Las palabras migrash y Guershón comparten una raíz común, גרש / garesh. Esta raíz aparece en la Torá cuando Sara le dice a Abraham: גרש האמה הזאת ואת בנה / Garesh haima hazot veet baná / Expulsa a esta sirvienta y a su hijo. ¿Cuál es la conexión?
La conexión con Abraham se fortalece aún más cuando meditamos en las ciudades de los levitas. Dentro de esas ciudades se presta especial atención a las casas (como está explícito en la porción de la Torá de Behar / “en la montaña”). Debido al hecho de que los levitas no recibieron una herencia regular en la Tierra, la ciudad es como un campo para ellos (como explica Rashi en Behar). Esto nos proporciona una estructura triangular: dentro de las ciudades hay casas, la ciudad es como un campo, y el solar abierto exterior es como una montaña. Estos son los tres conceptos que nuestros Sabios usaron para expresar la relación de nuestros antepasados con el Templo: “Abraham lo llamó montaña, Itzjak lo llamó campo,Iaacov lo llamó casa”.
La casa es el lugar interno, el campo es el lugar de trabajo y la montaña es el espacio abierto.
En los poderes del alma, la montaña / migrash es la ‘luz circundante’, or makif, los poderes desconocidos más allá de la conciencia, a los que llegamos a través de la fe, el rasgo especial de Abraham. Y aquí podemos regresar a los hijos de Gershón: ellos llevan las cortinas del Tabernáculo, que son su exterior, y también aluden a la luz que rodea.