LOS CUATRO NOMBRES DEL PECADO

“Y Como Rectificarlos”

La parashá de esta semana es parashá Ki Tisá, la historia más importante que se relata en la parashá de esta semana es el jet haégel (חטא העגל ) “el pecado del Becerro de Oro”, que es un pecado general del pueblo judío, por el cual todavía estamos haciendo teshuvá (regresar a Dios) hasta la teshuvá completa que traerá al Mashíaj.

Aunque se lo puede considerar como el pecado más grande en la Torá, de hecho, si contemplamos toda la Torá de principio a fin, existen 4 grandes pecados. Obviamente hay otros más pequeños, particulares, pero estos son los pecados más grandes de la Torá.

El primero, por supuesto, está al principio de la Torá, el pecado original de Adam y Javá (que cometieron) al comer del fruto prohibido, llamado jet Adam veJavá, (el pecado de Adam y Javá –Eva), o jet ha’ajilá me’eitz hadaat tov vará (el pecado de comer del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal).

Después viene el pecado de los hermanos de Iosef, quienes vendieron a su hermano Iosef como esclavo, que es, una vez más, un pecado general por el cual todo el pueblo judío sufre hasta la actualidad. Los 10 mártires en la época del imperio romano fueron una rectificación de los 10 hermanos que vendieron a Iosef como esclavo.

Luego viene el pecado de la parashá de esta semana el cual es el Becerro de Oro

Y finalmente, el cuarto de los mayores pecados generales el pecado de los espías, que es verdaderamente un “espionaje” de la Tierra Prometida, la buena tierra que mana leche y miel, la Tierra de Israel, no creyendo del todo en la promesa que hizo HaKadosh Baruj Hu (Dios) a través de Moshé Rabeinu de que podremos entrar a esta tierra, conquistarla y habitarla.

Debido a ese pecado lloramos, tal y como lo hicieron esa noche –cuando escucharon el reporte negativo de los espías, así lloramos cada año en esa noche, la cual es Tishá B’Av, el 9 del mes de Av, por la destrucción del primer y segundo templos.

Cada uno de los cuatro pecados viene de un lugar diferente, de una diferente motivación psicológica negativa.

La primera es un pecado lujuria pura: la pasión por comer la fruta de este hermoso, atractivo y apetitoso árbol frutal, especialmente debido al hecho de que la serpiente primordial, la serpiente prometió que, si comieses de esta fruta, serías como Dios, serías capaz de crear mundos. Pero el sencillo evento que relata la Torá es que Javá fue simplemente atraída por pasión, a este árbol y el fruto del árbol. De acuerdo a la Cabalá, este (suceso) también tiene que ver con la pasión sexual, es todo lujuria, es todo pasión.

Luego llega la venta (que realizaron) los hermanos, que vendieron a su hermano Iosef como esclavo, ¿por qué? Porque le tenían celos. Porque vieron como si su padre lo prefiriera sobre ellos, así que se pusieron muy celosos de Iosef y debido a estos celos llegaron a odiarlo, pero el odio es debido a los celos. La motivación primaria fueron los celos que tenían.

Luego viene el Becerro de Oro de la parashá de esta semana, y finalmente viene el pecado de los doce espías.

Primero hablaremos sobre cuál es la motivación del pecado de los doce espías. Se debió al miedo. Cualquier tipo de miedo en el alma, una fobia que nos hace incapaces de tomar la iniciativa, de levantarnos y hacer algo, (es que) está temeroso, tiene miedo de los resultados. Especialmente tiene miedo al fracaso, de no ser capaz de realizar esa tarea específica que se le encomendó hacer, que se suponía que debería realizar.

Entonces ese miedo al fracaso, cualquier tipo de miedo que la persona tenga, es lo que está detrás del pecado de los espías. Los espías regresaron y dijeron que las personas que habitaban la tierra en ese entonces eran muy fuertes para nosotros. Es una tarea muy difícil, no vamos a poder conquistarlos.

Y debido a ese miedo, hablaron con miedo, despertaron el temor que estaba latente en el alma. Debido al temor de tener que ir a la guerra y de que no saldrían vencedores, pues ellos (las actuales habitantes de la tierra prometida) son muy fuertes, esa fue su motivación primaria del último (de los 4) pecado.

¿Y con respecto a la porción de esta semana, que, en cierto sentido, incluye a todos los otros? Sabemos que la guematria (el valor numérico) de egel hazahav (עגל הזהב ), el Becerro de Oro, 122, equivale a koaj hamedaméh ( כח המדמה ).

Koaj hamedamé es una frase de dos palabras que literalmente es “el poder de imaginación”, significa “la errónea asociación de la mente”, a la cual a veces se refiere como katnut mojim (קטנות מוחין ), “la mente estrecha o pequeña”, que es la fuente de la superstición, las emunot tefeilot en el alma, la persona hace conexiones falsas, asociaciones falsas. Tiene ideas equivocadas de la realidad y, obviamente, se toma estas ideas erróneas seriamente; piensa que esta es la realidad, pero está en un estado de semi-alucinación, o ensoñación.

Y de esto se trata el Becerro de Oro: también vieron una alucinación de que Moshé estaba siendo cargado en un ataúd en el Cielo, que estaba muerto. Eso es la imaginación, koaj hamedamé. Si Moshé está muerto, tenemos que sustituirlo inmediatamente con algo más, ¿con que? Para eso está el Becerro de Oro.

Una vez más, el Becerro de Oro es la desconexión de Moshé, pues Moshé es daat (conocimiento), es una mente muy madura. Pero el estar desconectado de Moshé es katnut mojim, es simplemente entrar en un estado de imaginación. Eso es exactamente lo que sucedió. Entonces, la motivación detrás del Becerro de Oro se conoce como koaj hamedamé , que es dimaión (imaginación).

Entonces tenemos estos cuatro motivos diferentes detrás de los cuatro pecados mayores de la Torá: lujuria, y envidia (celos), e imaginación, y miedo. Más la Torá nos enseña que si hay un pecado, sin duda existe una rectificación para ese pecado. El pecado puede ser rectificado y el pecado será rectificado.

La misma palabra jet (חטא ), 18, equivale a jai (חי ), jai significa “vida,” “vivo”. El pecado hace que uno caiga en un estado opuesto a la vida, la muerte, lo opuesto. Pero un pecado puede ser… la persona puede ser resucitada de su estado caído de pecado, y esa resurrección se produce al hacer teshuvá. Y después de haber hecho teshuvá, retroactivamente se transforma en un mérito, por así decirlo, el pecado en sí mismo, por extraño que parezca, puesto que el pecado es el resultado del libre albedrio. Más a final de cuentas, en el plan supremo de la realidad de Dios todo es meritorio, debido a la gran revelación Divina que tiene lugar cuando hacemos teshuvá.

Junto con el pecado, la teshuvá está en el propio pecado. El hecho de que los cuatro pecados sean aludidos a la palabra “pecado” misma. (La palabra) “pecado” (חטא ) tiene 3 letras: jet ( ח ), tet ( ט ) y alef ( א ). En lugar de sumar esas letras, que suman 18, lo cual es jai, si las multiplicamos entre sí, es 8 ( ח) veces 9 ( ט ) veces 1( א ) da 72. Y el 72 es un múltiplo de 18, es 4 veces 18.

Así que en la palabra “pecado” en sí misma, no solamente hay una jai, sino que hay 4 jai, o sea que los cuatro pecados serán resucitados al hacer teshuvá. Es una costumbre muy conocida del pueblo judío que al hacer caridad, que se dice es la más grande rectificación práctica del pecado, es hacerla en sumas de jai (חי = 18 ), puesto que cada jai equivale al propio pecado.

El pecado viene del inconsciente del alma, se dice que la palabra pecado significa una transgresión inintencionada, porque en el fondo el pecado es algo que existe en nuestro subconsciente, es una caída que se inicia en el subconsciente.

Cuando una persona ayuda a su prójimo, y cuando la persona ayuda no solo a su prójimo físicamente, sino que la tzedaká (caridad) es también espiritual –como dice el Rey David que su propia teshuvá, que mi máxima teshuvá es ve’jataim eleja Iashuvu, “ayudar a otros pecadores hacer teshuvá”, ésta es la teshuvá más grande, ésta es la tzedaká más grande, la caridad suprema.

Y eso es lo que rectifica el pecado, y como dijimos, hace que el pecado sea valioso, que valió la pena haber pecado por la teshuvá y la gran revelación de alegría que proviene de la revelación de Hashem (Dios), al haber regresado a Él desde muy, muy lejos, de un estado llamado hefej hajaim (הפךהחיים ), “lo opuesto a la vida”, para ser resucitado y regresar a la vida junto a HaKadosh Baruj Hu (Dios).

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