Es costumbre contar una historia jasídica sobre el Baal Shem Tov todos los Motzaei Shabat, la salida del Shabat por la noche en una comida de Melavé Malká, acompañar a la novia (el Shabat).
Una segulá para un buen sustento, para tener hijos y tener satisfacciones de ellos, para una vida buena y larga y para salud
Comer Leshem Shamaim
Uno de los discípulos de Baal Shem Tov le pidió que le enseñara a comer “leshem shamaim”, en aras del Cielo. El Baal Shem Tov lo envió a una ciudad, y le ordenó que se quedara en lo de una persona en particular de quien le dio su nombre, con quien aprenderá a comer por en aras del Cielo.
El discípulo del Baal Shem Tov viajó, y se quedó en lo de esa persona durante unos días. Para su sorpresa, vio que el hombre comía grandes cantidades de comida. El estudiante se acercó a su anfitrión y le dijo:
– “Mi santo Rebe me envió a usted para que aprendiera a comer en aras del Cielo. ¡¿Dime cuál fue la razón por la que comiste tanto?!”
El hombre le respondió:
– “Mi padre fue uno de los anusei Sfarad, los judíos forzados perseguidos por la inquisición fueron torturado dura y amargamente para convertirse. Dado que mi padre fue un gran héroe, soportó toda la tortura hasta que logró escapar. Mi padre me ordenó comer más que otros seres humanos, para que tenga la fuerza para soportar severas torturas por santificar el Nombre de Dios. Por eso como tanto.
Entonces el discípulo entendió por qué el Baal Shem Tov lo envió, para aprender de él cómo toda intención de su comida era solo para que pudiera dar su vida por la santificación del Nombre de Dios.
(Reshimat Devarim)