“Y ahora Israel, ¿qué requiere Havaiá tu Dios de ti, sino que temas a Havaiá tu Dios, que andes en Sus caminos y ames y sirvas a Havaiá tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, para guardar los mandamientos de Dios y sus estatutos que Yo os ordeno hoy para vuestro bien. (Deuteronomio, Ekev, 10:12-13).
¿Qué quiere Dios de nosotros? ¿Él sólo quiere nuestro temor? Después de todo, inmediatamente después de la instrucción de temerLe nos presenta una larga lista de requisitos adicionales: andar en Sus caminos, amarLe, servirLe y más.
Los sabios explican este verso con la declaración: “Todo está en manos del Cielo excepto el temor al Cielo” (Berajot 10a). Nuestro trabajo es temer al Cielo, la lista que sigue -andar en los caminos de Dios, amarLe, servirLe, etc., todo surge del temor al Cielo. Trabajamos conscientemente sobre este temor y el resultado es que todo lo demás fluye hacia nosotros naturalmente, con conciencia natural, todo de las manos del Cielo.