Partzuf LAS CUATRO PARASHOT

Shekalim; Zajor, Pará, y HaJodesh

Qué son las cuatro parashot

Los sabios establecieron la costumbre conocida como las Cuatro Parashiot:

Cuando la Luna Nueva de Adar acontece en Shabat, se lee la parashat Shekalim. Si acontece en un día de la semana, Shekalim se lee antes [en el Shabat antes de Rosh Jodesh]… En el segundo Shabat [de Adar, el Shabat antes de Purim] se lee la parashat Zajor. En la tercera, Pará Adumá. En el cuarto, “HaJodesh [este mes, es decir, Nisán] será para ti [el primer mes]”.[1]

Las cuatro parshíot especiales que leemos en Adar están todas dirigidas al mismo tema: la redención de Egipto La redención de Egipto es la precursora de la redención final, a la que ahora nos estamos acercando, como dicen los sabios: “En Nisán fueron redimidos [de Egipto] y en Nisán serán redimidos [en el futuro]”. Volveremos sobre esta afirmación hacia el final del artículo.

Los cuatro parashot corresponden a las cuatro letras de Havaia, de abajo hacia arriba. La analogía directa es que Shekalim describe el hecho de llevar una donación al Templo de la cual se compran todos los sacrificios públicos para todo el año. Entre estos sacrificios destaca el sacrificio diario de Tamid, que servía como expiación por todos los pecados. Los Shekalim eran, por lo tanto, una expiación y la hei final de Havaia, es la forma inferior de teshuvá,[2] así como el acto de donar a la caridad en sí mismo, que está asociado con el Mundo de la Acción, que corresponde a la hei final.

La siguiente parashá es Zajor: “Recuerda lo que Amalek te hizo al salir de Egipto”. Amalek actuó para manchar nuestro pacto con Di-s, desconectarnos de nuestro vínculo recién forjado con Él. El pacto en Cabalá está asociado con la sefirá de fundamento, que es una de las sefirot incluidas en la vav de Havaia. La raíz de fundamento se encuentra en la sefirá de conocimiento, que es como la llave que abre las seis sefirot incluidas en la vav (cuyo valor es 6) de Havaia. Esta relación de Amalek tanto con el comienzo de la vav -la sefirá de conocimiento – como con su final, la sefirá de fundamento es aludida en el verso “Amalek es la cabeza de las naciones, pero su final es perecer por siempre” (רֵאשִׁית גּוֹיִם עֲמָלֵק וְאַחֲרִיתוֹ עֲדֵי אֹבֵד), donde Amalek es descrito como la cabeza-principio (conocimiento) y el fin (fundamento) de las naciones, goim (גּוֹיִם), aludiendo a las siete naciones cananeas, que corresponden al “cuerpo”, gviá (גְּוִיָּה), la dimensión exterior de los siete atributos emocionales. La aniquilación de Amalek representa, por lo tanto, la rectificación de la dimensión interior, la esencia de los atributos emocionales, desde conocimiento hasta fundamento, todo lo cual corresponde a la vav de Havaia y al Mundo de la Formación.

Parashat Pará, la tercera parshiá y su contenido es la purificación de la contaminación ritual. Para preparar las cenizas necesarias para llevar a cabo la purificación, se utilizaba una vaca roja hembra. Para todos los demás sacrificios comunales, solo se usaban animales machos, pero aquí encontramos la excepción de una vaca roja hembra. Para explicar la irregularidad, los sabios ofrecen la siguiente analogía: “Es análogo al hijo de una sirvienta que defecó en el palacio del rey. El rey dijo: “La madre debe venir y limpiar los excrementos de su hijo”.[3] La madre, por supuesto, alude al Principio Madre (אִימָה), o la sefirá de entendimiento, que corresponde a la primera hei de Havaia y al Mundo de la Creación. En términos generales, la purificación, tahárá (טָהֳרָה), corresponde a entendimiento (y la santidad, kedushá קדושה, corresponde a sabiduría).

Uno de los versículos que alude a esta correspondencia es: “Quién sacará lo puro desde lo que está impurificado” (מִי יִתֵּן טָהוֹר מִטָּמֵא לֹא אֶחָד) [Iov 14:4]. ּLa palabra “quién” generalmente se refiere a la sefirá de entendimiento, la cual tiene las 50 Puertas (de Entendimiento), y el valor de “quién”, mi (מי) es 50. Así, es el poder de la pregunta “quién”, el principio madre, el que puede purificar lo que está impurificado.

Finalmente, la cuarta parashá, HaJodesh, que relata las leyes con respecto a la santificación de la luna nueva (particularmente, la luna nueva de Nisán, el primer mes en el calendario lunar). A diferencia del sol y la tierra, que no se renuevan, la luna se renueva cada mes. Al final del mes, la luna desaparece a la vista durante más de 24 horas y cuando vuelve a aparecer, es como si hubiera nacido de nuevo. Por lo tanto, la luna nueva es el secreto de la renovación en general, y de la renovación judía en particular, ya que el calendario judío se basa en el ciclo lunar. Un judío tiene una firme creencia en la posibilidad de la renovación. En términos de sefirot, este poder de renovación viene a través de la sefirá de sabiduría, o el principio padre (אַבָּא). En la Torá, el mes de Nisán – el mes de la renovación – se conoce explícitamente como el mes de Aviv (אָבִיב), que literalmente significa la primavera, pero cuyas dos primeras letras (אָב) forman la palabra para “padre” (אָב), como el principio padre. Di-s también ama al pueblo judío porque son comparados con un joven, dado que está lleno de vigor juvenil, “Cuando Israel era un joven y yo le amé, desde Egipto Yo llamé a mi hijo”[4] (כִּי נַעַר יִשְׂרָאֵל וָאֹהֲבֵהוּ וּמִמִּצְרַיִם קָרָאתִי לִבְנִי) [Oseas 11:1].

Otro punto importante acerca de esta correspondencia es que la tercera y cuarta parasháPará y HaJodesh – siempre se leen en semanas adyacentes, siguiendo el principio bien conocido de que la iud y la hei de Havaia, correspondientes a sabiduría y entendimiento, son como dos compañeros que nunca se separan. Sin embargo, puede haber un intervalo de una semana entre la segunda parashá, Zajor, y la tercera y cuarta. Del mismo modo, puede haber un intervalo de una semana entre la primera parashá, Shekalim, y la segunda parashá, Zajor, lo que refleja de nuevo la noción de que hay una especie de brecha entre las dos primeras letras – iud y hei – y las dos últimas letras – vav y hei – y hay una brecha entre la tercera y cuarta letras, una brecha que es especialmente pronunciada cuando consideramos los Mundos a los que corresponden las letras iud-hei-vav y hei – Emanación-Creación-Formación y Acción, como se refleja en el verso, “Todo lo que es en Mi Nombre y honor [Emanación], Yo lo he creado, Yo lo he formado, incluso Yo lo he hecho”[5] (כֹּל הַנִּקְרָא בִשְׁמִי וְלִכְבוֹדִי בְּרָאתִיו יְצַרְתִּיו אַף עֲשִׂיתִיו).

En resumen, la primera correspondencia, y la correspondencia más directa de los cuatro parashot con las cuatro letras de Havaia es la siguiente:

Letra de Havaia  Mundo  Parashá  Tema 
iudEmanaciónHaJodeshRenovaciónי
heiCreaciónParáPurificaciónה
  vav  Formación  ZajorRectificación de Amalek, principio y final de las 7 naciones  ו  
heiAcciónShekalimDonación/caridadה

Ahora bien, aunque el orden que presentamos es el más natural a seguir, si dedicamos algún tiempo a pensar en ello, podemos determinar que hay otra correspondencia que se puede hacer. Para ver esta correspondencia alternativa, echemos un vistazo a la última parashá, HaJodesh. Dado que habla sobre el mandamiento de santificar la Luna Nueva (no solo para designar a Nisán como el primer mes del año lunar), podríamos argumentar que debería corresponder a la última letra de Havaia, la segunda hei que corresponde a reinado, ya que la luna corresponde al reino.[6] Además, el primer día de Nisán se designa como el Año Nuevo de los Reyes.[7] Esta es una conexión muy clara y podríamos sentirnos tentados a simplemente continuar con las letras de Havaia.

Sin embargo, donde aparece esta correspondencia alternativa, está construida de manera algo diferente: Shekalim, la cual dijimos que trata un acto de caridad, corresponde a bondad; Zajor, que trata de aniquilar a Amalek, corresponde a la fuerza; Pará, la Vaca Roja corresponde a belleza (tiferet) ya que se nos exige “traer una vaca roja que esté completamente libre de manchas, en la que no haya ningún defecto…”,[8] es decir, una vaca que sea bella en su exterior y en su interior. Ser perfecto y sin defecto es la cualidad especial de Iaacov, el alma arquetípica de belleza, a quien la Torá describe como un “hombre sincero [perfecto], que habita en las tiendas”.[9]

Poderguevurá גְּבוּרָה Zajorbondad-jesed חֶסֶד Shekalim  
belleza-tiferet תִּפְאֶרֶת Pará
 
reinado-Maljut מַלְכוּת HaJodesh

Ahora tenemos dos modelos “compitiendo” de los cuatro parashot. ¿Cómo podemos mantener ambos simultáneamente? Hay un principio en la Cabalá (que se puede trasladar a cualquier lugar donde dos modelos o más estén compitiendo, y ambos parecen ser ciertos), que dice que la forma de unificar dos modelos que compiten entre sí es identificar uno como un subconjunto del otro. Es decir, uno de los modelos se ve como un modelo más general e inclusivo, y el otro, se ve como más particular.

En nuestro caso, seguimos la convención de que los Mundos son un modelo más general que las sefirot específicas. Además, con el modelo de Mundos, vimos que las cuatro parashot van en orden de abajo hacia arriba, y este es el enfoque más general cuando se sirve a Di-s: ascender de abajo hacia arriba.

Cuando seguimos este enfoque, encontramos que, en el Mundo de la Acción, la hei de Havaia, que corresponde a Shekalim, la sefirá particular a la que corresponde Shekalim es bondad (como en la segunda correspondencia, más particular). En el Mundo de la Formación, la vav de Havaia, que corresponde a Zajor, la sefirá particular a la que Zajor corresponde es poder. A continuación, Pará, estará en la belleza del Mundo de la Creación, y finalmente HaJodesh corresponderá al reinado del Mundo de la Emanación.

Nuestro modelo compuesto final se verá así:

Letra de Havaia  Mundo  Sefirá  Parashá  Tema 
iudEmanaciónReinadoHaJodeshRenovaciónי
heiCreaciónBellezaParáPurificaciónה
  vav  Formación  Poder  ZajorRectificación de Amalek, principio y final de las 7 naciones  ו  
heiAcciónBondadShekalimDonación/caridadה

Las Cuatro Parashot, la Redención y Purim

En el versículo, “¿Quién es ella que aparece como el amanecer”[10] (מִי זֹאת הַנִּשְׁקָפָה כְּמוֹ שָׁחַר), hay una historia bien conocida sobre Rabí Jia y Rabí Shimon ben Jalafta que caminaban por el valle de Arbel temprano en la mañana y vieron el amanecer. Uno le dijo al otro: “Así también se manifestará la redención de Israel, primero poco a poco; a medida que avance, aparecerá cada vez más claramente”. En el Midrash Rabá sobre este versículo, encontramos una descripción más completa de la redención en cuatro etapas:

 “Inicialmente vendrá poco a poco, luego brillará una y otra vez, luego se propagará más y más, luego se humedecerá más y más”

בַּתְּחִלָּה הִיא בָּאָה קִמְעָא קִמְעָא, וְאַחַר כָּךְ הִיא מְנַצְנֶצֶת וּבָאָה, וְאַחַר כָּךְ

פָּרָה וְרָבָה, וְאַחַר כָּךְ מַרְטֶבֶת וְהוֹלֶכֶת

Estas cuatro etapas de la redención corresponden a las Cuatro Parashot y cómo conducen a la redención de Egipto que conmemoramos en Nisán (y en última instancia, a la verdadera y completa redención por el Mashíaj).

Shekalim, que asociamos con la caridad, recoge poco a poco, como dicen los sabios, “todos y cada uno de los centavos [dados a la caridad] se combinan para formar una gran suma”.[11] Estimulamos esto a través de nuestros regalos a los pobres en Purim.

Zajor corresponde a “centelleo”, nitznut (נִצְנוּץ), que es cognado con “chispa”, nitzotz (נִיצוֹץ) refiriéndose a las chispas de santidad que cayeron de los reyes destruidos del Mundo del Caos, cuya raíz está en la sefirá de conocimiento de ese mundo, la raíz de Amalek. Los reyes se destruyeron porque eran antagónicos entre sí. Rectificamos esto a través de nuestro envío de alimentos unos a otros en Purim.

Pará significa novilla, pero también significa “reproducción”. Esta es la descripción real que se encuentra en la tercera etapa de la redención según este midrash, Pará veRavá (פָּרָה וְרָבָה). Hay un Nombre sagrado asociado con la reproducción, אלד (cuyo valor numérico es el mismo que “judío”, יְהוּדִי). Fomentamos esta etapa a través de nuestro Se’udat Purim, que se conoce como Puria[12] (פּוּרְיָא), con todos los significados asociados con esta palabra.

Finalmente, HaJodesh, que corresponde a sabiduría, representa la renovación misma y es conocida como la fuente del infinito, nviat haein sof (נְבִיעַת הָאֵין סוֹף), y un manantial humedece constantemente la tierra a su alrededor, haciéndola fértil, exuberante y verde. La fuente del infinito se encuentra dentro de la Torá, y en Purim impulsamos esta etapa de la redención a través del precepto de leer el Rollo de Ester en la noche y en el día.

(basado en un shiur dado el 22 de Adar de 5751 y en Sod HaShem Leireav, págs. 556-7 en hebreo)


[1] Mishná Meguilá 3:4.

[2] Véase Tania, Igueret HaTeshuvá para los dos tipos de teshuvá, inferior y superior. La teshuvá inferior es por un sentimiento de temor a Di-s, la teshuvá superior se realiza por amor a Di-s.

[3] Bamidbar Rabá 19:8. El hijo en la analogía representa el Becerro de Oro, que era el pecado más ritualmente impurificante cometido por los israelitas. La lógica detrás de la analogía es que la “madre”, es decir, la causa del acto contaminante – el hijo – es el pensamiento propio (que también corresponde a la primera hei de Havaia, la sefirá de entendimiento y el Mundo de la Creación). Purificando el pensamiento propio, uno puede rectificar sus acciones. Además, podemos observar que la madre representa la teshuvá, que tiene el poder de limpiar.

[4] Oseas 11:1.

[5] Isaías 43:7.

[6] Ver en detalle en Derej Mitzvoteja, Kidush HaJodesh.

[7] Mishná Rosh Hashaná 1:1.

[8] Números 19:2.

[9] Génesis 25:27. Las palabras para “completamente sin mancha”, tmimá (תְּמִימָה) y “perfecto”, tam (תָּם) provienen de la misma raíz, en hebreo. Obsérvese también la conexión entre la vaca roja que viene a purificar, “un hombre debería morir en una tienda”, y Iaacov estaba “morando en las tiendas”, las tiendas de la Torá, sobre las cuales los sabios dicen (Guitin 57b): “Las palabras de la Torá perduran solo para aquel que se mata por ellas, como está dicho: ‘Esta es la Torá, cuando un hombre muere en una tienda'”.

[10] Cantar de los Cantares 6:10.

[11] Bava Batra 9b.

[12] Meguilá 7b.

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