UN NUEVO COMIENZO

JASIDUT

Cómo perseverar en la crisis

El pueblo judío en la Tierra de Israel y en todo el mundo vive hoy un estado de “nada”. La concepción errónea que imperó durante décadas se ha derrumbado, las visiones del mundo están cambiando y está claro que la realidad que existía hasta ahora no puede continuar. El mundo personal y familiar de innumerables personas se ha visto sacudido – se ha pasado de la estabilidad a sentimientos de luto por los asesinados, de terrible preocupación por los rehenes, de dolor por los heridos, de experiencia de desarraigo por los miles de desplazados de sus hogares, de preocupación por la seguridad de los movilizados y de temor a los ataques y amenazas del enemigo. ¿Cómo se puede hacer frente a esta “nada”?

En la experiencia de la “nada”, ciertamente en estas circunstancias, hay dolor y dificultad – pero también una oportunidad inexplorada. Todo cambio significativo en la realidad, que no sea meramente cosmético sino un auténtico progreso, requiere la anulación del estado anterior para alcanzar el nuevo estado – una etapa de “nada” entre el primer “algo” y un nuevo “algo” mucho mejor. Así, para dar a luz de nuevo, una mujer debe soportar dolores de parto. En consecuencia, también se puede decir lo contrario – todo estado de “nada” es una oportunidad para saltar a una nueva realidad mucho mejor, y toda crisis es el potencial para un nuevo nacimiento. La crisis que nos sobreviene hoy debe transformarse en “los dolores de parto del Mashíaj” – un proceso de nacimiento mesiánico en el que haremos la transición del exilio a la redención verdadera y completa, una transformación genuina de un estado no fundado en la Torá a un estado mesiánico.

Pero, ¿cómo perseverar en la crisis? ¿Cómo se puede alcanzar verdaderamente un nuevo comienzo? El Baal Shem Tov enseñó que en la difícil época de las pisadas de Mashíaj, lo único a lo que podemos aferrarnos es a la fe que trasciende la razón y el conocimiento. La prueba principal en este período es la prueba de la fe. La fe es el poder más elevado del alma, el principio y el fundamento de todos los poderes que la siguen, y para comenzar verdaderamente de nuevo, debemos volver al núcleo de la fe. Para ello, debemos renunciar a todos los comportamientos rutinarios, todas las experiencias previas, a todas las concepciones y visiones del mundo existentes e incluso los deseos y las cosas que nos trajeron placer – y centrarnos únicamente en la fe más allá de la razón y el conocimiento, a partir de la cual toda la personalidad puede crecer de nuevo.

Y nuevamente nos preguntamos: ¿Cómo se puede revelar la fe oculta en nuestro interior en tiempos de severas pruebas? El versículo dice: “El justo por su fe vivirá” – el poder de la fe en el alma es el punto de equidad que existe en cada judío. Por lo tanto, así como creemos en Di-s, debemos creer en cada judío, y ciertamente en el Pueblo Judío como un todo, que dentro de ellos reside el poder de la fe, la capacidad de perseverar, de triunfar y de cambiar para mejor. Y así como hay un punto de rectitud en cada persona, Di-s hace brotar verdaderos tzadikim en cada generación que pueden despertar la fe en nuestro interior. En tiempos de dificultades y crisis, cada judío y todo el pueblo judío deben reunirse y refugiarse a la sombra de un verdadero tzadik – y recibir de él una inspiración de fe que permitirá una nueva construcción de lo colectivo y lo individual. Y hay una virtud adicional hoy en día: en tiempos de bonanza, nos ocupamos principalmente del bien, que nos produce placer. Sin embargo, hay momentos en que es necesaria una guerra sin cuartel contra el mal absoluto que se expone en el mundo. Esta guerra también descubre una tremenda fe en el alma y abre una puerta a un mundo nuevo, que es un bien completamente inimaginable.

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