JUDAÍSMO PARA TODOS VAIERÁ

*📖Con el Rabino Jaim Frim*

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El propósito principal de la Providencia Divina con la hambruna y el descenso de Avram a Egipto, la “desnudez de la tierra” (Ervat Ha’aretz), era para que ascendiera de allí con una gran riqueza: el poder de la procreación, el poder de “él y su esposa”.

Para esto fue la prueba de que Sará fuera llevada a la casa del Faraón (que es Pe Erva – la “boca de la inmoralidad”). Y también el decir algo que sonaba a mentira, “ella es mi hermana”, todo con el fin de “extraer lo precioso de lo vil”, la rectificación de la gota de simiente (tipat keri) que procrearía.

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Razi nos contará sobre el Día de la Madre judío y qué hacer cuando no me he portado como debía.

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NIGÚN HITVAADUT – MÚSICA PARA UNA REUNIÓN JASÍDICA

Melodía compuesta por el rabino Itzjak Ginsburgh para su Casamiento, el 25 de Tishrei 5730

HAZ CLICK AQUÍ PARA ESCUCHAR LAS MELODÍAS

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Un pasaje conocido en el Zohar, Parashat Vaerá, folio 32a.

En este pasaje (y en fuentes paralelas) se describe una gran guerra en el Fin de los Días entre los Hijos de Ismael (que representan a los imperios musulmanes/árabes) y los Hijos de Edom (identificados generalmente con Roma, el Cristianismo y la civilización occidental).

¿Qué se dice en el Zohar?

El Zohar describe así los eventos del Fin de los Días:

  1. Grandes guerras: “Y en el futuro, los Hijos de Ismael despertarán grandes guerras en el mundo, y los Hijos de Edom se reunirán contra ellos”.
  2. Batallas en tres frentes: El Zohar menciona que lucharán entre sí “una en el mar, una en la tierra, y una cerca de Jerusalén”.
  3. El resultado de la guerra: El Zohar dice: “Y estos gobernarán sobre aquellos” (y aquellos sobre estos). Es decir, habrá una guerra difícil entre ellos en la que ningún bando logrará una victoria clara, o el control pasará de un lado a otro.
  4. El punto importante: Al final de esta descripción, el Zohar añade: “Y la Tierra Santa no será entregada a los Hijos de Edom”.

La idea de que “Ismael vence a Esaú” es una interpretación común de este pasaje. La intención es que en esta gran guerra entre Occidente (Edom/Esaú) y Oriente (Ismael), que ocurrirá alrededor de Jerusalén y la Tierra de Israel, los Hijos de Edom (Occidente) no lograrán subyugar a los Hijos de Ismael. Ismael “vencerá” en el sentido de que resistirá e impedirá que Edom controle la Tierra Santa.

Otras fuentes (como Pirkei DeRabbi Eliezer) y comentaristas posteriores ampliaron sobre esto, y conectaron la caída final de Ismael (después de esta guerra) directamente con el surgimiento del Mesías hijo de David.

En resumen: La fuente principal para esto se encuentra en el Zohar (Parte II, Parashat Va’erá, folio 32a), que describe una gran guerra entre Ismael y Edom (Esaú) en el Fin de los Días, en la cual la Tierra Santa no caerá en manos de Edom.

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“Lej Lejá” (לֶךְ לְךָ) tiene un valor numérico (GUematria) de 100, y sobre esto hay dos interpretaciones escritas:

Según una interpretación [6], el 100 aquí alude a Abraham: a la edad de cien años merecerás engendrar un hijo-continuador, y con ello perpetuarte. Nuestro patriarca Itzjak (Isaac) nació de Abraham y Sarah de forma milagrosa, cuando Abraham tenía 100 años (ק) y Sarah 90 (צ). Según la conocida alusión [7], estas son la ‘Tzadi’ (צ) y la ‘Kuf’ (ק) del nombre Itzjak (יצחק). La ‘Yud’ (י) de Itzjak alude a las diez pruebas por las que pasó Abraham Avinu, y su ‘Jet’ (ח) alude a que Itzjak fue el primero en ser circuncidado a los ocho días.

📖 Domingo – 11 de Marjeshván

“Y se le apareció Hashem en Elonei Mamré, mientras él estaba sentado a la entrada de la tienda, en el calor del día.”
(Bereshit 18:1)

🕊️ Comentario de Rashi

“Y se le apareció Hashem para visitarlo” – es decir, para visitar a los enfermos, pues Abraham estaba en el tercer día después de su circuncisión, y el Santo, bendito sea, vino a preguntarle por su bienestar.

Rashí añade:

“En el calor del día” – Hashem hizo salir el sol de su envoltura (para que no molestaran los caminantes, de modo que Abraham no se esforzara en recibirlos).
Pero cuando vio que Abraham estaba triste porque no tenía huéspedes, envió a los ángeles hacia él con forma de hombres.

💡Puntos de Jasidut

El Rebe explica:

Abraham Avinu se ocupaba principalmente en difundir la fe en Hashem entre las personas.
Él acercaba a muchos de los hijos de Israel a su Padre celestial,
y también a las naciones del mundo enseñaba el conocimiento de Dios.

Por eso, aun después de la circuncisión, cuando alcanzó un nivel altísimo de santidad, no se encerró en su grandeza espiritual,
sino que continuó recibiendo huéspedes —personas de toda condición—
para acercarlas a la fe en el Creador.

🌤️ El sentido jasídico del versículo

“Y se le apareció Hashem” — esta es la revelación divina que llega al tzadik después de su entrega total a Hashem.
“Mientras él estaba sentado a la entrada de la tienda” — el tzadik no se queda dentro, sino que se sienta a la entrada, mirando hacia afuera, buscando cómo acercar a otros.
“En el calor del día” — incluso cuando el “sol” brilla con fuerza, es decir, cuando hay revelaciones divinas elevadísimas, Abraham no se aparta del mundo, sino que sigue ocupándose en los hombres.

🔥 Aplicación espiritual

Cada judío hereda el camino de Abraham Avinu.
También nosotros debemos, después de cumplir nuestras propias mitzvot y alcanzar momentos de revelación interior, mirar hacia el “afuera”:
acercar a otros al estudio, a la Torá, a la mitzvá, a la luz de Hashem.

El verdadero amor a Dios se expresa en el amor a las personas.

📘 Fuente:
Likutei Sijot, Vol. XV, Parashat Vaierá, Sijá de Domingo 11 de Marjeshván.
Basado en las enseñanzas del Rebe de Lubavitch,
editado por Machón Kehot (Brooklyn – Kfar Jabad).

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✨ Vaierá — La revelación divina al corazón humano

1️⃣ La visita de los tres ángeles

Hashem se revela a Abraham tres días después de su circuncisión.
Abraham, a pesar de su dolor, se levanta para recibir a tres visitantes (ángeles en forma humana) y los atiende con gran hospitalidad.
Cada uno tiene una misión:

  • Uno anuncia el nacimiento de Itzjak a Sara.
  • Otro viene a destruir Sodoma y Amorá.
  • El tercero a sanar a Abraham.

Sara escucha la promesa de que tendrá un hijo y ríe, por lo que Hashem la reprende suavemente.

“Y se le reveló Hashem…” – El alma que merece ver

La palabra Vaierá (וַיֵּרָא – “Y se le reveló”) alude a una revelación interior. Hashem se revela a Abraham después de la circuncisión, es decir, después de quitar el “velo” que cubre el corazón.
El Jasidut explica que cada persona tiene “orlot halev” —capas que impiden la percepción de la Divinidad— y que cuando uno las elimina mediante humildad y pureza, Hashem se revela dentro de su conciencia.
👉 En cada uno de nosotros hay un “Abraham” interior: el despertar del amor esencial a Dios.

Hospitalidad: recibir lo Divino en el otro

Los tres ángeles representan las tres fuerzas del alma —Amor, Temor y Compasión— que Abraham activa al recibirlos.
El Baal Shem Tov enseña que cuando uno recibe a un ser humano con bondad, está recibiendo en realidad una chispa divina.
Por eso Abraham ve “a tres hombres” y sin embargo “a Hashem”: cuando uno sirve al prójimo, Hashem se revela a través del servicio.

2️⃣ Abraham intercede por Sodoma

Hashem le revela a Abraham Su intención de destruir Sodoma por su maldad.
Abraham ruega por la ciudad, preguntando si Hashem destruiría el lugar incluso si hubiera 50, 45, 40, 30, 20 o 10 justos.
Hashem responde que si hubiera 10 justos, no la destruiría.
Pero no los hay.

El rezo por Sodoma – amor que no juzga

Abraham ruega incluso por los malvados de Sodoma.
El Rebe explica que esto revela el secreto de Ahavat Israel: amar incluso a quien no parece digno.
El verdadero amor espiritual no depende de las acciones del otro, sino de reconocer en él la chispa de Divinidad oculta.
👉 Interceder por el otro es “mirarlo con los ojos de Dios”, viendo su raíz más allá de sus caídas.

3️⃣ La destrucción de Sodoma

Los ángeles llegan a Sodoma y Lot los recibe en su casa, protegiéndolos de la violencia del pueblo.
Le ordenan huir con su familia.
La esposa de Lot desobedece la advertencia de no mirar atrás y se convierte en una columna de sal.
Lot y sus hijas escapan a una cueva. Creyendo que la humanidad fue destruida, las hijas embriagan a su padre y tienen de él descendencia, de donde nacen Moav y Amón.

Lot, sobrino de Abraham, representa la chispa que cae del nivel de santidad hacia la confusión del mundo material.
Aun así, Hashem lo salva por el mérito de Abraham.
El Jasidut enseña que esto refleja la función del tzadik: rescatar las chispas perdidas (nitzotzot) de lugares bajos.
Incluso el acto de las hijas de Lot —aparentemente negativo— contiene una intención redentora oculta, pues de allí nacerá Rut, la futura madre de la realeza davídica.

4️⃣ Abraham en Guerar

Abraham viaja a Guerar. Como antes en Egipto, dice que Sara es su hermana.
El rey Avimélej la toma, pero Hashem le aparece en sueños y lo detiene.
Avimélej devuelve a Sara con disculpas y regalos. Hashem cura su casa, que había sido castigada con infertilidad.

5️⃣ El nacimiento de Itzjak

Sara finalmente da a luz a Itzjak, cumpliéndose la promesa divina.
Abraham lo circuncida a los ocho días.
Sara ve que Ishmael, hijo de Hagar, influye mal a Itzjak, y pide a Abraham que lo expulse.
A Abraham le duele, pero Hashem le dice:

“Escucha a Sara, porque en Itzjak te será llamada descendencia.”
Hagar e Ishmael vagan en el desierto hasta que Hashem les abre los ojos y les da agua.

“Itzjak” significa “reirá”, y su nacimiento simboliza la alegría que surge cuando lo infinito se revela en lo finito.
Sara ríe no por duda, sino por asombro sagrado: cuando el alma percibe que algo supera toda lógica, estalla en risa divina (tzchok shel kedushá).
Por eso el Jasidut enseña que Itzjak es el alma del mundo venidero, donde todo será alegría y revelación.

6️⃣ El pacto con Avimélej

Abraham hace un pacto de paz con Avimélej en Be’er Sheva, donde planta un tamarisco y proclama el nombre de Hashem, Dios del universo.

La expulsión de Ishmael – purificación interna

Ishmael representa las emociones desbordadas, la energía del corazón sin disciplina.
Sara (que simboliza el alma divina) exige apartarlo de Itzjak (el alma refinada).
El Rebe explica que esto no es rechazo, sino rectificación: cada uno debe aprender a canalizar sus fuerzas emocionales —no destruirlas, sino redimirlas— hasta que también Ishmael (“Dios escuchará”) se convierta en oración.

7️⃣ La prueba del sacrificio de Itzjak – Akeidat Itzjak

Hashem pone a prueba a Abraham:

“Toma a tu hijo, tu único, a Itzjak… y ofrécelo en sacrificio.”
Abraham obedece sin dudar.
Cuando levanta el cuchillo, un ángel lo detiene, y en su lugar ofrece un carnero.
Hashem promete bendecirlo y multiplicar su descendencia “como las estrellas del cielo y la arena del mar”.

La Akeidá – entrega total del alma

La prueba suprema de Abraham no es sólo sacrificar a su hijo, sino anular su propia comprensión espiritual.
En la Akeidá, Abraham entrega no sólo su amor, sino su razón.
El Alter Rebe enseña que la esencia del judío es la emuná lemáalá mehadáat —una fe por encima de la razón—, que es la raíz de todo mesirut néfesh (entrega del alma).
Por eso la Akeidá quedó grabada en el alma de todo Israel: cada judío tiene dentro una chispa de Abraham que dice “Hineni” – Aquí estoy.

8️⃣ Epílogo

La parashá concluye con el anuncio del nacimiento de Rivká, hija de Betuel, futura esposa de Itzjak.

✨ Enseñanza central

“Vaierá” muestra cómo Abraham alcanza su máxima grandeza:

  • en su hospitalidad,
  • en su fe inquebrantable,
  • en su defensa de la justicia,
  • y sobre todo, en su entrega total a la voluntad divina.

La lección jasídica: ver a Hashem en el mundo

“Vaierá elav Hashem” no fue una visión única de Abraham, sino un modelo para cada judío:
Cada día, en cada encuentro, Hashem se revela en lo cotidiano —en la casa, en el prójimo, en las pruebas.
El Baal Shem Tov decía:

“Todo lo que el hombre ve o escucha es una enseñanza para su servicio divino.”

Así, Vaierá nos enseña a ver lo divino en lo simple, a reconocer que el Creador se manifiesta en cada aspecto de nuestra vida.

🌅 Mensaje final

La parashá comienza con revelación (Vaierá) y termina con sacrificio (Akeidá): la visión lleva al acto.
Cuando uno logra ver a Hashem en su corazón, está dispuesto a entregarse completamente a Su voluntad.
Esa unión de visión y entrega es el camino de Abraham, y la herencia eterna de sus hijos.

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DE UNA ENSEÑANZA JASÍDICA DEL REBE DE LUBAVITCH

PARASHÁ VAIERÁ – 5744

– La circuncisión y la revelación divina a través de Abraham

En este maamar, el Rebe explica el título que la Torá otorga a Abraham:

“אב המון גויים – Padre de una multitud de naciones”,
y la conexión de este título con la mitzvá de la milá (circuncisión).


El misterio de la milá según la Cabalá y el Jasidut

Se revelan aquí temas maravillosos acerca de la mitzvá de la milá con la que fue ordenado Abraham Avinu.
Su esencia es atraer la divinidad hacia el pueblo de Israel específicamente, lo que más tarde se expresa en las palabras:

“Tú nos has elegido de entre todos los pueblos” (Atá bejartanu mikol ha’amim)
en el momento de la entrega de la Torá (Matan Torá),
y su perfección definitiva se manifestará en el futuro mesiánico,
cuando se cumpla la profecía:
“Y caminarán muchas naciones, y dirán: ‘Venid, ascendamos al monte de Hashem’”.


El lugar de las naciones y su transformación futura

El maamar también aclara el nivel espiritual de las naciones del mundo, la raíz de sus almas, el significado espiritual del gueur (conversión al judaísmo),
y cómo será su estado en el tiempo por venir, cuando la santidad de Israel ilumine toda la creación.


La orden divina de la milá a Abraham

Cuando Hashem ordenó a Abraham circuncidar la carne de su prepucio, le dijo:

“Y estableceré Mi pacto entre Mí y ti… y serás padre de una multitud de naciones.”
(Según el versículo de Bereshit 17:4-5)

El Alter Rebe, en su maamar sobre este pasaje, analiza algo que parece difícil de entender:
Antes de la circuncisión, Abraham ya era un hombre justo y santo —“el carro de la Presencia Divina” (merkavá laShem)—,
¿por qué entonces era necesaria la mitzvá de la milá?

Si ya era completamente anulado ante la voluntad de Dios, como un carro que no tiene voluntad propia frente a quien lo conduce,
¿qué novedad aporta la circuncisión?


El descenso de la Divinidad al mundo

El maamar explica que antes de la milá, la luz divina del atributo de Jesed (bondad) brillaba en el mundo a través de Abraham,
pero solo desde arriba hacia abajo, sin poder penetrar el plano terrenal de manera permanente.

La circuncisión permitió que la luz divina entrara dentro del cuerpo y de la carne, revelando santidad en el plano material.
Por eso el órgano del pacto (Eiver habrit) es llamado el canal a través del cual fluye la vida divina al mundo.


Romper la “orlá” – Quitar la cáscara espiritual

Las fuerzas impuras, llamadas “klipot” (envolturas, impurezas), son llamadas también “orlá” (prepucio),
como explica el Tzemaj Tzedek en Derej Mitzvoteja:

“Así como la orlá cubre el pacto sagrado,
así también las klipot cubren y ocultan la santidad interior del alma.”

La mitzvá de la milá, por tanto, simboliza romper toda barrera que impide la revelación de lo divino dentro del cuerpo y dentro del mundo.

Abraham fue el primero en lograrlo —transformando su propio ser físico en un canal de santidad—,
y por eso fue llamado ‘padre de muchas naciones’,
pues a través de él comenzó la posibilidad de que incluso las naciones del mundo participen en la redención y reconozcan a Hashem.

La continuación de la revelación: de la milá al Sinaí

Después de la circuncisión de Abraham, comienza una nueva etapa en la historia espiritual del mundo.
Hasta ese momento, la santidad y la materia estaban separadas: lo divino podía influir desde arriba,
pero no penetrar el mundo físico.

Con la milá, Abraham abrió el canal para que la Divinidad pudiera habitar en la carne,
pero la unión completa entre cielo y tierra solo se realizó en el Monte Sinaí, con la entrega de la Torá.


🪔 Del pacto personal al pacto del pueblo

En la milá, Abraham se unió a Hashem en su cuerpo;
en el Sinaí, todo el pueblo de Israel recibió esa unión.
El Rebe explica que el “pacto” (ברית) se convirtió en una alianza colectiva,
expresada en las palabras:

“Tú nos has elegido de entre todos los pueblos” (Atá bejartanu mikol ha’amim).

Desde entonces, Israel no solo hereda la fe de Abraham,
sino también su capacidad de atraer Divinidad dentro del mundo —hacer del mundo una “morada para Hashem” (dirá betajtónim).


La milá espiritual: quitar la orlá del corazón

En los escritos del Rebe Rashab se enseña que cada mitzvá tiene su raíz en una mitzvá primera.
Así como Abraham quitó la orlá física,
así también cada judío está llamado a circuncidar su corazón,
a remover las capas que ocultan la sensibilidad espiritual.

“Y circuncidarás el prepucio de tu corazón” (Devarim 10:16).

Esto significa refinar los deseos materiales y revelar la pureza interior.
En ese proceso, la “luz de Abraham” —la luz del Jesed infinito—
vuelve a iluminar desde adentro, en cada generación.


🌍 “Padre de muchas naciones”: la universalización de la santidad

El título “אב המון גויים – Padre de una multitud de naciones” no significa que Abraham perdió su singularidad como padre de Israel,
sino que su influencia se expandió más allá de los límites de Israel.

A través de Abraham, las naciones reciben una chispa de iluminación espiritual,
un reflejo del reconocimiento divino que él trajo al mundo.
Pero —subraya el Rebe— esa revelación no es completa en el presente.

Las naciones pueden reconocer la existencia de Dios,
pero no pueden captar la unidad absoluta de Hashem
hasta que Israel, por medio de la Torá y las mitzvot,
revele esa unidad dentro del mundo.


🕊️ La redención futura: “Y caminarán muchos pueblos”

El proceso que comenzó con Abraham alcanzará su plenitud en la Era Mesiánica,
cuando se cumpla la profecía de Isaías:

“Y caminarán muchas naciones y dirán:
Venid, ascendamos al monte de Hashem, a la Casa del Dios de Jacob” (Isaías 2:3).

Entonces, las naciones del mundo no solo reconocerán a Hashem externamente,
sino que se unirán a la conciencia divina que Israel ha revelado.
En ese tiempo se eliminará completamente la “orlá del corazón del mundo”,
y toda la humanidad se convertirá en un solo cuerpo espiritual consagrado al Creador.


La plenitud del pacto

El maamar concluye que la mitzvá de la milá, el pacto entre Hashem y Abraham,
no fue un evento aislado, sino el inicio de una cadena de revelaciones:

  1. Abraham — el pacto personal, traer Divinidad a la carne.
  2. Moshé y el Sinaí — el pacto nacional, unir cielo y tierra.
  3. El Mashíaj — el pacto universal, revelar que “Hashem es Uno y Su Nombre es Uno”.

🕯️ Reflexión final

Así, “אב המון גויים” no es solo un título de honor.
Es una misión cósmica:
hacer que la Divinidad se manifieste incluso en los lugares más lejanos,
hasta que todo ser reconozca que la vida misma es el Pacto de Dios.

“Y estableceré Mi pacto entre Mí y ti,
y te multiplicaré en gran manera.”
(Bereshit 17:2)

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