La elevación de las chispas que realizó Iosef en Egipto fue la concreción de la profecía hecha por su madre Rajel cuando él nació. En su visión profética Rajel lo llamó Iosef, explicando “Dios me otorgará otro hijo” 4. El poder de Iosef es otorgar a su madre Rajel, un símbolo de la esfera de lo sagrado, “un hijo adicional” colectando lo que previamente había sido devorado por el “otro lado” de la santidad – sitra ájara – (el sentimiento de que uno es otro, que uno está desconectado del Todo, de Dios) y las llevó hacia el lado de la santidad. Iosef siempre logró “extraer lo precioso de aquello que lo había devorado” 5, tomando al otro que está distante de la divinidad y transformándolo en “un hijo adicional”. Más aún, la extraordinaria fertilidad de los hijos de Israel en Egipto fue el resultado y la consecuencia de que Iosef había recolectado las chispas de divinidad en Egipto. Por cierto, como está escrito en la Tora “estos son los descendientes de Iaacov, Iosef…” 6 o sea que todos los descendientes de Iaacov a través de las generaciones son debidos a Iosef.