En el principio de la Creación, cuando la Luz infinita llenaba toda la realidad, Di-s contrajo Su Luz para crear un espacio hueco vacío, como si fuera, que habría de ser el “lugar” necesario para la existencia de los mundos finitos. Hacia este vacío, Di-s atrajo una línea individual de luz, figurativamente hablando, de la Fuente Infinita. Este rayo de luz, es el secreto de la letra vav. Aunque la línea es singular en apariencia, no obstante tiene dos dimensiones, una fuerza interna y otra externa, la cuales toman parte en el proceso de Creación, y en la interacción continua entre el poder creativo y la realidad creada.
La fuerza externa de la línea, es el poder de diferenciar y separar los varios aspectos de la realidad, estableciendo un orden jerárquico, arriba y abajo en la Creación. La fuerza interna de la línea, es el poder de revelar la interinclusión inherente de los distintos aspectos de la realidad, uno en otro, asociándolos juntos en un todo orgánico. Esta propiedad de la letra vav, como se usa en hebreo, se conoce como vav hajibur, la vav de “conexión”, que en castellano es “y”. La primera vav de la Torá -“En el principio Di-s creó los cielos y [vav] la tierra”-, sirve para asociar espíritu y materia, cielo y tierra, a lo largo de la Creación. Esta vav, que aparece en el principio de la sexta palabra de la Torá, es la letra número veintidós del versículo. Ella alude al poder de conectar e interrelacionar los veintidós poderes individuales de la Creación, las veintidós letras del alfabeto hebreo de la alef a la tav. (La palabra et [que aparece antes de las palabras “los” y “la” en este versículo, y se escribe alef-tav] es generalmente tomada como que representa todas las letras del alfabeto, desde la alef hasta la tav. Nuestros sabios interpretan la palabra “et” en este versículo, como incluyendo los distintos objetos de la Creación presentes entre el cielo y la tierra).
En hebreo bíblico, la letra vav tiene también la función de invertir el tiempo aparente de un verbo, a su opuesto, de pasado a futuro o de futuro a pasado (vav hahipuj). La primera aparición en la Torá, de este tipo de vav, es la vav con la que comienza la palabra número veintidos desde el comienzo de la Creación, “Y Di-s dijo….”. Este es el primer dicho explícito de los 10 dichos de la Creación: “Y Di-s dijo [el verbo ‘dijo’ es invertido del tiempo futuro al pasado por la vav a el principio de la palabra -‘Y’]: ‘Sea la luz’ y fue la luz”. El fenómeno de la luz quebrando la oscuridad del tzimtzum, la contracción primordial, es en si misma el secreto del tiempo, (el futuro transformándose en luz), que permea el espacio.
En el servicio Divino del judío, el poder de cambiar el pasado desde el futuro, es el secreto de la teshuvá (“arrepentimiento” y “retornar a Di-s”) por amor. A través de la teshuvá por temor, las transgresiones intencionales que uno cometió, se vuelven como errores, se endulza en cierta manera la severidad de las transgresiones pasadas, pero no cambian en forma completa. Sin embargo, cuando un judío retorna por amor, sus transgresiones deliberadas se transforman en méritos; de la toma de conciencia de la distancia que nos separa de Di-s a causa de nuestras transgresiones, proviene la fuerza motivadora de retornar a Di-s con una pasión aún mayor que la de aquel que nunca pecó.
Todo judío tiene una parte en el Mundo por Venir, como está dicho, “Y toda tu nación son ‘tzadikim‘, por siempre ellos heredarán la tierra”. El poder de la teshuvá de convertir completamente lo pasado en bien, es el poder de la vav de invertir el pasado en futuro. Esta transformación en si misma requiere, paradójicamente, atraer la luz desde el futuro hacia el pasado.
En el servicio Divino del hombre, traer el futuro hacia el pasado es el secreto de estudiar las enseñanzas internas de la Torá, el aspecto de la Torá que se relaciona con la revelación de la venida del Mashiaj. Rashi explica el verso del Cantar de los Cantares: “Que me bese con los besos de su boca, porque su amor es mejor que el vino”, aludiendo a las dulces enseñanzas que se revelarán en los tiempos del Mashiaj. Cuando una persona estudia atentamente los secretos de la Torá, el actúa desde el futuro en el pasado, con el fin de fortalecerse y animarse a retornar en completa teshuvá de amor, y de esa manera convertir su pasado en futuro.
FORMA
Una línea vertical.
Un pilar.
Un hombre que se para derecho.
Mundos:
Los doce pilares de Creación – las doce líneas de un cubo. Las doce tribus.
Los siete pilares de Creación – las seis direcciones y el tiempo. Los siete pastores.
Un pilar de creación del futuro. Mashiaj.
Las varas conectoras en el Tabernáculo.
Almas:
La estatura completa del hombre – pararse sobre la tierra con la cabeza aproximándose al cielo.
El pueblo judío parándose junto.
El “Sendero de Oro” en el servicio a Di-s.
El torso en relación a las manos, pies y el brit.
Divinidad:
El pilar de la Verdad.
La consistencia del pilar del medio.
La divinidad penetrando a través del punto medio de toda Creación.
NOMBRE
Un Gancho
Mundos:
Los ganchos conectores de los pilares en el Tabernáculo – ocultamiento y revelación.
El eje de simetría y el equilibrio entre simetría y asimetría.
Almas:
El poder que conecta las almas de Israel.
Los motivos de desear hacer la Voluntad de Di-s, tallados en el corazón de cada judío.
El eje que conecta las buenas intenciones presentes en cada judío.
Divinidad:
El nexo conector entre las Leyes dispersas – letras cinceladas de la esencia Divina – de la Torá.
La fuerza de conección entre las chispas Divinas esparcidas dentro de la realidad.
NÚMERO
Seis
Mundos:
Seis Días de la Creación, y sus correspondientes seis fuerzas Divinas activas en la Creación.
Seis letras de la palabra bereshit, “En el comienzo”.
Seis alef en el primer versículo de la Torá.
Los Seis milenios que dura el mundo.
Seis direcciones del mundo físico.
Almas:
Seis alas (estados de amor y temor en el alma) de los ángeles en llamas (serafim).
“Dar verdad a Iacob”.
Divinidad:
Seis ordenes de la Mishná.
Las seis “alas” del “Maguen David”.
Seis codos – las dimensiones de las Tablas recibidas por Moisés en el Monte Sinai.