Es costumbre contar una historia jasídica sobre el Baal Shem Tov todos los Motzaei Shabat, la salida del Shabat por la noche en una comida de Melavé Malká, acompañar a la novia (el Shabat).
Una segulá para un buen sustento, para tener hijos y tener satisfacciones de ellos, para una vida buena y larga y para salud
El jueves, 15 de Tamuz, fue el día de la hilula de Rabi Jaim ben Atar (5456-5503, 1696-1743), o Or HaJaim HaKadosh, por su libro Or HaJaim. Fue enterrado en el Monte de los Olivos en Jerusalén
Con motivo de su hilula, se presenta una historia relacionada con el Baal Shem Tov y el Or HaJaim.
En el año 5503, 1743 en Shabat, Parashat Pinjás, el Baal Shem Tov lavó sus manos para la seudá shlishit, la tercera comida de Shabat, y después de comer un kezait (el tamaño de una aceituna) de la jalá, dijo:
“Se apagó la vela occidental”.
Como era su costumbre, en Shabat el Baal Shem Tov hablaba poco, por lo tanto, los estudiantes solían esperar con sus preguntas hasta la noche de la salida del Shabat.
Esa noche vinieron sus discípulos y le pidieron que les explicara lo que había dicho.
El Baal Shem Tov les explicó:
“Rabí Jaim Ben Atar, autor del libro Or HaJaim, es la vela occidental, y en el momento de la tercera comida supe que había fallecido. Esa era mi intención”.
Cuando sus alumnos le preguntaron cómo sabía esto, respondió:
“Hay una cavaná, una intención al lavar las manos para la tercera comida, que se revela a una sola persona a la vez.
Toda mi vida traté de lograrlo, y no lo logré, porque esta intención estaba en posesión de Rabi Jaim Ben Atar.
Hoy cuando estaba lavando mis manos para la tercera comida se me reveló esta intención repentinamente.
Así supe que quien escribió el ‘Or HaJaim’ ya no está entre los vivos.
El Or HaJaim vivió la mayor parte de sus años en Marruecos e Israel, y sin embargo tenía estrechos lazos con el Baal Shem Tov que vivía en Ucrania y nunca se habían visto.
En el momento de la muerte del Or HaJaim, el Baal Shem Tov hizo “criá”, se rasgó la ropa en señal de duelo a pesar de que no estaba físicamente presente allí.
Se cuenta que a las alegaciones hechas en su contra de que esto es lo contrario de la ley de la Torá, él les contestó:
“Que voy a hacer, yo estuve ahí…”