PARASHAT LEJ LEJÁ: ALIÁ A ALIÁ

PRIMERA LECTURA:

CAMINAR Y VER LA DIVINIDAD

“Entonces Abram continuó su camino avanzando decididamente hacia el sur”

Dos parashot en la Torá están dedicadas a la historia de Abraham, Lej Lejá (לֶךְ לְךָ) y Vaieira (וַיֵּרָא). Sus nombres provienen de los verbos que significan caminar y ver. Lej Lejá comienza con el mandato de Dios a Abraham de caminar hacia la tierra que Él le mostrará: la Tierra de Canaán. Vaieira comienza con Dios mostrándose a Abraham a través de la visión de los tres ángeles que lo visitaron. Y entonces, podemos decir que, debido al caminar de Abraham, Dios se mostró a Abraham.

El Tzemaj Tzedek una vez lloró acerca de por qué Dios se reveló a Abraham, pero no se revela a nosotros. Aunque Vaieira comienza con la revelación a través de los tres ángeles, su punto culminante es la revelación de Dios a Abraham en el monte Moriá. Es allí donde cuando el Templo estuvo en pie, cumplimos la mitzvá de ser vistos por Dios en las tres festividades: “Tres veces al año todos tus varones se presentarán ante el Soberano, Havaiá”[1] (שָׁלֹשׁ פְּעָמִים בַּשָּׁנָה יֵרָאֶה כָּל זְכוּרְךָ אֶל פְּנֵי הָאָדֹן הוי’). Así que una vez más caminamos en peregrinación al Monte Moriá y a cambio no sólo somos vistos por Dios, sino que Dios se muestra a nosotros. De hecho, el Monte Moriá fue nombrado por Abraham, la Montaña Donde Dios será Visto (בְּהַר הוי’ יֵרָאֶה).

Los 12 Sentidos

Así, en los dos parashot dedicados a su vida, la Torá se centra en los dos “sentidos” especiales de Abraham: el caminar y la vista. Nombramos estos sentidos porque son 2 de los 12 sentidos descritos en el Sefer Ietzirá. Los 12 sentidos corresponden a los meses del año y posteriormente, se correspondieron con las 12 Tribus. Caminar es el tercer sentido, correspondiente al mes de Sivan y la vista es el cuarto, correspondiente a Tamuz. Sorprendentemente, en la Torá aparecen exactamente en el mismo orden: Lej Lejá, que corresponde a caminar, es la tercera parashá de la Torá, y Vaieira, correspondiente a la vista, es la cuarta.

El versículo más importante que describe el caminar de Abraham está en Lej Lejá y dice: “Abram avanzó decididamente hacia el sur”[2] (וַיִּסַּע אַבְרָם הָלוֹךְ וְנָסוֹעַ הַנֶּגְבָּה). Después de su llegada a la Tierra de Canaán, se podría pensar que ese es el final de su viaje. Pero Abraham entiende que el mandato de Dios es que él siempre esté caminando, siempre en movimiento, por lo que sus viajes continúan a medida que avanza hacia el sur.

Los cuatro puntos cardinales corresponden a las sefirot. Específicamente, el Sur representa la bondad (así como la sabiduría). Por lo tanto, Abraham busca constantemente más y más bondad a través del acto de viajar, y a través de sus actos de bondad, se esfuerza por alcanzar un nivel de ver a Dios. Tanto a Abraham como a su descendiente Aharón el Sumo Sacerdote se les llama hombres de bondad. Pero el nombre de Aharon en hebreo (אַהֲרֹן) permutan sus letras para formar la palabra “visto”, niré (נִרְאֶה), aludiendo al verso: “En Tu luz [de Dios], veremos la luz”[3] (בְּאוֹרְךָ נִרְאֶה אוֹר). En las enseñanzas Jasídicas se explica que Abraham representa el nivel inferior de amor (la experiencia interna de bondad, jesed) conocido como amor mundano, ahavá olam (אַהֲבַת עוֹלָם) y Aharon representa el nivel superior de amor conocido como gran amor, ahavá rabá (אַהֲבָה רַבָּה). Es a través del amor mayor que se ve a Dios y por eso Abraham se esfuerza constantemente por alcanzar este nivel en sus viajes al sur.

Abraham, el hombre de fe

Parashat Lej Lejá también afirma que Abraham fue el primer creyente. Hasta Abraham hubo gente justa,[4] pero ninguno tenía una fe consumada en Dios. Todo el pueblo judío es descendiente de Abraham, y sobre él encontramos el versículo: “Verás desde las alturas de la fe”[5] (תָּשׁוּרִי מֵרֹאשׁ אֲמָנָה). Así, el caminar conduce a la visión gracias a la fe. Para merecer ver la Divinidad, ver la redención, depende de abrir los ojos para ver que Mashíaj viene, y obtenemos esta capacidad del poder de la fe que heredamos de Abraham.

¿Cómo se manifestó en la vida de Abraham esta conexión entre el caminar y la fe? Abraham era estéril y Dios le prometió que tendría hijos. La Torá dice: “Tenía fe en Havaiá, y Él [Dios] la consideraba caridad” (וְהֶאֱמִן בַּהוי’ וַיַּחְשְׁבֶהָ לּוֹ צְדָקָה). Este es un tremendo mensaje para todo judío: hay cosas que queremos mucho, como una mujer que quiera casarse, pero no sucede. Aun así, aunque algo lleve tiempo, al final llegará. ¿Por qué se retrasa? Para animarnos a orar por ello. De manera similar, los Patriarcas y Matriarcas eran estériles porque Dios anhelaba su oración. Dios anhela las oraciones de los tzadikim.

Como explicaremos, primero Dios quiere que tengamos fe, y desde la fe tendremos alegría. Después de que la mujer estéril da a luz, se llena de alegría, pero para dar a luz, en primer lugar, necesita tener alegría. El gozo es la clave de la redención, de lo bueno que viene. La alegría surge de creer que el bien vendrá: “piensa bien y estará bien”. La palabra “con alegría”, besimjá (בְּשִׂמְחָה) son también las letras de “pensamiento”, majshavá (מַחְשָׁבָה) que nos guían a llenar nuestros pensamientos de alegría. Al albergar sólo pensamientos buenos y alegres, merecemos ver cómo “la madre de los niños está feliz”[6], em habanim shmeja (אֵם הַבָּנִים שְׂמֵחָה), ya que el pensamiento siempre está asociado con el principio madre, en Cabalá. A través del pensamiento lleno de alegría, la madre merece quedar embarazada y dar a luz lo que esperaba. Asimismo, todo descendiente de Abraham el hebreo, una vez que llena sus pensamientos de alegría, queda como “embarazado”, por así decirlo, de lo que anhelaba y luego merece verlo cumplido.

Tomemos un ejemplo. Quiero casarme, esa es mi meta y esa es la misión que sé que Dios me ha encomendado. Pero debo saber que si aún no ha sucedido entonces es por una buena razón, es frustrante, pero la naturaleza del creyente es tener fe en que existe un propósito superior. La señal de alguien que es un verdadero creyente es que ya está gozoso ahora, anticipando el futuro, sabiendo que Dios cumplirá todas Sus promesas.

Fe simple y sincera en Dios

Una última conexión que nos gustaría establecer es entre el sur y la fe. Al entrar en la tierra, Abraham viajó constantemente hacia el sur. El sur no sólo representa la bondad, el eje derecho de las sefirot, sino que también representa la fe, porque en hebreo “derecha”, iamina (יָמִין) y “fe”, emuná (אֱמוּנָה) son palabras afines. Incluso antes de llegar a Eretz Israel, Abraham era el único que creía en un Dios Único. Por lo tanto, ya contaba con una gran fe. ¿Qué fe adicional estaba buscando ahora al viajar al sur?

Una explicación es que Abraham quería conectarse con Dios, no a través de la razón, sino por una fe sencilla y sincera. La raíz de la razón se puede encontrar en el cuarto nivel del alma conocido como “el viviente”, jaia (חַיָּה), y de hecho existe una forma de fe que se basa en la razón. Sin embargo, Abraham buscaba el nivel más elevado de fe que no depende de la razón. Este tipo de fe pura se sitúa en el quinto y más elevado nivel del alma conocido como “el singular”, iejidá (יְחִידָה). Cada día de su vida, Abraham descubrió una comprensión nueva y más profunda de Dios: la fe basada en la razón y el conocimiento. Pero al mismo tiempo, tuvo que dejar trascender esta nueva comprensión para alcanzar un nivel superior de fe. Por eso, cada día tenía que viajar más hacia el sur, más lejos en el camino de la fe.

(Extraído de una conferencia pronunciada el 13 de Jeshván de 5773)

SEGUNDA LECTURA:

 EL ÁNGEL DE LA GUARDA

“Dios golpeó al Faraón y a su casa con plagas severas, por la palabra de Sarai, esposa de Abram”.

Cuando Dios le ordena a Abraham que viaje a la tierra que Él le mostrará, le promete que será rico. Pero Dios no le dice cómo se hará rico. Después de llegar a la Tierra de Israel, Abraham se ve obligado por una hambruna a partir hacia Egipto. Los comentarios dicen que Abraham pensó que tal vez el motivo de este exilio era que Dios planeaba cumplir Su promesa de riquezas en Egipto.

La lección de esto es que cada vez que nos vemos obligados a mudarnos de un lugar a otro, o de una circunstancia a otra, debemos saber que Dios está pensando bien en nosotros. Hay un tipo de riqueza que Dios quiere darnos y depende de nuestra ubicación. De hecho, eso es lo que pasó. Al ir a Egipto, Abraham se hizo rico. Cuando salió de Egipto, se había hecho muy rico.

Toda la riqueza de una persona depende de su esposa. Hay un versículo en Proverbios que dice esto: “La propiedad y la riqueza son heredadas de los padres, pero de Dios viene una esposa inteligente” (בַּיִת וָהוֹן נַחֲלַת אָבוֹת וּמֵהוי’ אִשָּׁה מַשְׂכָּלֶת). Todas las riquezas que Abraham recibió de Egipto fueron en mérito de su esposa, Sará. La Torá nos dice que Abraham le pidió a Sará que dijera que ella era su hermana. Incluso lo vinculó explícitamente a su bienestar: “Si dices que eres mi hermana, para que me vaya bien por tu causa; mi alma se vivificará gracias a ti.”[7] ¿Es esto algo apropiado que Abraham le diga a su esposa?

El Zohar responde que Abraham vio que Sara tenía un ángel acompañándola y que nadie podría hacerle daño. Pero lo que Abraham no vio es que él también tenía un ángel que lo acompañaba, por lo que él tampoco iba a correr peligro. Lo primero que aprendemos de este Zohar es que el ángel de la esposa no es necesariamente el mismo que el ángel que tiene su marido. Lo que Abraham quiso decir es que si él y Sará eran considerados hermanos (un hermano y una hermana) porque están más cerca de ser el mismo cuerpo, hay más posibilidades de que el ángel de la esposa (que Abraham conocía) los proteja a ambos.  Abraham le estaba pidiendo que dijera que ella era su hermana para que su ángel los protegiera a ambos. Esto también explica por qué el resultado que describió se expresa en singular (לְמַעַן יִיטַב לִי) – es decir, que el ángel me protegerá – y no en plural (לְמַעַן יֵיטִבוּ לִי) – es decir, que los egipcios me beneficiarán.

De hecho, no sólo el éxito de uno en esta realidad presente depende de la esposa, sino también su éxito en el Mundo Venidero. Abraham alude a esto al describir un doble resultado: “me irá bien por tu causa” se refiere al beneficio que recibirá en este mundo y “mi alma será vivificada gracias a ti” se refiere al beneficio que recibirá en el Mundo Venidero.

El ángel de Sará

De hecho, la Torá nos dice que Sara no sufrió ningún daño: “Dios golpeó al Faraón y a su casa con severas plagas por palabra de Sarai, la esposa de Abram”[8] (וַיְנַגַּע י-הוה אֶת פַּרְעֹה נְגָעִים גְּדֹלִים וְאֶת בֵּיתוֹ עַל דְּבַר שָׂרַי אֵשֶׁת אַבְרָם). Rashi en el verso agrega que esto se debió al ángel que la protegía. El Zohar añade otra información: Sará hizo que su ángel golpeara a los egipcios diez veces. Estos fueron los precursores de las Diez Plagas que Dios traería sobre Egipto a través de Moisés y Aharón. De hecho, la palabra que Rashi usa para “golpe”, haj (הַךְ), cuando se calcula su valor usando numeración completa[9] es igual a 505, el valor de “Sará” (שָׂרָה).

Hay una pregunta sobre el orden de las palabras en el versículo que acabamos de citar. ¿Por qué las palabras “con plagas severas” aparecen antes de “y su casa”? El versículo habría sido mucho más simple si hubiera dicho: “Dios golpeó al Faraón y a su casa con graves plagas por la palabra de Sarai, esposa de Abram”. La diferencia, por supuesto, está en la gravedad de las plagas que sufrió la familia. Por la forma en que está redactado el versículo, claramente las severas plagas solo fueron arrojadas sobre el Faraón, mientras que su casa recibió una versión reducida de estas plagas.

Las Diez Guematriot Maravillosas del Mashíaj

Hemos hablado en el pasado sobre las 10 maravillosas guematriot (equivalencias numéricas) que el Mashíaj revelará. Tenemos más de 10 candidatas para estas, por lo que tendremos que dejar que el Mashíaj decida cuáles son lo suficientemente maravillosos para ser incluidas. En cualquier caso, en este versículo que citamos tenemos un candidato potencial para la consideración del Mashíaj.

El valor de todo el versículo: “Dios hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas por palabra de Sarai, esposa de Abram” (וַיְנַגַּע י-הוה אֶת פַּרְעֹה נְגָעִים גְּדֹלִים וְאֶת בֵּיתוֹ עַל דְּבַר שָׂרַי אֵשֶׁת אַבְרָם) es 3766. Consideremos ahora la palabra “plaga”, nega (נֶגַע), que también es la raíz triple de cualquier conjugación de “plaga” como verbo. Si tomamos cada una de sus tres letras (נ es igual a 50, ג es igual a 3 y ע es igual a 70) y calculamos su valor triangular,[10] encontramos que son: r50 es igual a 1275, r3 es igual a 6 y r70 es igual a 2485. La suma de los tres valores triangulares es 3766, ¡el valor exacto de todo el verso!

La identidad del ángel

Aunque el Zohar está lleno de nombres de ángeles, en este caso no nos dice el nombre del ángel de Sará a quien ella ordenó que plagara al Faraón y su casa. Pero al analizar más a fondo el versículo, podemos extraer una conjetura sobre quién podría haber sido.

Aunque no pronunciamos los nombres de los ángeles y por lo tanto no los escribiremos completos en español, podemos escribirlos en hebreo para calcular los valores de sus nombres. Los tres ángeles que habitan cada uno de los tres mundos inferiores – Creación, Formación y Acción – son Mitat (מיטטרון), Metat (מטטרון) y Sandal (סנדלפון), respectivamente. Increíblemente la suma de sus tres nombres equivale exactamente al valor de “creación, formación, acción”, Beriá, Ietzirá y Asiá (בְּרִיאָה יְצִירָה עֲשִׂיָּה).

De estos tres, conjeturamos que el que habita el Mundo de Acción, Sandal, era el ángel de Sará. ¿Cómo es eso? Observemos nuestro versículo y escribamos las letras del medio de las palabras que tienen un número impar de letras. Tenemos: וַיְנַגַּע י-הוה אֶת פַּרְעֹה נְגָעִים גְּדֹלִים וְאֶת בֵּיתוֹ עַל דְּבַר שָׂרַי אֵשֶׁת אַבְרָם y las letras del medio son: נעל אברש, que permutan para deletrear, “un zapato en la cabeza”, naal barosh (נַעַל בָּרֹאשׁ) sugiriendo que cada vez que Sará le decía a su ángel “golpea”, sentía como si un zapato estuviera golpeando la cabeza de Faraón. La conexión entre un “zapato en la cabeza” y Sandal (cuyo nombre en realidad deriva de la palabra “sandalia”) es clara.

 (Extraído de una conferencia dada el día 24 de Nisan 5772)

TERCERA LECTURA:

ABRAM, LOT Y DOS NIVELES DE FE

“Lot había acompañado a Abram… Pero la tierra no podía soportar que vivieran juntos…. Lot miró hacia arriba y vio que toda la llanura del Jordán estaba bien irrigada antes de que Dios destruyera Sodoma y Gomorra…. Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán.

Al principio, Lot, el sobrino de Abraham, viajaba con él. ¿Cuál es el secreto de su compañerismo, a pesar de que sus niveles espirituales eran tan diametralmente opuestos entre sí?

La suma de los valores de “Abram” (אַבְרָם) y “Lot” (לוֹט) es 288; el valor de Abram es 243 y el valor de Lot es 45. 288 es también el número de chispas de santidad que cayeron del destrozado Mundo del Caos a nuestra realidad. También es el valor de “rocío”, tal (טַל) y “lluvia”, matar (מָטָר), las dos cosas clave que pedimos ahora en la Amidá: “Concede el rocío y la lluvia que serán para bendición” (וְתֵן טַל וּמָטָר לִבְרָכָה). Con estas equivalencias numéricas en mente, centrémonos en el propio Lot.

Lot y la cáscara de Noga

Como se señaló, el valor de Lot (לוֹט) es 45, que es el valor del relleno del Nombre esencial de Dios, Havaiá, que es igual a 45 (יוד הא ואו הא) y conocido con el nombre de (מה), cuyo valor es 45. El nombre de existe tanto en el reino de la santidad como en la cáscara llamada noga, refiriéndose a aquellas cosas en este mundo que ocultan la Divinidad pero que aún pueden ser útiles para promover la revelación de Dios. Por lo tanto, Lot no es del todo negativo, sino que, como noga, es una mezcla del bien y del mal juntos.

El concepto de la cáscara de noga se origina en la visión de Ezequiel de la Carroza Divina. Encima de la Carroza, ve la imagen de la forma de un hombre, y ve cómo la mitad superior de esta forma está investida en lo que se conoce como el jashmal (חַשְׁמַל), un tipo particular de luz o revelación de la Divinidad; esta es la parte de santidad de noga. La parte negativa de la cáscara de noga se inviste la mitad inferior de esta forma. Abraham era consciente de que Lot era el representante de la mitad inferior de noga, y su objetivo era retener a Lot el tiempo suficiente para rectificarlo y asegurarse de que no cayera en manos del mal, en manos de los idólatras que rodeaban a Abraham. Con ese fin, por muy malos que fueran Sodoma y sus habitantes, ellos también en ese momento eran solo la parte negativa y malvada de noga.

Sin embargo, los Cuatro Reyes del este que vinieron de Mesopotamia (liderados por Nimrod que había arrojado a Abraham en el horno de fuego) para conquistar las cinco ciudades (entre las que se encontraban Sodoma y Gomorra) de la llanura del Jordán (que aún no era el Mar Muerto, sino más bien una zona muy fértil[11]), representaban las tres cáscaras completamente impuras y malignas. Por eso, cuando conquistaron las cinco ciudades, Abraham se vio obligado a perseguirlos solo para salvar a Lot – para salvar toda la cáscara de noga.

La responsabilidad del alma por el cuerpo

Abraham también tiene una conexión directa con el Nombre ma. Inicialmente, su nombre era Abram, y cuando Dios añadió la letra hei a su nombre, pasó a ser conocido como Abraham (אַבְרָהָם), que permuta para escribir “un órgano de ma”, ever má (אֵבֶר מָה). Lo que esto implica cabalísticamente es que la ma de Abraham representa el alma y la ma de Lot representa el cuerpo. La ma (el alma) de Abraham desciende a este mundo en un cuerpo para rectificar la ma (el cuerpo) de Lot, la ma de noga.

Todos somos hijos de Abraham, el primer judío, por lo que cada judío tiene una manifestación de Lot en él, que a veces puede parecer completamente desconectada de todo lo que es de santidad. Y, sin embargo, no debemos renunciar al cuerpo, nunca debemos renunciar a nuestro estado físico. En cambio, estamos obligados a comprometer toda nuestra alma para salvar nuestro cuerpo y devolverlo a la santidad. Hacerlo se considera una parte importante para elevar las 288 chispas que todos debemos elevar.

Pero para entender completamente por qué Abraham está luchando tan duro por Lot, necesitamos profundizar un poco más.

La fe de Lot y la fe de Abraham

El versículo que describe la fe de Abraham en nuestra parashá es: “Él tuvo fe en Havaiá, y Él [Dios] la consideró caridad”[12] (וְהֶאֱמִן בַּהוי’ וַיַּחְשְׁבֶהָ לּוֹ צְדָקָה). En la forma en que la Torá escribe la palabra “él tuvo fe” (וְהֶאֱמִן), le falta una letra iud (וְהֶאֱמִין).[13]

Hay una explicación ofrecida por los discípulos del Ba’al Shem Tov,[14] basada en la noción de que existen dos niveles de fe. Hay fe que se basa en la razón, en la sabiduría, representada por la letra iud.[15] Pero hay fe que está por encima de la razón. La iud que falta en “él tuvo fe” indica que Abraham había ido más allá de la fe regular que se basa en la razón. Abraham fue un gran pensador. Inicialmente llegó a su fe en Dios a través de la lógica racional. En Cabalá, Abraham es considerado una manifestación de la sabiduría de la corona,[16] la forma más elevada de sabiduría. Pero la Torá nos dice que él trascendió la fe que se basa en la sabiduría – esencialmente empujó la letra iud fuera de “él tenía fe”.

¿Por qué entonces la Torá dice que Dios lo consideró una caridad? Dado que Dios nos dio nuestra mente racional para usarla, llegar a la fe basándose en argumentos racionales es la forma correcta de usar la mente. Alcanzar la fe basada en la mente es similar a devolver a Dios lo que él nos dio para que lo guardáramos. Pero si alejo mi mente razonadora y logro una fe que está más allá de la razón, entonces le estoy dando a Dios, por así decirlo, algo nuevo, algo que Él no me dio. Por tanto, la fe que va más allá de la razón se considera caridad.

Fe en la Redención

Se trata de una fe más allá de la razón que los sabios afirman: “La caridad es grande porque acerca la Redención” (גְּדוֹלָה צְדָקָה שֶׁמְּקָרֶבֶת אֶת הַגְאוּלָּה). El valor de “Redención”, gueulá (גְאוּלָּה) también es 45, el valor del Nombre ma, que hemos estado analizando. Ahora podemos traer la analogía. La ma de Lot representa el nivel inferior de fe en la Redención, que se basa en la razón – la Redención es algo que me beneficia a mí y a los demás. Sin embargo, Abraham tiene fe en la Redención por sí misma, por encima de la razón y sin necesidad de ningún motivo.

Lot siguió a Abraham a la Tierra de Israel porque tenía sentido para él. Buscaba el beneficio y el placer que recibiría de la tierra. Por eso finalmente se separó de Abraham y eligió la parte más “placentera” e intrínsecamente rica de la tierra, la fértil llanura del Jordán que con el tiempo se convirtió en el Mar Muerto. Se separó de Abraham porque estaban teniendo problemas con los cananeos locales. Pero Abraham estaba cumpliendo el mandato de Dios porque sabía que traería la Redención. Incluso cuando era difícil, incluso cuando no había un beneficio claro e inmediato.

Cada judío que viene a vivir a la Tierra de Israel lo hace porque cree en la Redención y quiere impulsarla. Pero lo que ahora entendemos es que hay dos tipos diferentes de Redención y Abraham tiene la responsabilidad de incorporar la versión de Redención de Lot en la suya propia.

(Extraído de una clase impartida el 7 de Jeshván de 5773)

CUARTA LECTURA:

¿QUÉ SIGNIFICA SER HEBREO?

“El sobreviviente vino y le dijo a Abram el hebreo…”

Abraham es llamado “Abram el hebreo”[17] (אַבְרָם הָעִבְרִי). Los sabios[18] dan varias explicaciones para este adjetivo, “el hebreo”:

“[Él] vino y le dijo a Abram el hebreo”: Rabí Iehuda, Rabí Nejemia y los sabios [no están de acuerdo].

Rabí Iehuda dice: [se le llama “el hebreo” porque] el mundo entero está de un lado y él está del otro [la palabra para “de un lado” es, meever מֵעֵבֶר].

Rabí Nejemía dice: [A Abram se le llama “el hebreo”] porque es de los descendientes de Ever [el hijo de Shem, el hijo de Noé].

Los sabios dicen: él es del otro lado del río y habla en lengua hebrea.

Hay tres opiniones y cuatro explicaciones en este Midrash. Observémoslas más de cerca y veamos cómo se corresponden a las cuatro letras del Nombre esencial de Dios, Havaiá.

Comenzaremos con la opinión de los sabios, que realmente presenta dos explicaciones diferentes pero relacionadas. Las explicaciones de ambos sabios utilizan un enfoque puramente lingüístico para comprender esta palabra. La primera explicación que ofrecen es que “hebreo”, ivrí (עִבְרִי) alude a que Abraham vino del otro lado del río, del otro lado del Éufrates.[19] En Cabalá, la sefirá de entendimiento se describe como “la anchura del río”.[20] Por lo tanto, venir desde el otro lado del río es una metáfora para atraer la luz de la sefirá de entendimiento y esta explicación corresponde a la primera hei de Havaiá. Además, el concepto mismo de espacio (el lugar de nacimiento de Abraham, de donde viene) está asociado con la sefirá de entendimiento.[21]

La segunda explicación ofrecida por los sabios es que Abraham habla el idioma de los hebreos. El habla siempre se describe como la manifestación de la sefirá de reinado, que muchas veces es llamada “el mundo del habla” en Cabalá. Así, esta explicación corresponde a la sefirá de reinado y a la hei final de Havaiá. Así, tenemos que ambas explicaciones de los sabios están relacionadas con el lenguaje y con las dos hei en Havaiá, que en Cabalá también se describen como la madre y la hija, como dice el profeta: “Como la madre es la hija”.[22]

La explicación de Rabi Nejemia corresponde a la sefirá de sabiduría. Una conexión numérica entre Abraham y Ever y sabiduría es que Ever, el maestro de Abraham, fue la decimocuarta generación de la humanidad. Abraham era la vigésima generación. Tanto 14 como 20 son valores de rellenos de la letra iud (יד y יוד, respectivamente), que representa la sabiduría.[23] Además, la suma de Abraham (אַבְרָהָם) y Ever (עֵבֶר) es 520, que también es producto del relleno de la letra iud (יוד) y 26, el valor del Nombre esencial de Dios (י־הוה). Multiplicar el relleno de la letra iud (יוד), la primera letra que corresponde a sabiduría, por el Nombre completo enfatiza el aspecto de sabiduría del Nombre de Dios. Finalmente, el nombre Ever en hebreo está relacionada con la palabra “pasado”, abar (עַבַר). Ser descendiente de Ever es ser descendiente del pasado (distante). Entonces, hay una dimensión temporal inherente en ello. Así como el espacio está relacionado con la sefirá de entendimiento, el tiempo (especialmente el pasado distante) corresponde a la sefirá de sabiduría.[24]

La explicación de Rabi Iehuda, que afirma que Abraham estaba en un extremo (un lado) y todos los demás en el otro extremo, corresponde a los seis extremos que son las seis dimensiones de Ze’er Anpin (desde bondad hasta fundamento). La explicación de Rabi Iehuda enfrenta la fe inquebrantable de Abraham en el Todopoderoso con las creencias supersticiosas del resto de la humanidad en dioses falsos. La fe es la experiencia más interna asociada con la sefirá de corona y el vínculo inherente entre las seis extremidades (Ze’er Anpin) – y el Zohar describe la fe como “Ze’er Anpin está unificada y vinculada con Atika (el aspecto más interno de la corona)”. Por lo tanto, la capacidad de Abraham para mantenerse confiado en su fe se ve alimentada por su insistencia en permanecer separado de todas las demás personas. Además, la explicación de Rabi Iehuda añade una dimensión de conciencia a la etimología de Abram el hebreo. Según él, lo que diferenciaba a Abraham de todos los demás hombres de su generación era su conciencia de Dios. En Cabalá, la conciencia se asocia con la sefirá de conocimiento, que se considera la clave de las seis extremidades de Ze’er Anpin.

Antes de concluir, observemos que ahora vemos que las 3 categorías de explicación ofrecidas por Rabí Nejemia, Rabí Iehuda y los sabios corresponden a uno de los modelos centrales del Sefer Ietzirá: mundo (espacio), año (tiempo) y psique (conciencia).

(Extraído de Shaashuim Iom Iom)

QUINTA LECTURA:

CREENCIA EN LA ASTROLOGÍA

“Él [Dios] le llevó [Abraham] afuera y le dijo: ‘Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas…’”

Pregunta:

He leído que en la antigüedad los sabios judíos conocían la astrología y entendían a través de la Cabalá las razones de cómo y por qué ciertas estrellas y constelaciones tienen diversos efectos. ¿Cómo puedo encontrar más información sobre esto? Escuché que el “Libro de la Formación” contiene esta información. ¿Qué es este libro? ¿es una obra reconocida?

Entiendo que la astrología judía es una disciplina compleja que puede llevar años dominar. Tengo un gran amor por este tipo de estudio. Por favor hágame saber si cree que estoy haciendo algo mal o si puede ayudarme con esto.

Respuesta:

Es importante entender que los movimientos de las estrellas y las constelaciones no tienen poder sobre el pueblo judío. De hecho, el Ba’al Shem Tov leyó el dicho de los sabios: “Israel no tiene mazal [constelación o fortuna]” como “la nada [Divina] es la fortuna de Israel”. Además, no debes utilizar el término “astrología”, ya que éste da sustento a las fuerzas de la ilusión y la oscuridad. Dios le ordenó específicamente a Abraham que “abandona tu astrología”.[25]

En su lugar, utilice el término “la sabiduría del Sefer Ietzirá”, que contiene este tipo de información. El Sefer Ietzirá (“Libro de la Formación”) es la obra cabalística más antigua, atribuida a Abraham y editada por Rabí Akiva, el sabio del primer siglo EC. Se considera un fundamento de la Cabalá, así como de la gramática del idioma sagrado, el hebreo.

La sabiduría de las estrellas y los planetas es verdadera sólo si se estudia de acuerdo con los significados auténticos de las estrellas. Estos significados dependen de las 12 permutaciones del único Nombre de Dios de cuatro letras, el Tetragrámaton. También es esencial comprender el secreto de las correspondencias entre los meses y las Doce Tribus de Israel, y cómo se relacionan con lo anterior. Además, hay un mazal (“fortuna” o “signo”) particular para cada día y para cada hora. Más importante aún, hay una Torá adjunta a cada día (como un día santo o el día del fallecimiento de una persona santa, etc.)

Entonces, sí, es posible estudiar este material, aunque sea más complejo.

Si debe emprender este estudio, comience con la información más relevante sobre las correspondencias de los meses con las Doce Tribus de Israel y el sentido especial de cada mes según lo explica el Ari. Te animamos a que pruebes a desarrollar en tu alma el sentido de cada mes. Para más información consulta nuestra web, que tiene mucho material sobre el sentido de cada mes.

Una importante advertencia: la sabiduría de la Cabalá debe estudiarse sólo en hebreo. Una persona que no estudia Cabalá en hebreo no puede comprender las profundidades de esta sabiduría. Nuestro sitio web intenta explicar los puntos principales de esta sabiduría en inglés, pero de ninguna manera cubre el vasto mar de conocimiento de la Cabalá.

SEXTA LECTURA:

DILEMAS Y CONFLICTOS

“Sarai dijo a Abram: ‘Mira, Dios me ha impedido tener hijos. Venid a mi esclava, quizás por ella seré construido.’”

La palabra “quizás”, ulai (אוּלַי) aparece 17 veces en el Pentateuco. Todo sigue al inicio, y la primera aparición es en las palabras, “quizás por ella seré construido”.[26] Estas palabras fueron dichas por Sará a Abraham después de dieciséis años en Tierra Santa. Todavía no habían sido bendecidos con hijos. Le pidió a su marido que se llevara a su sirvienta y “tal vez yo sea construida a través de ella”.

Está escrito después: “Y Abram escuchó la voz de Sarai”[27] y Rashi dice que escuchó la voz del Espíritu Divino dentro de ella. Mucho más tarde, cuando Sará le exige a Abraham: “Expulsa a esta sierva y a su hijo”, Dios le dice a Abraham: “Todo lo que Sará te diga, escucha su voz”.[28] Es de este episodio que aprendemos que Sará fue mayor que Abraham en profecía. La primera vez aprendemos que Abram escuchó la voz de Sarai, la voz del Espíritu Divino dentro de ella, y por lo tanto confió en su poder de decisión.

Sará nuestra matriarca: la madre de los dilemas

Recientemente[29] hemos hablado de conflictos y nos gustaría añadir algo sobre un concepto relacionado: un dilema. Dilema es la palabra más importante hoy en día en la teoría de juegos.

Sará estaba en un dilema. Era estéril, no tenía hijos y ni siquiera tenía útero. Diez años desde que llegaron a la tierra, no tuvieron hijos. Si le hubiera preguntado a Abraham qué hacer, este dilema podría haber sido demasiado grande para él. De hecho, después del primer “quizás” (אוּלַי) en la Torá pronunciado por Sará, hay seis casos de “quizás” dicho por Abraham en su discusión con Dios sobre Sodoma y Gomorra.

Pero Sará, con su uso de la palabra “quizás” también resuelve el dilema (a diferencia de los seis “quizás” de Abraham que no conducen a ninguna resolución). Sará, con el mayor entendimiento que se le da a una mujer más que a un hombre, con la abundancia del Espíritu Divino dentro de ella, decidió qué hacer: entregar mi sierva a mi marido. Hay algunas veces más que las mujeres usan esta táctica en la Torá, pero el precedente lo sentó Sará. Ella no cuenta con precedentes del cual aprender y su decisión proviene enteramente de su espíritu Divino.

“Quizás” (אוּלַי) significa “tal vez sí, tal vez no”. Aquí hay un verdadero dilema: “tal vez a través de ella seré construido”. Incluso este “quizás”, esta posibilidad, es lo suficientemente fuerte como para decidir actuar de una manera excepcional, que no es estándar, al menos para nosotros. Para nosotros que estamos leyendo esta historia, hay una maravillosa novedad. La novedad de la idea de Sará era tan grande que era necesario escribir que “Abram escuchó la voz de Sarai”, escuchó al Espíritu Divino dentro de ella.

Ahora bien, ¿cuál es la relación entre un conflicto y un dilema? Utilicemos una alusión lingüística. La primera campaña del Rebe de Lubavitch fue Tefilín. Una de las alusiones a los tefilín en el contexto de una “campaña” se encuentra en el versículo que describe a la tribu de Gad: “le desgarrará el brazo y el cuero cabelludo”.[30] Este versículo alude claramente a los tefilín que se colocan sobre el cuero cabelludo y en el brazo.[31] Ahora bien, la palabra para “cuero cabelludo”, kadkod (קָדְקֹד) es un acrónimo de “conflicto-dilema-conflicto-dilema” en hebreo (קוֹנְפְלִיקְט דִּילֵמָה קוֹנְפְלִיקְט דִּילֵמָה).

Cada par de “conflicto-dilema” (קוֹנְפְלִיקְט דִּילֵמָה) tiene el mismo valor que “conocimiento” (דָּעַת). Dado que hay dos pares, se corresponden con lo que se conoce como conocimiento supremo y mundano, daat elion daat tajton (דַּעַת עֶלְיוֹן דַּעַת תַּחְתּוֹן) en Jasidut.

¿Qué se necesita para resolver dilemas? Del primer dilema, que Sará planteó y resolvió, podemos suponer que se necesita “la medida adicional de comprensión que se les dio a las mujeres sobre la que se les dio a los hombres”. Si las mujeres son buenas resolviendo dilemas, entonces podemos suponer que los conflictos internos son de naturaleza más masculina. Aparentemente, el conflicto interno está más estrechamente asociado con las emociones, mientras que los dilemas son de naturaleza más intelectual. Yo habría pensado que el hombre es más intelectual y, por tanto, mejor ante los dilemas, y la mujer es más emocional, y, por tanto, mejor ante los conflictos. Pero, sorprendentemente, ocurre todo lo contrario.

Los dos pares de conflicto y dilema y los cuatro mundos

Los dos pares de conflicto y dilema que acabamos de ver pueden describirse y corresponderse a los Cuatro Mundos: Emanación, Creación, Formación y Acción.

El conflicto en el mundo de la Emanación es si “ser o no ser”, específicamente con Dios. Este es un conflicto existencial. El conflicto en Formación es entre la inclinación al bien y la inclinación al mal.

El dilema superior que corresponde a Creación se conoce en el Zohar como “la madre está instalada en el trono”, lo que significa que se trata de dilemas intelectuales o morales. Finalmente, en el mundo de la Acción el dilema es cómo actuar con la máxima eficiencia. El mundo de la Acción es un mundo pragmático, pero alguien que sea pragmático todo el tiempo necesita resolver problemas relacionados con cómo actuar, ya que “la acción es el principio fundamental”. Cada uno de estos problemas es un dilema, no un conflicto.

Nuevamente, la naturaleza de los dilemas que corresponden al Mundo de la Creación es más abstracta mientras que los que corresponden al Mundo de la Acción son más prácticos. Por supuesto, Creación y Acción son los Mundos más femeninos, mientras que Emanación y Formación son más masculinos. Los conflictos que se encuentran en ellos son existenciales o conflictos parecidos a las guerras.

Se necesita mucho conocimiento para comprender por qué las mujeres son buenas resolviendo dilemas y se supone que los hombres son excelentes resolviendo conflictos. Podríamos decir que los sabios nos señalan esta diferencia entre hombres y mujeres con respecto a los conflictos en su afirmación de que “es la naturaleza del hombre conquistar, pero no es la naturaleza de la mujer conquistar”.[32]

Todo esto lo podemos resumir en un gráfico:

Letra de HavaiaMundoConflicto/DilemaTipo
iudEmanaciónconflictoexistencial
heiCreacióndilemaintelectual o moral
vavFormaciónconflictoDe confrontación
heiAccióndilemapragmático

[1] Éxodo 23:17

[2] Génesis 12:9

[3] Salmos 36:10

[4] Véase Rashi sobre Génesis 7:7

[5] Cantar de los Cantares 4:8

[6] Salmos 113:9

[7] Génesis 12:13

[8] Genesis 12:17

[9] Guematria donde las letras finales tienen valores diferentes de las letras simples: kaf final es igual a 500, mem final es igual a 600, nun final es 700, pei final es 800 y tzadik final es 900.

[10] El triángulo de un número entero n se define como la suma de números enteros del 1 al n.

[11] Veáse Genesis 13:10.

[12] Ibid. 15:6

[13] ¡Tenga en cuenta que, sin la iud, la palabra “tuvo fe” (וְהֶאֱמִן) permuta para deletrear “fe” (אֱמוּנָה)!

[14] Veáse Bnei Isajar y otros.

[15] Por ejemplo, las cuatro letras del Nombre esencial de Dios, Havaiá (iud, hei, vav y hei) corresponden a las sefirot: sabiduría, entendimiento, belleza y reinado, respectivamente.

[16] Conocido como Moja Stima

[17] Genesis 14:13.

[18] Bereshit Rabá 42:8

[19] El río siempre asociado con la Tierra Prometida es el Éufrates, el último (pero el más importante y esencial) de los cuatro ríos primordiales del Génesis. En hebreo, la raíz de “río”, nahar (נָהָר) es uno de los 13 sinónimos de “luz”. También es la raíz de la traducción aramea de “luz” al comienzo de la creación, nehorá (נְהוֹרָא). “Y Dios vio que la luz era buena”. Numéricamente, tanto la palabra para “río” (נָהָר), que su valor numérico es 255, como “Éufrates”, perat (פְּרָת), con valor numérico 680, son múltiplos de “bueno” (טוֹב), o 17.

[20] Zohar 3:142a

[21] Basado en el versículo: “…Y dónde está el lugar del entendimiento” (Job 28:12). Tenga en cuenta también que, de las cuatro explicaciones, Rashi cita sólo ésta. El propio Rashi suele asociarse con la sefirá de entendimiento. Hay cuatro métodos diferentes para el orden del texto colocado en los tefilin. El tefilín de Rashi, que es el que usa la mayoría de la gente, corresponde al Principio Madre – la sefirá de entendimiento.

[22] Ezequiel 16:44

[23] Consulte también http://www.inner.org/parshah/deuteronomy/E68-0105.pdf  (en inglés) para obtener más ejemplos de cómo estos dos rellenos funcionan juntos.

[24] Hemos profundizado en estas definiciones en nuestro último libro: Lecturas sobre Física Moderna: Relatividad, Mecánica Cuántica, y Teoría de Cuerdas.

[25] Rashi a Génesis 15:5

[26] Génesis 16:2.

[27] Ibid

[28] Ibid 21:10

[29] Conferencia pronunciada el 13 de Shevat de 5772, cap. 4

[30] Deuteronomio 33:20

[31] Rabeinu Asher, Halajot Ketanot, Tefilín 15

[32] Ievamot 65b

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