Al descender de la plegaria meditativa, la persona debe ahora ignorar activamente sus ansiedades reemplazando los malos pensamientos por otros positivos.
Por supuesto, es particularmente beneficiosa a este respecto la contemplación de ideas de la Torá, especialmente aquellas que generan sentimientos de santidad, pureza, optimismo y alegría, con lo que quedará espacio en la mente para pensamientos malos y confusos.
No podremos detener nuestro pensamiento, pero estaremos en libertad de elegir lo que queremos pensar. Ha sido documentado repetidamente el poder del pensamiento positivo de producir el bien y el del negativo de llevar al mal, no hay ningún motivo para no utilizar esta potente herramienta para mejorar la calidad de nuestra vida en general y nuestro bienestar mental en particular.
Debido a su propia estructura, la mente tenderá en principio a llenarse de pensamientos negativos que surgen de su subconciente no rectificado, por lo que es necesario ocuparse concientemente de ocuparla con pensamiento sanos y positivos. La fuente más segura y potente de tales pensamientos y actitudes es la Torá misma, como está escrito (Salmos 19:9): “Los preceptos de Di-s son justos, alborozando el corazón”.
Desviar la mente del problema sumergiéndola en el estudio de la Torá, puede parecer una forma de escapismo, desde que el momento permanece sin resolver y la persona sólo está posponiéndo el enfrentamiento con él. Sin embargo, la eficacia de esta técnica recae en el hecho de que la Torá conecta con Di-s, el que entrega la Torá, a la persona que la estudia, lo que le otorga el poder espiritual necesario para enfrentar el problema de manera optimista.
Una persona puede reaccionar a cualquier situación dada de forma optimista o pesimista, los hechos objetivos del problema son los mismos, pero el modo en que responde a ellos es su elección. La Torá nos dice (Deuteronomio 30:19): “He puesto ante ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición… ¡Por consiguiente, elijan la vida!” Elijan ser optimistas.
La ilustración clásica de esto es la siguiente historia del Talmud, Berajot 60b, acerca de rabi Akiva, el pilar de la Torá oral: Cierta vez, Rabi Akiva estaba de viaje y llegó a cierto pueblo. Buscó un lugar donde estar pero fue rechazado en todos lados. Dijo entonces: “Todo lo que Di-s hace es para bien”, y pasó la noche en el campo abierto. Llevaba con el un gallo para que lo despierte, un burro y una lámpara. Repentinamente el viento apagó la lámpara, vino una comadreja y se comió el gallo, y apareció un león y se comió el burro. Nuevamente dijo: “Todo lo que hace Di-s es para bien”. Esa misma noche una banda de ladrones llegó y arrazó el pueblo, pero él quedó a salvo. Si la lámpara no hubiera sido apagada, los ladrones lo hubieran visto y caido también sobre él, similarmente si hubieran oido al gallo o al burro. Rabi Akiva dijo:”¿No les dije que todo lo que Di-s hace es para bien?”
La capacidad de rabi Akiva de visualizar de forma optimista todo lo que le pase deriva en definitiva de su inmersión devota en el estudio de la Torá. Y por cierto, el valor numérico su declaración, todo lo que hace Di-s es para bien, es equivalente en hebreo a la palabra Torá.La subfase de dulcificación dentro de separación es cuando la persona llena activamente el espacio vacío de su mente con pensamientos positivos de Torá y/o optimismo.