Emular a Di-s y tener la habilidad de controlar la Divina Providencia es un deseo de los hombres desde siempre. Las claves para ambas aspiraciones están ocultas en la porción de la Torá de esta semana. En esta audio-lectura, el rabino Ginsburgh explora los dos pactos realizados entre Di-s y Abraham avinu, y sus descendientes. Cuando aplicamos a nuestras vidas el significado profundo de estos dos pactos, podemos llegar a ser dignos de brindarle la verdadera alegría y el placer a Di-s por Su Creación.
Dos Pactos
El tema que domina la porción de la Torá de Lej Lejá es la celebración de los dos pactos que Di-s realizó con Abraham. Básicamente, un convenio es un acto supra racional de conexión, donde las partes acuerdan ser leales y perdonarse mutuamente ante cualquier circunstancia, incluso cuando en el plano consciente una de las partes tiene una actitud negativa.
Así leemos esta semana que Di-s hace un primer pacto con Abraham por el cual le otorga la herencia de la Tierra de Israel, y luego otro que es el pacto de la circuncisión.
El “Pacto de las Partes”
En los tiempos antiguos, un método muy común de realizar un convenio era sacrificar uno o varios animales y cortarlos en varios pedazos, luego de lo cual los participantes del acuerdo caminaban entre esas partes como señal de aceptación y compromiso. En el primer pacto con Di-s, llamado el “Pacto de las Piezas”, Abraham caminó entre las piezas del animal que había sacrificado y trozado, junto con una antorcha enviada Divinamente. En este pacto Di-s le prometió darle la Tierra de Israel a Abraham y a sus descendientes.
El Pacto de la Circuncisión
En este otro pacto, Di-s le ordena a Abraham circuncidarse a él y a sus descendientes varones. Explican nuestros sabios que este es el pacto por el cual Di-s elige el cuerpo judío, que se habría de transformar en algo único y especial por su santidad, nada menos que en un recipiente para el alma parte de Di-s en lo alto. Por supuesto sabemos que de las mujeres judías no se requiere ningún acto físico debido a que ya están circuncidadas espiritualmente.
En el mismo acto, Di-s cambia el nombre de Avram por Avraham y el de su esposa Sarai por Sará. Se explica en cabalá que el secreto del cambio de los nombres es que la iud (de valor numérico 10) de Sarai, se desdobló en dos hei (de valor numérico 5), una de las cuales le fue otorgada a Abraham. Así, ambos entraron simultáneamente al pacto de la circuncisión perfeccionándose mutuamente.
El Único Singular y Perfecto
Abraham es el primer judío, el primer creyente, a quien Di-s llamó “el único”. Con este ser especial Di-s eligió realizar dos pactos que como veremos tienen como objetivo al “uno” y a su consumación.
En el Pacto de las Partes la palabra brit, “pacto”, aparece sólo una vez, su esencia es algo singular, el punto de la singularidad de la Tierra de Israel.
En el Pacto de la Circuncisión, por su parte, brit aparece 13 veces, el valor numérico de la palabra ejad, “uno”. 13 es la expresión completa de 1. Este pacto trae el punto singular del pacto de la Tierra de Israel a su máxima expresión y consumación en la carne santificada del judío.
Los Números “Brit“
Aparte de las apariciones que comentamos en el relato de los pactos con Abraham, la palabra “pacto” también aparece en la Torá en relación con Noaj y con la propia Torá.
Respecto al pacto con Nóaj aparece 7 veces, correspondientes a los 7 mandamientos que Di-s le dio a él y a sus descendientes. Este no es un convenio de naturaleza personal, sino más bien entre Di-s y toda la creación, en el cual Di-s promete no volver a destruir nunca más a toda la creación.
Con respecto a la Torá, “pacto” aparece 3 veces, de lo que nuestros sabios concluyen que como en el pacto de la circuncisión aparece 13 veces, hay algo acerca de la circuncisión que es más esencial para un judío que el estudio de la Torá.
Todos estos números que reflejan la cantidad de veces que aparece la palabra “pacto” en cada contexto, forman una importante serie cuadrática llamada “números brit” o “del pacto”. Aparecen con una frecuencia desproporcionada en las secciones de la Torá que habla sobre este tema.
Los “números brit” son:
. 1 (pacto de la Tierra)
. 3 (Torá)
. 7 (Nóaj)
. 13 (circuncisión)
La fórmula de esta serie es: n al cuadrado más n más 1. Los números que siguen en esta serie son 21, 31 y 43, etc.
Los Pactos de Corte
A diferencia de otros pactos en la Torá, los dos que se realizaron con Abraham involucran la acción de cortar. La misma palabra “partes”, betarim, es una permutación de la palabra brit, “pacto”.
Existe una diferencia evidente y simple entre los dos tipos de corte que detallan aquí; en el “brit bein habetarim” o “pacto de las partes”, se corta algo determinado para que sea usado de otra forma. En el brit milá o “pacto de la circuncisión” se corta y elimina del cuerpo la energía negativa y profana que oculta el hecho de que ese es un cuerpo elegido.
El Camino hacia la Herencia de la Tierra
Las partes que corta Abraham en el pacto de la Tierra deben ser experimentadas en nuestra mente como las fronteras de la Tierra de Israel. Nos vemos caminando entre las piezas con Di-s y ellas determinan nuestra presencia en la Tierra.
En la práctica, la Tierra de Israel estaba dividida en porciones correspondientes a las tribus y en nuestros días en ciudades. En ambos casos cada parte es importante e indispensable, ya que la Tierra es como un cuerpo con sus órganos y miembros. Los caminos que conectan cada lugar de Israel son como los vasos sanguíneos que conectan las partes del cuerpo, transportando la sangre que es la esencia del alma, siendo el alma parte de Di-s.
Cuando transitamos los caminos de Israel, estamos pasando en cierta medida como Abraham a través de las partes de la Tierra junto con Di-s y tomando nuestra herencia en ella.
Este es el motivo de que se nos enseñe que es una mitzvá, “un acto positivo”, para el judío recorrer por lo menos cuatro codos en la Tierra de Israel.
La Edad Perfecta
Aprendemos de la Torá que Abraham siguió la orden de Di-s de asentarse en la Tierra de Israel a la edad de 75 años. Nuestros sabios enseñan que en realidad Abraham ya se encontraba allí desde cinco años antes, a la edad de 70. Fue entonces cuando entró al pacto de la Tierra con Di-s.
También aprendemos, más adelante en el relato de la Torá, que Abraham tenía 99 años cuando ingresó al pacto de la circuncisión.
La suma de 70 y 99 es 169, que es un cuadrado perfecto, representando la perfección o la consumación de dos números que se complementan y producen un fenómeno perfecto: 169 es el cuadrado de 13, el valor numérico de ejad, “uno”, como vimos antes.
La Perspectiva Diagonal
Encontramos un fenómeno más profundo reflejado en las edades de Abraham en que entró a los pactos. Cuando se trabaja con números naturales, sabemos que: 2a al cuadrado nunca puede ser igual a b al cuadrado. Esto es porque la raíz cuadrada de 2 no es un número racional. Lo más cercano a que podemos llegar en el secreto de la raíz cuadrada de 2 es cuando 2a es más o menos 1 el cuadrado de b.
Este raro fenómeno matemático ocurre con los cuadrados de las edades de Abraham. 70 al cuadrado es 4900, 99 al cuadrado es 9801, siendo 9801, 2 veces 70 al cuadrado más 1. Este fenómeno, el secreto del cuadrado de la raíz de 2 es el secreto de la hipotenusa del triángulo rectángulo, o lo que es lo mismo la diagonal del cuadrado.
En cabalá y jasidut aprendemos que la diagonal es la percepción de la realidad en un ángulo de 45 grados, lo que nos permite ver y experimentar la existencia desde una óptica más abarcadora y completa, como de lado, objetivamente, que gráficamente nos recuerda a Abraham paseando entre las “partes” o lados del cuadrado de la realidad de la mano de Di-s. Como vemos, hay implicancias muy profundas en el hecho de que esta percepción diagonal de la realidad se refleje en estos dos pactos cruciales -la herencia de la Tierra y la remoción de las energías negativas (especialmente los deseos sexuales negativos)- que Di-s realizó con el primer judío.
Andando con Di-s
Cuando recorremos los caminos de la Tierra de Israel estamos andando a través de las partes de la Tierra de la mano del Todopoderoso. En nuestro servicio a Di-s, el pacto de la Tierra es la capacidad del alma judía de emular a Di-s. Así dice el mandamiento 612 (la guematria de la palabra brit) de la Torá (Deuteronomio 28:9):
Vehalajta Bidrajav
“Y andarás en Sus caminos”
Explican nuestros sabios que seguir los senderos de Di-s es emular Sus características –así como El es misericordioso, paciente, fuerte, etc., también nosotros debemos esforzarnos por ser así. Esta conciencia está basada en la comprensión de que Di-s nos ha dado la Tierra de Israel y de que andamos junto con El.
Andando ante Di-s
En nuestro servicio a Di-s, el pacto de la circuncisión es la habilidad del alma judía de andar ante Di-s. Así lo dijo cuando introdujo a Abraham a este pacto (Génesis 17:1):
Anda ante Mi y se perfecto
Caminar ante Di-s es la habilidad del judío de influenciar a la Providencia Divina. Esta es la capacidad de anticipar e innovar nuevas revelaciones de la Torá y traer buenas noticias al mundo.
Así, Abraham primero caminó paralelo, junto a Di-s emulándoLo, para luego andar ante Di-s precediéndoLo.
Una persona puede preceder a Di-s, como si fuera, sólo si su cuerpo es perfecto, sin prepucio. Entonces no sólo su alma es una parte de Di-s, sino que también su cuerpo es una parte santificada del Creador. En ese estado, puede anticipar a la Providencia y a la revelación en el mundo.
Estudiamos que un tzadik, una persona completamente justa, puede decretar un decreto que Di-s cumple y alternativamente puede anular un decreto hecho por Di-s. El deseo más profundo de nuestro Padre en los Cielos es que Sus hijos asciendan hasta el santo nivel en el cual puedan dirigir a la Providencia Divina. Esta es la verdadera alegría y el placer que quería Di-s al crear y elegir al Pueblo Judío.