EL MILAGRO DEL PEZ VOLADOR

Parshat Sheminí: aletas, escamas,  y la Inspiración del Estudio de Torá

Este artículo se basa en una conferencia del rabino Itzjak Ginsburgh.
Después de describir la inauguración del Tabernáculo en el octavo día, la porción semanal de la Torá Sheminí (que literalmente significa “octavo”) continúa discutiendo leyes que son aplicables por siempre, incluso cuando el Templo no está en pie. Uno de los más importantes de estos temas son las leyes dietéticas.

La conexión entre el Sacrificio y Comer

Como hemos aprendido en las porciones anteriores de la Torá, la palabra “sacrificio” (קָרְבַּן , korbán), se deriva del verbo que significa “acercar”. Cuando una persona lleva un sacrificio a Dios, debe despertar en su corazón la voluntad de darse a sí mismo, o parte de sí mismo, a Dios. Esto lo acerca a Dios y le permite recibir ese llamado que lo impulsa a salir y traer a otros cerca de Dios.


Algunos tipos de sacrificios se consumen o se comen (en el idioma de la Torá), en su totalidad por el fuego en el altar. Sin embargo, hay otros tipos de sacrificios de los que se colocan sólo algunas partes del animal y luego se consumen en el altar. El resto se consume ya sea por el cohen, o en otros casos, por el cohen y el portador del sacrificio.

Comer Sagradamente Expía

Cuando el altar consume el sacrificio se logra la expiación del portador del sacrificio. Del mismo modo, cuando el cohen come del sacrificio, esto también produce la expiación del portador. En última instancia, la inspiración que recibimos del Templo, aun cuando no está en pie, es que debemos comer de una manera santa.


Los alimentos contienen muchas chispas sagradas de almas, y a veces incluso reencarnaciones de almas. Cuando comemos alimentos con santidad y de acuerdo con todas las leyes dietéticas, podemos expiar las chispas reencarnadas o almas en ese alimento. El alimento que es permisible para nosotros, lo que comemos de acuerdo con las leyes dietéticas de la Torá es el alimento que somos capaces de elevar. Los alimentos prohibidos son los que no podemos elevar.

Eres lo que Comes

Los alimentos traídos como sacrificios en el Templo eran sólo un representante de la gama mucho más amplia de alimentos permitidos de acuerdo a las leyes dietéticas de la Torá (comida kosher). Aunque los peces no se sacrifican en el Templo, es un componente muy importante de nuestra dieta, particularmente apropiado como parte de las comidas festivas de Shabat. Mientras que el sabio que estudia la porción revelada de la Torá es comparado con un animal terrestre, los peces que nadan en el agua representan a los eruditos que estudian la dimensión interior de la Torá. Si una persona desea afilar su mente para aprender la parte revelada de la Torá, se recomienda que coma carne. Si desea afinar su mente para el estudio de la parte oculta de la Torá, se recomienda que comer pescado. En Cábala, se nos enseña que las almas de los grandes  tzadikim (individuos rectos) están presentes en los peces más que en cualquier otro tipo de alimento. Cuando comemos pescado en santidad, incorporamos la chispa sagrada del  tzadik  dentro de nosotros mismos, transformándonos en peces santos, por así decirlo.

Aletas y Escamas

La Torá en la porción de  Sheminí  afirma que los peces son kosher si tienen aletas y escamas. Nuestros sabios definen como aletas a los apéndices que permiten nadar a los peces. Las escamas son como la armadura de los peces. Son conchas pequeñas que se sobreponen unas a otras. Los sabios señalan que todo pez que tiene escamas se asume automáticamente que tiene aletas.


Esto conduce a una pregunta obvia. Sabemos que la Torá no contiene nada superfluo. Si todo pez que tiene escamas tiene aletas, ¿por qué la Torá especificar que un pez kosher tiene que tener escamas y aletas? Nuestros sabios explican que no hay ninguna razón para especificar el hecho de que los peces tienen aletas sino para “aumentar y embellecer el estudio de la Torá” (יַגְדִּיל תּוֹרָה וְיַאְדִּיר , Iagdil Torá Veiadir). El rey Salomón construyó una piscina de agua en el Templo que representaba el mar de la Torá. Rabí Akiva comparó al pueblo judío a los peces que nadan en el mar de la Torá. Hay un vínculo intrínseco entre el pescado y la esencia de la Torá, que especifica que a aletas con el único propósito de aumentarse y embellecerse.


Por otra parte, la palabra hebrea para “y embellecer” (וְיַאְדִּיר ) comparte una raíz común (alef, dalet, reish) con el mes hebreo de Adar (אדר ), cuyo  mazal, o signo del zodíaco es el pez. Además, “aumentar” (יַגְדִּיל ) contiene las letras hebreas de “pez” (דַג ).


Najmánides hace otra observación interesante sobre las aletas y escamas. Señala que los peces con aletas y escamas generalmente nadan cerca de la superficie del agua, experimentando así el aire y el agua al mismo tiempo. Esto es lo que hace que sean kosher. Los peces que no tienen aletas y escamas viven más cerca del fondo del mar, y son más susceptibles a la enfermedad, lo que hace que no sean aptos para comer, tanto física como espiritualmente.

El Vuelo con Aletas

En el quinto día de la creación Dios creó los peces y las aves. De esto podemos aprender que hay algún rasgo común que une a los peces y las aves.


Los sabios utilizan la misma palabra (שַׁט , shat) para describir el vuelo de las aves en el cielo y el nadar de los peces en el mar. Tanto las aves y los peces pueden ser considerados como “voladores” en su propio medio, el aire y el agua. Al igual que un pájaro sin alas puede ser kosher, un pescado con escamas cuyas aletas no son observables (por cualquier razón) también es kosher. Se deduce entonces que volar es un rasgo espiritual esencial sólo de las aves. Ser capaz de volar en la práctica no es más que una ventaja adicional. En cambio, la belleza y la alegría de la vida es esa experiencia tan única que vale la pena vivir.

Recibir e Innovar

Hay dos dimensiones en el estudio de Torá. El primero se llama  bekiut  (בְּקִיאוּת ) y significa literalmente “familiaridad”.  Bekiut es el estudio de toda la Torá que se ha revelado hasta la fecha. El objetivo de este tipo de estudio es familiarizarse y ser experto en el contenido de la Torá tanto como sea posible, repasando y perfeccionando repetidamente los temas en varias ocasiones. La recepción de la Torá de esta manera, si se trata de los maestros o de los libros, se asemeja a las escamas de los peces que son como una cáscara o corteza, cuyo propósito es proteger la fruta mientras se desarrolla. Representa la totalidad de todas las partes reveladas hasta este momento de la Torá.


El segundo tipo de aprendizaje se llama iun (עִיוּן ) “penetrar en la idea”, estudiar un tema en profundidad. Iun  es la capacidad del alma para revelar las novedades de la Torá. Cada alma judía tiene nuevas ideas e innovaciones –la parte del alma en la Tora- que sólo ella puede revelar. El iun está simbolizado por las aletas que les dan a los peces la capacidad de volar, por así decirlo, en su medio. Esta capacidad para revelar nuevos conocimientos se llama “nadar en el mar de la Torá.” Innovar es volar. Estas innovaciones son los frutos escondidos dentro de la piel o cáscaras de la Torá, la belleza y la alegría del estudio de la Torá.

El Milagro de Dar a Luz un Fruto Nuevo

Las letras de la palabra para “aleta” (סְנַפִּיר , snapir) permutan para deletrear las dos palabras el “milagro de la fruta” (נֵס פְּרִי , nes pri), en alusión al milagro de ser capaz de dar nuevos frutos. El valor numérico de “aleta”(סְנַפִּיר ) es 400, ó 20 2, un número perfecto.


Sorprendentemente, el valor numérico de “escamas” (קַשְׂקֶשֶׂת kaskeshet) es 1200, o 3 veces el valor de “aleta” (סְנַפִּיר ), 400. La suma, entonces, de las  guematrias  de “escamas” y “aletas” es 1600 = 402, en alusión a los 40 días de la entrega de la Torá (que requiere el aprendizaje tanto con bekiut como con iun.


Además, la suma de las primeras letras de aletas (ס ) y “escamas” (ק ) es 160, una décima parte de la suma de ambas palabras, 1600. Este es el mismo fenómeno que vimos en un artículo sobre la porción de la Torá Tzav, en alusión a la manifestación de Dios en los diez niveles conscientes del alma.


Los sabios dicen que quien tiene escamas -quien aprende las leyes de la Torá- siempre tiene aletas, es decir, que siempre serán capaces también de innovar y volar. Por cada ley que estudia, recibirá tres innovaciones, perfecto como el perfecto 400. Cada una de estas innovaciones es un milagro, la fruta que se ha desarrollado como un feto dentro de la cáscara sagrada (la porción revelada) de la Torá.

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