El verso que da comienzo a la parashá es: “Y Iaakov se asentó en la tierra de la morada de su padre, en la tierra de Canaán. Estas son las generaciones de Iaakov, Iosef…”
Uno de los pensadores jasídicos más importantes fue Rabí Hillel de Paritch. En sus discursos, publicados bajo el título Pelaj Harimón (“Un Tajada de la Granada”), para el libro de Génesis, escribió que había escuchado del tercer Rebe de Jabad, el Tzemaj Tzedek :
Respecto al verso “Y Iaakov se asentó en la tierra de la morada de su padre”. Es sabido que la palabra “moraron” ( מגורי , megurei ) tiene dos significados. El primero es similar a Irmiahu 20:3: “…temor abarcador”, que indica un temor interior o superior a Dios, la experiencia equivalente a la anulación total y absoluta de nuestro ser.
El segundo significado proviene de la palabra que significa “granero”, cuando está lleno de frutos, aludiendo al verso; “y el temor a Dios es Su reserva” y al dicho de los sabios que este tipo de temor es un recipiente para la esencia de la vida, la esencia del Infinito. Los sabios nos quieren enseñar que esto nos permite recibir placer de Él, cada vez más y elevado, como está dicho en Tikunei Zohar que “el temor es un granero para la sabiduría”, es decir, la sabiduría que está oculta en la esencia.
Ahora, la naturaleza del temor es tal que provoca huir de nuestro lugar, como en el Monte Sinaí: “El pueblo vio… y se mantuvieron alejados”. Al igual que en el verso: “Entrarán en las cavernas… por miedo a Dios…”. Pero Iaakov nuestro patriarca pudo experimentar la experiencia interior del temor y a la vez morar confortablemente en ese estado, permaneciendo allí por mucho tiempo. Esto es porque la raíz del eje central [de las sefirot ] incluyen las dos facultades de [los ejes derecho e izquierdo] amor y temor. Por lo tanto, aunque experimentó la cualidad del temor, que lleva a la anulación del ser, interiormente siguió experimentando el amor, en especial el amor placentero, la capacidad de recibir placer de la fuente oculta del placer como se explicó. Y como dijimos: “Todos los corazones Te temerán, y los órganos y riñones cantarán Tu Nombre [con amor placentero]”.
Aprendemos de Rebe Hillel que “la morada de su padre” se refiere a “el miedo de Itzjak”. Itzjak es el alma arquetípica de la sefirá de rigor, cuya experiencia interna es el miedo o temor. Por cierto, Iaakov describe a Dios como “el miedo de mi padre Itzjak”, señalando que experimentar al Todopoderoso despierta en su alma el sentimiento de temor. Basándonos en las enseñanzas de Rebe Hillel, también aprendemos que aparentemente, Itzjak siempre estaba escapando por su temor y miedo a Dios. Pero Iaakov, debido a su origen en el eje intermedio de las sefirot , que incluye amor y temor, pudo asentarse y tener temor a Dios junto con una total y absoluta anulación.
En otras palabras, Iaakov nos heredó el poder de anularnos a Dios que proviene la conjunción del amor y el temor al Creador. A pesar de su tremenda importancia, el temor a Dios no puede ser tolerado por el alma por un período muy prolongado de tiempo sin la inter inclusión del amor a Dios, porque la carencia de este amor lleva a que la persona se escape de la experiencia de buscar y sentir a Dios, porque no encuentra paz en su mente.
Antes de continuar, necesitamos ver cómo se conecta con las sefirot la noción de escapar o huir. El eje central de las sefirot, que en la terminología cabalística es llamada la “viga central” ( בריח התיכון , bariaj hatijón ), va desde la sefirá de la corona en lo alto hasta el reinado en lo bajo, conectando todas las estaciones intermedias. La palabra hebrea “viga” es בריח , bariaj , que sugestivamente proviene de la misma raíz ( ברח ) que “huir” o “volar”, בריחה , berijá , indicando que el eje central es bidireccional. Uno puede huir volando de abajo hacia arriba, desde reinado hasta la corona, o al revés. El temor de caer en el abismo hace que uno huya hacia arriba, mientras que el temor a Dios, Quien está por encima de todas las causas, escapar desde arriba hacia abajo.
De igual manera, podemos asociar el temor de Itzjak a Dios con el vector que baja por el eje central. Esta dirección del movimiento por temor a Dios es descripta por Iejezkel en su visión de la carroza Divina. Específicamente, es el movimiento de “ir y venir”, de “correr y retornar” de los “vivientes” ( jaiot , un tipo de ángeles). Rashi escribe: “Correr y retornar como un relámpago de luz”. Nuestros sabios asocian esto con el fogonazo que sale de la explosión del rayo y luego se revierte. Así, ellos [los vivientes], cuando introducen su cabeza en el firmamento por sobre sus cabezas, como está descripto [en la visión de Iejezkel] inmediatamente se retiran de la Presencia Divina que mora por encima de ese firmamento, bajando la cabeza rápidamente.
Pero recordemos que Rebe Hillel definió el temor de Itzjak como el temor superior, o temor que provoca una “anulación total y absoluta de nuestro ser”. Claramente, esto no es lo mismo que escaparse de Quien está por encima nuestro a causa de un terror repentino inspirado por el temor a Dios, porque este tipo de huida trata de preservar al ser, ¡no de anularlo! La capacidad de lograr la anulación cuando se siente temor a Dios es una cualidad especial del alma judía. Esto está en contraposición a los diferentes tipos de ángeles, que cuando perciben súbitamente a Dios, son sacudidos por un temor inferior y superficial.
En hebreo estos dos tipos de temores son diferenciados por las dos preposiciones diferentes que aparecen en las expresiones: יראה את ה’ , Iráa et Hashem , “Temer a Dios”, que representa el miedo o temor superior a Dios, mientras que el miedo inferior a Dios es llamado יראה מה’ , iraá meHashem , “temer de Dios” 1
Entonces, debemos concluir que el temor de Itzjak por Dios produce una huída de abajo hacia arriba. El Zohar interpreta el verso “huye a tu lugar”, como refiriéndose al alma que retorna a su origen en la esencia del Todopoderoso. Ya dijimos que huir de abajo hacia arriba se origina en el temor de caer en el abismo. Entonces ahora podemos concebir el abismo como la experiencia de “ser”, de estar separado y diferenciado de Dios, que incita al alma a que busque su existencia verdadera y nunca separada en su origen, despertándola a un estado rectificado de total y absoluta autoanulación.
En el Zohar, el retorno a nuestro origen, o sea la unificación desinteresada con el Todopoderoso, está asociada con “ser absorbido en el cuerpo del Rey”. Pero lejos de ser una experiencia traumática, esta huida desde abajo es motivo de felicidad, alegría y risa, porque este es el estado permanente de Itzjak de temor a Dios, cuyo nombre significa “risa” en hebreo. Luego de su ascenso al regresar a su fuente de origen, el abismo se vuelve un objeto de burla para Itzjak. Por cierto el valor numérico de “abismo”, תהום , tehom , es igual a ישמעאל “Ishmael”.
Nota
1Uno de los mejores ejemplos de esta distinción se encuentra en el primer capítulo del Libro de Ioná. El profeta huye de Dios, pero su huida lo lleva al fondo de un barco en medio de una tremenda tormenta donde se queda dormido, es decir, se anula ante la tremenda revelación del poder de Dios. Los marineros y los otros pasajeros muestran terror frente a la revelación de Dios y tratan de salvarse. Cuando enfrentan a ellos, Ioná les explica su inactividad (auto anulación): “Soy un hebreo, y temo a Havaiá, el Dios de los cielos Quien hizo el mar y la tierra seca” (Ioná 1:9)
En la Casa Gal Einai – Ierushalaim – 27 de Tamuz 5768