El Rabino Itzjak Ginsburgh se dirige a una delegación de bnei Noaj de Rusia el 4 de Av 5778, Julio de 2019, dentro de las tres semanas de duelo por la destrucción del Templo Sagrado.
Muy buen mediodía para todos. Estoy muy feliz de que haya un despertar en el interés de escuchar la palabra de Hashem, porque es lo que puede traer de verdad la redención al mundo. Toda la humanidad se despierte juntos para creer en Hashem, y caminar el en el sendero de Hashem.
En nuestra Torá hay mitzvot maasiot, preceptos que hay que cumplir en la práctica. Y hay también jovot halevavot, obligaciones del corazón. Entre estas hay 6 mitzvot o preceptos especiales.
El primer precepto es creer que hay un Dios, un Creador del Mundo, que dirige el mundo, y es en esencia el primer Mandamiento de los Diez Mandamientos, Aseret HaDivrot. El segundo mandamiento es no creer en nada salvo en el Creador del Mundo, el que conduce el Mundo. Está escrito que dentro de los Diez Mandamientos que los dos primeros todo el pueblo de Israel lo escuchamos, y también las almas de las siguientes generaciones, todos escucharon esos dos de la Boca del Creador del Mundo, Boré Olam. Los siguientes ocho mandamientos los escuchamos a través de Moshé Rabeinu, pero esos dos los escuchamos directo de Hashem.
Luego hay un precepto especial, que es la declaración del Pueblo de Israel a todo el mundo, que en la lengua sagrada, lashón hakodesh, es Shemá Israel Hashem Elokeinu Hashem ejad, “Oye Israel, Hashem nuestro Dios, Hashem es Uno.” Significando que ese Creador del Mundo es uno, no de divide, no hay ninguna forma de división en Él, y en todo lado y esquina es Uno. En nuestro mundo no hay algo así, porque todo lo que hay en nuestro mundo se puede dividir, pero el Creador del Mundo no es una parte de este Mundo, no se divide, Hashem Ejad, es Uno. Este es el tercer precepto.
Todo esto está en el corazón, hay que creer y meditar en ellos y conectarnos en el corazón con estas verdades.