CONTANDO Y CONSTRUYENDO LOS CAMPAMENTOS DE ISRAEL

 

De una shiur impartida el,  1 de Sivan, 5772 – Kfar Jabad


El Libro de Números se llama así porque trata principalmente acerca del censo de la nación judía y su organización alrededor del Tabernáculo de acuerdo a las tribus. El censo completo, incluido el número de hombres en cada tribu, y el total de hombres en todo el país, aparece por primera vez en el capítulo 1. Por otro lado, el orden del campamento alrededor del Tabernáculo aparece en el capítulo 2: “Cada individuo bajo su bandera según el estandarte de sus casas patriarcales acamparán los hijos de Israel, de frente y alrededor de la Tienda del Encuentro acamparán.” Sorprende que junto al orden del campamento, la Torá vuelva a repetir las cifras del censo que aparecen en el capítulo 1.


Esta segunda enumeración parece redundante. ¿Por qué la Torá primero relata el censo independientemente de la estructura del campamento (en el capítulo 1) y luego una segunda vez al diseñar la estructura de los campamentos que rodean el Tabernáculo (en el capítulo 2)?



El Censo General y la Estructura General


Una idea que se puede extraer de esta aparente redundancia es que el número y la estructura (o la cantidad y la forma) son importantes cada una por sí misma.


El censo, contar el número de judíos, expresa la importancia de todos y cada uno de ellos y el cariño que Dios tiene por cada uno de nosotros. Como dice Rashi: “Debido a que les tiene cariño, [Dios] los cuenta en cada oportunidad.” Cada judío es el favorito de Dios y cada alma judía es un mundo entero.


El censo se divide por tribus y cada individuo es relacionado a su casa patriarcal: “y declararon sus linajes de acuerdo a sus familias de acuerdo a sus casas paternas” (Números 1:18) y como Rashi explica: “Cada uno trajo su árbol genealógico y su certificado de nacimiento para demostrar su relación con sus tribus”.


Una vez que la cantidad de almas judías es conocida, una vez que cada persona ha sido atendida como individuo, el pueblo en tanto nación de 12 tribus es tratado como un todo, con una estructura particular que los une. Concentrándose en ellos como una nación, las doce tribus se ordenan y organizan en cuatro campamentos de una manera particular alrededor del Tabernáculo, con un campamento (de 3 tribus) en cada dirección. 


Cada tribu tiene su propia bandera de un color específico con un estandarte en particular, y toda la estructura revela la relación múltiple entre todos ellos. El número de cada tribu se menciona una vez más al describir la estructura, pero esta vez es una parte intrínseca de un tapiz completo.


Teniendo en cuenta esta diferenciación entre la cantidad y la forma, el censo se puede comparar con el “Acto de la Creación”, facilitando la existencia esencial de cada persona en la nación judía, cada uno y su derecho de nacimiento. Por el contrario, la forma, la estructura del campamento alrededor del Tabernáculo se puede comparar con el “Acto de la Carroza” (que literalmente se traduce como, “El Acto de la Construcción”), revelando la complejidad de la infinidad de relaciones entre los individuos y entre sus tribus.


Contando Letras Y Dibujando Números Figurativos


Este proceso de dos etapas, desde la cantidad hasta la forma, está reflejado en nuestro método para contemplar la Torá. Los primeros estudiosos de la Torá eran llamados סופרים , sofrim, traducido generalmente como “escribas”, pero que también significa “contadores”. Se les describe de esta manera debido a que cuentan las letras de la Torá. Hoy en día, nosotros también primero contamos cuidadosamente las letras de un verso o sección de la Torá. 


La acción de contar cuidadosamente nos da la oportunidad de tratar a cada letra como un punto individual de revelación, como una piedra preciosa (de hecho, las letras de la Torá son llamadas “piedras” en el Sefer Ietzirá”.


Una vez que conocemos el número de letras, continuamos nuestro estudio meditando en qué forma particular, en qué figura en particular, se puede ordenar ese número particular de letras. Consideramos que las formas son conocidas como “números figurativos”, estas figuras geométricas con simetría que tienen un número particular de componentes. Entonces ordenamos las letras del texto que estamos estudiando en las formas de los números figurativos que encontramos.


Por ejemplo, cuando las contamos, encontramos que el primer verso de la Torá tiene 28 letras:


בְּרֵאשִׁית בָּרָא אֱ־לֹהִים אֶת הַשָּׁמַיִם וְאֶת הָאָרֶץ 
Bereshit Bará Elokim et Hashamaim veet haaretz
En el principio Elokim creó los Cielos y la Tierra


La forma que concuerda con 28 letras es un triángulo, llamado el triángulo de 7. Luego procedemos a ordenar las 28 letras del primer verso de la Torá según la estructura del triángulo de 7. Una vez que las letras han sido ordenadas en esta forma, la estructura misma puede ser estudiada, revelando así muchas ideas nuevas del significado del verso.


El Regalo del Campamento en el Monte Sinaí


La porción de la Torá de Bamidbar se lee en un Shabat cercano a la festividad de Shavuot, cuando celebramos que Dios entregó la Torá. Por cierto, los sabios asocian la organización del campamento judío en el desierto con la revelación en el Monte Sinaí, que tuvo lugar casi un año antes.


Cuando Dios Se reveló en el Monte Sinaí, 22.000 ángeles descendieron con Él… Los ángeles estaban ordenados bajo distintos estandartes…. Cuando el pueblo de Israel vio a los ángeles ordenados de esta manera, comenzaron a desear banderas para ellos también, diciendo “Nuestro deseo es tener banderas como las de ellos”. Dios les dijo: ‘Si vuestro deseo es estar bajo banderas, les prometo que cumpliré con vuestro deseo… entonces Dios le informó a la nación judía y le dijo a Moshé: “Vayan y háganse banderas como desean” (Bamidbar Rabá).


La entrega de la Torá de Dios generó la estructura correcta dentro de la nación. Mientras que en el Monte Sinaí la montaña estaba en el centro y todo el pueblo estaba alrededor, una vez que el Tabernáculo fue construido y la Presencia Divina que fue revelada en el Monte Sinaí bajó en él, todo el campamento se organizó alrededor del Tabernáculo: “Cada individuo bajo su bandera…, enfrentando y rodeando la Tienda del Encuentro acamparán.” El Monte Sinaí y el Tabernáculo fueron los dos puntos centrales alrededor de los cuales estaba organizado el campamento.


De Hijos a Constructores


Hay una frase muy conocida por los sabios: “Los sabios de la Torá aumentan la paz en el mundo, como dice el verso: “Todos tus hijos serán estudiantes de Dios, abundante será la paz sobre tus hijos.” Dicen los sabios: “no leas esto como “banaij”, tus hijos, sino “bonaij”, tus constructores.


En el Monte Sinaí cada judío se hizo un “estudiante de Dios”, un sabio de la Torá que aprende Tora de la propia boca de Dios, así se vuelven constructores. Desde esta perspectiva, ahora se comprende que debe estar reunidos en una estructura ordenada como los ángeles y quizás incluso más que los ángeles, ya que las almas judías tienen una raíz más elevada incluso que los ángeles.


En el éxodo de Egipto, se reveló nuestro estatus de hijos de Dios, y Dios nos llamó “Mi primogénito, Israel.” Como hijos amados de Dios, nos cuenta en cada oportunidad y cada uno de nosotros es como un hijo único. Pero desde el momento en que Dios nos dio la Torá, ya no somos simplemente hijos, habiéndonos vuelto una nación de sabios de la Torá, ahora también somos constructores que, además de ser hijos amados, escogidos, también se nos dio el privilegio de una estructura ordenada especial. El punto central de esa estructura es el Tabernáculo, que es la manifestación de la revelación Divina y también de la Torá (las dos tablas del pacto fueron guardadas en el Arca Sagrada del tabernáculo) y alrededor de él la nación judía se ordenó de acuerdo a sus banderas y campamentos.


Otra versión de lo antedicho respecto a los ángeles vistos durante la entrega de la Torá aparece como una interpretación del verso del Cantar de los Cantares: “Me condujo a la bodega de vino y su bandera sobre mi fue el amor.”


Rabi Iehoshúa de Sajnín dijo en nombre de Rabi Leví: “La nación de Israel dijo: Dios me trajo a su gran bodega de vino, que es el Sinaí, donde vi al ángel Mijael y su bandera y al ángel Gabriel y su bandera y mis ojos vieron las ceremonias de lo alto y las amé. En ese momento Dios dijo a Moshé: ‘cómo Mis hijos desean acampar bajo banderas, acamparán bajo banderas.’ Este es el significado cuando se dice: “cada individuo bajo su bandera con el estandarte…’” (Shir Hashirim Rabá).


El Zohar dice acerca de estos versos: “Rabi Elazar inicia: “Alégrense con Ierushalaim y regocíjense en ella todos quienes la aman, etc.’ Porque la alegría sólo se consigue en los momentos en que la nación judía está en la Tierra Sagrada.” Esta interpretación del verso en la porción de la Torá de Bamidbar indica que el campamento de Israel en el desierto, la estructura rectificada de la nación “alrededor de la Tienda del Encuentro”, tiene la santidad de la Tierra de Israel, Ierushalaim y el Templo Sagrado, todos lugares de alegría.


En consecuencia, podemos aprender de esto, que hoy en la Tierra de Israel, para poder tener el mérito de reconstruir Ierushalaim y el Templo sagrado, debemos reconstruir los campamentos del desierto. Esto se puede lograr recreando el orden adecuado entre los judíos, incluyendo ceremonias con banderas que expresen nuestra exclusividad como nación de dios y nuestro deseo de ser similares a la Carroza Divina, ameritando así el retorno de la Presencia Divina entre nosotros, “tan bella como Ierushalaim, tan impresionante como las regiones embanderadas”.

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