NO HAY NOMBRE AMARGO

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

“Mi nombre tiene algo de ‘amargo'”

Pregunta:

Siento que estoy “atascado” en varios aspectos de mi vida: sigo soltero y en los últimos años he enfrentado dificultades significativas en diferentes áreas. Pensé que quizás todo está relacionado con mi nombre, Itamar, que contiene las letras מר (amargo). ¿Debería cambiar mi nombre o agregar otro?

Respuesta:

Querido Itamar, no hay ninguna razón para cambiar tu nombre. Al contrario, debes identificarte con el nombre que te fue dado con inspiración divina por tus padres (lo cual también cumple con la mitzvá de honrar a los padres). Itamar fue el hijo menor y cuarto de Aarón, el Sumo Sacerdote, simbolizando la realeza del sacerdocio. Los cuatro hijos de Aarón aluden al Nombre de Hashem (Y-H-V-H), donde Itamar representa la hei final, símbolo de la realeza, la Shejiná (Presencia Divina) y la Congregación de Israel.

En el lenguaje del Talmud, Itamar se refiere a un dicho o enseñanza de un sabio (Amorá), generalmente una resolución halájica entre distintas opiniones de los sabios de la Mishná. Itamar estudia y enseña cómo avanzar en este mundo, siempre progresando “de fuerza en fuerza”. Dentro del nombre Itamar están las letras אמת (Verdad), que alude a la Torá: “No hay verdad sino en la Torá”, es decir, la corona de la Torá dentro de la corona del sacerdocio.

Respecto a tu observación de que Itamar contiene las letras מר (amargo), recuerda que Miriam la profetisa, gracias a la cual nació Moshé Rabenu, fue llamada así por la amargura del exilio. La Cabalá y la Jasidut explican que la amargura no es negativa (no tiene traza de tristeza o desesperación, Dios libre), sino que es la fuerza que impulsa al ser humano a retornar a Hashem con arrepentimiento completo y a alcanzar un nivel al que los justos absolutos no pueden llegar. La amargura en santidad es la sensación de lejanía de la Divinidad, y quien está lejos anhela profundamente acercarse – “Solo la cercanía a Dios es buena”.

Justamente, esta amargura puede transformarse en dulzura o incluso en un nivel superior, llamado “arav” (placer supremo). El proceso de transformar lo amargo en dulce (llamado atajapjá) es una tarea espiritual esencial según la Jasidut. La amargura verdadera se convierte en alegría genuina, la “alegría en su pureza”, un nivel que ni siquiera un justo perfecto puede alcanzar.

El núcleo del nombre Itamar es la palabra אמר (Amar – “dijo”), lo que alude a las declaraciones con las que Hashem creó el mundo: “Y dijo Dios: sea la luz, y fue la luz”. En la Cabalá, Amar representa las iniciales de Ohr, Mayim, Rakia (Luz, Agua y Firmamento), que son los elementos fundamentales de la creación.

Te bendigo para que muy pronto encuentres a tu pareja verdadera, te cases y construyas juntos un hogar fiel y lleno de propósito en el pueblo de Israel. ¡Un hogar de misión y santidad!

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