La porción de la Torá de Nitzavim trata principalmente del pacto entre Dios y el pueblo judío. La palabra clave en esta porción es “hoy”.
Todos ustedes están de pie hoy ante Havaia, su Dios, los líderes de sus tribus, sus ancianos y sus oficiales, cada hombre de Israel. Sus hijos pequeños, sus mujeres y su converso que está dentro de su campamento, desde sus leñadores hasta los que extraen agua. Para que puedas entrar en el pacto de Havaia, tu Dios, y Su juramento, que Havaia, tu Dios, está haciendo contigo hoy. Con el fin de establecerte hoy como Su pueblo, y que Él será tu Dios, como él te habló, y como él juró a tus antepasados; a Abraham, a Itzjak y a Iaacob.
Sin embargo, no solo con ustedes estoy haciendo este pacto y este juramento, sino con aquellos que están aquí con nosotros hoy ante Havaia, nuestro Dios, y [también] con aquellos que no están aquí con nosotros hoy.
Los versículos anteriores enfatizan esta idea: todo ocurre “hoy“. En estos primeros seis versículos, “hoy” aparece cinco veces, y ocho veces más en el resto de la porción, trece veces en total. El momento de servir a Dios es ahora. “Si no es ahora, ¿cuándo?” Una conocida expresión hebrea dice: “El pasado ha pasado, el futuro aún no ha llegado y el presente es como un parpadeo”. El momento presente es todo lo que tenemos. No te quedes atrapado en el pasado, y no alimentes ilusiones sobre el futuro, porque ninguno de los dos existe.
Los gramáticos hebreos llaman al presente “tiempo intermedio”, zman beinoni (זְמַן בֵּינוֹנִי). El tiempo intermedio en efecto no es más que un abrir y cerrar de ojos que media entre el pasado y el futuro. En su libro, el Tania, el Rebe Schneur Zalman de Liadi define al individuo intermedio como alguien que trabaja constantemente consigo mismo, sin autoengaño. Se prepara para luchar contra la inclinación al mal en todo momento y se controla a sí mismo distanciándose del mal y haciendo el bien. Luego sigue adelante. No alberga el pasado. Esto refleja una conciencia rectificada del “tiempo intermedio”.
La flecha del tiempo está empaquetada en el presente
“Hoy” se refiere no sólo al momento presente. Incluye el pasado, el presente y el futuro. Podemos ver esta distinción en los versículos citados anteriormente. Los seis versículos se dividen en tres segmentos de dos versículos, de acuerdo a su contenido. Los versículos nos transportan a través de la flecha del tiempo que está empaquetada en el presente.
Autoimagen: El pasado en el presente
Los dos primeros versículos describen todas las partes de la nación que están allí en la elaboración del pacto; desde los líderes de la nación hasta los ciudadanos más simples:
Todos ustedes están de pie hoy ante Havaia, su Dios, los líderes de sus tribus, sus ancianos y sus oficiales, cada hombre de Israel. Sus hijos pequeños, sus mujeres y su converso que está dentro de su campamento, desde sus leñadores hasta los que extraen agua.
Dividir al pueblo según sus posiciones representa “el pasado que está en el presente”. Cualquier autoimagen que un individuo pueda tener sobre sí mismo es un producto del pasado. Construyo mi percepción de mí mismo sobre todo lo que ha sucedido en mi vida hasta ahora. Las adquisiciones, logros y desafíos de mi vida que sucedieron en el pasado colorean mi personalidad en el presente y la definen.
Sin embargo, el pasado se ha ido, y podemos y debemos cambiar nuestra autoimagen. Jasidut nos enseña que en cada instante nacemos de nuevo. Al permanecer juntos ante Dios como uno, haciendo un pacto con Él, comenzamos una nueva fase en la vida.
Nuestro Pacto con Dios: El Presente en el Presente
Los dos versículos del medio describen el presente dentro del presente:
Para que puedas entrar en el pacto de Havaia, tu Dios, … con el fin de establecerte hoy como Su pueblo,
A pesar de los pecados de nuestro pasado, en este momento, estamos ante Dios. Aunque no podemos afirmar que hemos merecido la vida (la vida es un regalo del Creador), continuamos existiendo por el poder del pacto que Él ha hecho con nosotros. Este pacto con Dios es un vínculo permanente en nuestros cuerpos y almas.
Esto describe la experiencia judía existencial: la razón por la que existo en este momento es que soy parte de una nación con la que Dios ha hecho un contrato. Este contrato de alianza es la esencia de mi existencia. Me obliga a servir a Dios en cada momento dado.
Las generaciones venideras: el futuro en el presente
Los dos últimos versos se refieren al pacto hecho con las generaciones futuras:
Sin embargo, no solo con ustedes estoy haciendo este pacto y este juramento, sino con aquellos que están aquí con nosotros hoy ante Havaia, nuestro Dios, y [también] con aquellos que no están aquí con nosotros hoy.
Rashi explica que “Y los que no están con nosotros hoy” se refiere a las generaciones futuras. Las almas de todo el pueblo judío están juntas con nosotros en este mismo momento. El pacto que hicimos entonces no es como una herencia que obliga a las generaciones venideras. Es más bien un pacto que Dios hizo con cada alma judía a lo largo de toda la historia y este pacto está presente en todo momento, en todas partes.
Dios fue, es y será. Desde Su perspectiva, no hay diferencia entre el pasado, el presente y el futuro. Cuando Dios hizo su pacto con nosotros, nos elevó a Su perspectiva, por así decirlo, y todas las generaciones del pueblo judío, entonces, ahora y siempre, fueron incluidas en el pacto.
Ahora, en nuestro servicio personal, todo el futuro también está con nosotros en este mismo momento. El futuro depende de que incline la balanza para lo mejor.
Hoy: Rosh Hashaná
El Zohar explica que el versículo, “Estás en pie hoy” alude al día de Rosh Hashaná. Siempre leemos Parashat Nitzavim en el Shabat que precede a Rosh Hashaná (ya sea por separado, o en conjunto con la siguiente porción, Vaielej). De hecho, hay una clara relación entre Nitzavim y esta festividad. Rosh Hashaná es el día en que “recordamos” a Dios nuestro pacto con Él. La bendición de zijronot (“Recuerdos”), exclusiva del Musaf (oración adicional) de Rosh Hashaná, concluye: “El que recuerda el “pacto”, zojer habrit (זוֹכֵר הַבְּרִית).
Como se mencionó, “Hoy”, haiom (הַיּוֹם), es la palabra clave en esta porción. También significa “El día”. Esto se refiere al día único de Rosh Hashaná. Rosh Hashaná es el día en que Dios creó al hombre (es decir, el sexto día de la creación), y el día en que Dios creó el tiempo. El hombre es la única criatura consciente del paso del tiempo. En nuestras oraciones sobre Rosh Hashaná, decimos: “Este es el día del comienzo de Tu obra, un recuerdo del primer día”. Cada año en Rosh Hashaná, volvemos al punto inicial cuando comenzó el tiempo. El día de Rosh Hashaná condensa todo el tiempo desde la creación hasta el momento presente.
Rosh Hashaná es también el Día del Juicio, que comienza los Diez Días de Arrepentimiento. El Talmud dice: “En Rosh Hashaná, se abren tres libros, uno para los completamente malvados, uno para los completamente justos y otro para los intermedios”.[1] En este día, Dios juzga si somos dignos de continuar nuestras vidas en esta tierra en el futuro.
Hoy soy un Intermedio
Dividir a la comunidad en estos tres grupos (justos, malvados o intermedios) refleja la división del tiempo en pasado, presente y futuro.
El tzadik, el individuo verdaderamente justo (como lo define el Tania), es aquel que ha vencido su inclinación al mal y la ha “matado”. Ya no sostiene una batalla constante contra su inclinación al mal. El tzadik vive en el futuro. Su perspectiva va más allá del mundo mundano, y huele la fragancia del Mundo Venidero que está escondida para los justos. Su lucha en la vida es traer el futuro al presente.
En contraste, el individuo malvado vive en el pasado. Tal vez piense que el futuro está en sus manos, pero en verdad, sus fechorías pasadas lo esclavizan. Sus deseos e inclinaciones, sus hábitos destructivos, su envidia y el honor que busca para sí mismo, y demás, todos gobiernan sobre él. Está esclavizado por su propia imagen. No puede liberarse hoy de los patrones de comportamiento de ayer. A veces, la persona malvada misma siente su esclavitud, “los malvados están llenos de remordimientos”.[2] El peor escenario es cuando el individuo malvado está tan atrapado en sí mismo que no se da cuenta de cuán corrupta se ha vuelto su vida.
La élite refinada y los justos – los tzadikim – son escasos. No todos merecen este regalo dado por Dios. Sin embargo, no queremos ser malvados. La única opción que queda es ser un intermedio. El intermedio, el beinoni, vive en el presente. No me interesa lo que sucedió ayer, y no cargo con falsas expectativas sobre el futuro. En cambio, todo lo que sé es que hoy estoy ante Dios y hoy puedo trabajar para cumplir mi pacto con Él. Hoy quiero hacer Su voluntad. Esta es la esencia de nuestro servicio en Rosh Hashaná, y todos los días del año.
Escuchar el sonido del Shofar hoy
El Talmud[3] relata lo siguiente:
Cuando Rabi Iehoshua ben Levi conoció al Mashíaj, le preguntó: “Maestro, ¿cuándo vendrás?” Mashíaj respondió: “Hoy”. Cuando ese día pasó y el Mashíaj no vino, Rabi Iehoshua ben Levi se quejó al profeta Elías de que el Mashíaj le había mentido… Elías explicó: “Esto es lo que quiso decir: ‘Hoy, si prestas atención a Su voz'”.[4]
El Mashíaj no sólo vendrá hoy si prestamos atención a la voz de Dios. Él vendrá hoy si escuchamos atentamente la voz de “Hoy”. Al escuchar el “hoy” de Parashat Nitzavim, el día de Rosh Hashaná y el servicio de Dios de hoy, mereceremos la redención hoy. Oramos para que el futuro se revele ahora mismo. “La salvación de Dios está en un abrir y cerrar de ojos”[5] y el presente es como un abrir y cerrar de ojos.
La mitzvá única de Rosh Hashaná es escuchar el sonido del shofar. “La mitzvá del día es con el shofar“.[6] El shofar representa “hoy”. Necesitamos escuchar el llamado del momento presente. El pasado se ha ido, y el futuro está por venir. Hoy el sonido del shofar (שׁוֹפָר) nos despierta para “mejorar tus actos”[7], shafru maasejem (שַׁפְּרוּ מַעֲשֵׂיכֶם); ahora mismo. Con cada mitzvá que hacemos hoy hacemos un pacto con Dios. El Rebe, Rabí Menajem Mendel Schneersohn, clamó por el “¡Mashíaj, ahora!” en el presente. Al igual que Rabí Iehoshua ben Leví, queremos Mashíaj ahora, sin más demora.
Cada Rosh Hashaná, el shofar del Mashíaj suena, pero hasta ahora, ha sido “Una voz interior que no se escucha”.[8] Oramos para que este año se escuche alto y claro. “Y será que en este día sonará un gran shofar”.[9] Este es el shofar de la redención, hoy.
[1] Rosh Hashaná 16b
[2] Akeidá 67. Tania cap. 11
[3] Sanhedrin 98a
[4] Salmos 95:7
[5] Midrash Lekaj Tov sobre Ester 4:17
[6] Ver Tosafot s.v. Tania sobre Rosh Hashaná 33a
[7] Vaikrá Rabá 29:6. Pesikta Derav Kahana 23:8
[8] Zohar 1:210a
[9] Isaías 27:13