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Rabi Ioel Sirkis 

Rabi Ioel Sirkis, conocido como el Baj (acrónimo de Bait Jadash, su obra más famosa sobre el Tur) nació en el año 5321 (1561) siendo su padre, Rabi Shmuel. Estudió Torá con su padre y con los rabinos Leibush de Lublin (maestro de Rabi Ishaiá Horowitz, el santo Shela), Rabi Tzvi Hirsch Shor de Brisk (alumno de Rabi Moshe Isserles) y Rabi Feivush – lider de la ieshivá y rabino principal de Cracovia. Baj ejerció como rabino en Pozna (Poznań, Polonia) y otras ciudades, incluyendo Libevne (Liuboml, Polonia), Mezhibuzh y Belz. En 5375 (1615), fue nombrado jefe del tribunal rabínico y de la ieshivá en Brisk, y en 5379 (1619), Baj se trasladó a una posición similar en Cracovia y sus alrededores. Fue uno de los líderes del ilustre Consejo de las Cuatro Tierras y muchos de sus estudiantes comían en su casa. De sus lecciones con sus alumnos, se escribió su libro “Bait Jadash” sobre el Tur. Entre sus obras se encuentra un comentario sobre el Pardes Rimonim de Rabi Moshé Cordovero, e incluso en sus obras halájicas, su conexión con la Cabalá es evidente. Como escribe en su responsa, “porque ella [la Cabalá] es la fuente de la Torá y su esencia, y todo es temor del Cielo”. Baj falleció el 20 de Adar de 5400 (1640) y fue enterrado en Cracovia.

Cuando el Baj completó su libro sobre el Tur quiso imprimirlo, pero Rabi Nathan Nata Shapira, el autor del Megale Amukot, le dijo a la imprenta, un día tras otro, que retrasara la impresión. Después de un año o más, cuando el libro aún no había sido impreso, el Baj decidió solicitar la aprobación del Megale Amukot. Envió el manuscrito con uno de sus estudiantes pero el tzadik no quiso dar la aprobación.

El Baj estaba descorazonado y debido a esto el hijo del Megale Amukot cayó gravemente enfermo. Mientras oraba por la recuperación de su hijo Eliahu se presentó al Megale Amukot y le reveló que la causa de la enfermedad de su hijo era el resentimiento del Baj hacia él.

Rápidamente fue a la casa del Baj para apaciguarlo pero no se apaciguó. El Baj le dijo: “¡¿Por qué no quisiste dar una aprobación a mi libro?! Si hay cosas en el libro que no son apropiadas ¡dímelo!” El Megale Amukot le dijo: “Escuché un pronunciamiento del Cielo sobre que si doy la aprobación el Baj partirá de este mundo y quiero que tengas una larga vida”. El Baj respondió: “¿Por qué te preocupas por los secretos del Santo Bendito Es? ¡Mi alma vino a este mundo con el propósito de imprimir este libro!” Solo entonces el Megale Amukot le dio la aprobación y le dijo al impresor que lo imprimiera.

Después, el Baj se debilitó y no quería dictar sentencias ni juzgar los casos que se le presentaban. Ordenó a los jueces que se sentaran y juzgaran en su casa mientras él reposaba en la habitación interior. Un día, dos personas vinieron a juicio: un hombre afirmó que había prestado seiscientas monedas de oro al acusado y trajo un documento como prueba firmado por testigos como lo exige la ley.

El acusado lloró diciendo que era mentira. El Baj escuchó los gritos, llamó a los jueces y ellos le contaron lo que había sucedido. Pidió el documento y lo leyó y dijo que estaba completamente falsificado de principio a fin. Los jueces preguntaron: “Pero según la ley, ¿no es válido el documento? E incluso si la encuentras inválida a través de tu inspiración Divina, la Torá no está en el cielo, ¡y juzgamos de acuerdo con lo que ven nuestros ojos!”

El Baj le dijo al prestamista que confesara que había falsificado el documento pero él se negó. Luego pidió a todos que se fueran, y el prestamista se quedó en su habitación. Le dijo al prestamista que confesara y por el bien de la verdad, le prometió estar en su compañía en el Mundo Venidero. El prestamista comenzó a llorar y admitió que, en efecto, había falsificado el documento y había contratado a testigos falsos. El Baj llamó a los jueces a su habitación y dijo: “¡Alégrate, alma mía! Si tus incertidumbres son así, ¡cuánto más tus certezas!” Y su alma partió en pureza.

* * *

A pesar de su grandeza, el Baj tuvo su cuota de problemas y enemigos. Incluso al final de sus días, sufrió amargamente a manos de aquellos que buscaban el conflicto. Este también fue el caso en sus primeros años. Cuando el Baj era rabino en Belz, su salario no le alcanzaba ni para comprar velas. Todas las noches, el Baj se sentaba en la oscuridad y estudiaba la Torá de memoria. Cuando la gente del pueblo se dio cuenta de que su casa estaba oscura por la noche, decidieron despedirle: un rabino que no estudia de noche no es digno de ser rabino en su ciudad…

Antes de salir de Belz hacia Brisk, donde había encontrado su siguiente puesto rabínico, preguntó a la gente de Belz: ¿Por qué Sodoma fue destruida volteando su lecho rocoso; ¿No había otro castigo adecuado para ellos? Él respondió a su propia pregunta: El pueblo de Sodoma invirtió el orden natural. En lugar de procurar el sustento del rabino para que pudiera ocuparse de sus estudios, se inmiscuyeron en los estudios del rabino y le impusieron la responsabilidad de mantener a los pobres de la ciudad.

* * *

Uno de los grandes eruditos de la Torá de la generación se encontró en el sagrado tisch (comida festiva y reunión) de Rabi Jaim de Sanz, conocido como el Divrei Jaim, que su mérito nos proteja. El Divrei Jaim le honró invitándole a comer juntos de un plato de kasha (gachas) hecho de harina fina. El gran erudito y tzadik, que era el jefe de la corte rabínica y de la ieshivá en una ciudad famosa, se abstuvo de comer la kasha ya que se mantenía estrictamente con las opiniones de que el jadash (grano nuevo) está prohibido incluso con respecto al grano producido fuera de la Tierra de Israel.

El Divrei Jaim, sin embargo, fue completamente indulgente en este asunto, ya que esta era la enseñanza del Baal Shem Tov. El santo Rabino de Neschiz relató: “El Baal Shem Tov, de bendita memoria, preguntó en su sueño acerca de la ley de jadash con respecto al grano de los no-judíos en nuestros tiempos fuera de la Tierra de Israel, y le respondieron que después de la muerte del Baj, de bendita memoria (quién lo permitió), enfriaron los fuegos del purgatorio durante cuarenta días en su honor. Por la mañana, el Baal Shem Tov se levantó y ordenó que le trajeran cerveza hecha de grano nuevo, y él la bebió. Y él dijo: El Baj es una autoridad y con certeza se puede confiar en él.

En cualquier caso, cuando el Divrei Jaim vio que el invitado no estaba comiendo, le susurró al oído que, si no comía inmediatamente de la kasha con él, anunciaría públicamente que debía ser tratado como “un anciano rebelde” (zaken more), que transgredía las palabras de la corte celestial que dictaminó permitirlo.

 (Zijronam Livrajá)

Como se refleja en muchas historias, Rabí Ioel Sirkis era muy estimado por los grandes maestros jasídicos. Incluso se dice que el Baal Shem Tov eligió establecerse en Mezhibuzh porque el Baj también había ejercido como rabino en esta ciudad. La norma indulgente del Baj con respecto al jadash, que era muy significativa en los países europeos, fue reforzada por muchos Rebes jasídicos y autoridades halájicas como el Vidente de Lublin, el Avnei Nezer de Sochatchov y otros.

La conexión entre el Baj y el Jasidut es evidente también en otros lugares. El Rebe de Lubavitch citó con entusiasmo sus palabras sobre el estudio en aras de la Torá, señalando que son apropiadas para un Rebe jasídico. El Alter Rebe, en su Shulján Aruj HaRav, a menudo legisla de acuerdo con el Baj, y Rabí Ioel Ba’al Shem, uno de los principales tzadikim ocultos que precedió al Baal Shem Tov, fue un discípulo del Baj.

Hay una dimensión más profunda adicional en el afecto jasídico por el Baj, más allá de su significativo “poder de indulgencia”, coaj deheterá (כֹּחַ דְּהֶתֵּירָא), su grandeza tanto en la Torá revelada como en la oculta, o la herencia transmitida de maestro a alumno. El título del comentario del Baj sobre el Tur, Bait Jadash, significa literalmente “Casa Nueva”, y la llamó así, “porque no recogí (es decir, copié) en mi casa las palabras de los eruditos de las generaciones anteriores… a menos que pudiera innovar algún nuevo entendimiento de ellos”. (1) Basado en el dicho del Jatam Sofer, “Jadash (innovación) está prohibida por la Torá”, se podría decir que el enfoque del Baj, que permite y enfatiza las innovaciones de Torá y las innovaciones en el servicio a Di-s, preparó el terreno para la llegada del Baal Shem Tov, quien fue una innovación total en el servicio Divino.

Esta afinidad por la renovación también se alude en las iniciales de su título rabínico, el Baj: entre las sustituciones de letras explicadas en la Cábala, como el AtBash (אתב”ש) y AlBam (אלב”ם), se reserva un lugar de honor para la sustitución AtBaj (אטב”ח). En la sección dedicada a las sustituciones de letras en el Etz Jaim, se explica que AtBaj pertenece al secreto de la sefirá de reinado, que es la Shejiná, la fuente de las almas judías. Cada par de letras pertenece a un aspecto diferente de reinado, y la combinación Baj (ב”ח) – las iniciales del nombre de su libro, bait jadash (בַּיִת חָדָשׁ) – pertenece a sabiduría dentro de reinado, que en nuestro contexto significa la capacidad de reinado para renovarse y fluir una y otra vez. Para aquellos que profundizan, agregaremos que la fuente de sabiduría en reinado está en la sefirá de victoria (netzaj) de Ze’ir Anpin y los Tzadikim que emergen desde ella se enfrentan eternamente a muchos oponentes. Así fue en la época del Baj, y así en la época del Baal Shem Tov. Eventualmente, sin embargo, los oponentes se desvanecen y la innovación se convierte en una parte inseparable del judaísmo, continuando vivificándolo y refrescándolo.


1 Otra explicación es que el nombre se basa en la opinión indulgente de Rabi Sirkis con respecto al jadash, que finalmente se identificó con él

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