Un mensaje de la Torá para el mes de Elul: RELACIONÁNDONOS CON DI-S EN ELUL, EN ROSH HASHANÁ Y EN IOM KIPUR

Introducción

(la siguiente es una traducción de un pasaje del libro de rav Ginsburg, Ani Ledodi Vedodi Li)

Cada año llega el mes de Elul y comenzamos a sentir el refrescante aliento de la teshuvah (regreso a Di-s) en el aire. El Año Nuevo se está acercando rápidamente, y este es el momento para hacer un recuento de nuestras acciones del año pasado y reparar nuestras sendas. Aunque el objetivo es arrepentirse, debemos ser capaces de identificar dónde nos equivocamos. Si tenemos éxito en hurgar profundamente en nuestros corazones, con frecuencia descubrimos que aunque en muchas ocasiones nuestras acciones fueron acorde a las letras de la ley, nuestras intenciones estaban apartadas, lejos de Di-s. Para verdaderamente rectificar nuestros pecados, debemos entender exactamente en qué punto perdimos nuestra relación con Di-s. En los siguientes capítulos analizaremos tres clases de relación, y cómo el profundo entendimiento de las motivaciones que hay detrás de estas relaciones nos llevará a perfeccionar la relación más esencial que tenemos: nuestra relación con Di-s.

Nuestro padre, nuestro rey, nuestro esposo

En las oraciones de I om Kipur (Día del Perdón), le pedimos a Di-s “nos perdone, dispense nuestras faltas, nos absuelva” (Slaj lanu, mejal lanu, kaper lanu) . Cada una de estas clases de perdón expresan un diferente tipo de pecado y un diferente tipo de perdón que solicitamos de Di-s. Generalmente comparamos nuestra relación con Di-s a uno de los tres principales paradigmas:

•  La relación padre/hijo

•  La relación rey/sirviente

•  La relación esposo/esposa

La causa psicológica y la esencia de un pecado dentro del contexto de cada una de estas relaciones, es diferente:

La relación padre/hijo es dañada porque el niño lo ignora y lo trata de forma distante y sin respeto.

La relación rey/sirviente es dañada porque el sirviente se rebela contra los decretos del rey.

La relación esposo/esposa es dañada por la insensibilidad respecto a la esencia interior del otro.

La relación padre-hijo

El padre no espera que su hijo le ayude a realizar sus metas. En cierto sentido, incluso espera que su hijo emprenda nuevos senderos, y le intriga ver cómo su propio potencial central encontrará nuevas expresiones en su hijo, bajo diferentes condiciones y en una generación diferente.

Sin embargo, el insulto más profundo para los padres es olvidarlos. Con frecuencia, los hijos desean sacudirse los lazos que los ligan a sus padres. Esta inclinación natural está expresada en Génesis 2:24: “Entonces el hombre dejar á a su padre y a su madre y se unirá a su esposa…”.

Para que un niño madure debe necesariamente desconectarse de su dependencia total de sus padres. Por esta razón la Torá nos ordena honrar siempre a nuestros padres. A pesar de que un niño debe luchar por alcanzar su independencia, está obligado a continuar siempre honrando a sus padres y darles peso en su vida. En hebreo la palabra para “honrar” es kabed , la cual comparte la raíz con la palabra kaved , que significa “pesado ” . Cuando un hijo continúa honrando a sus padres, les da peso y reconocimiento y ellos permanecen eternamente en su conciencia.

Solidez y Peso

Las palabras “padre/hijo” en hebreo son av/ben . Cuando estas palabras son escritas como una abreviación forman la palabra ev en , que significa “roca”. Así, la imagen de una roca crea asociaciones con la relación padre/hijo. Los dos rasgos más importantes de una roca son su solidez y su peso. El padre da a los niños solidez, la firme fe en Di-s y en su herencia. El niño da peso a su padre. Cuando el padre se sienta en la mesa de Shabat rodeado por todos sus niños, ellos le agregan potencia y masa a su presencia.

Nuestra relación con di-s

A menudo, una persona siente que su pecado más importante no está realmente en transgredir; sino en su ignorancia y olvido de Di-s. Si una persona hace una honesta investigación en su alma, se da cuenta que en un cierto punto de su relación con Di-s lo ha dejado y ha creado su propio mundo, en el cual Di-s no es el punto central. Ha modelado su mundo como una fortaleza donde puede muy bien continuar su vida lejos de Di-s (aunque aun realice los mandamientos) sin la necesidad de recordar el lugar de donde viene y Quién lo creó.

“Perdónanos”

Cuando le pedimos a Di-s que nos perdone por dejarlo fuera de nuestras vidas, decirnos: Selaj lanu (“Perdónanos”). Las letras de la palabra selaj –samej, lamed, jet – son las mismas que para “erradicar”, “ j asal”. En lo profundo de su corazón, una persona sabe que es ella quien debe “anularse” para enmendar su inclinación a anular a todo aquel que afecte su mundo privado y demande su atención. Así, rogamos que Di-s erradique nuestros sentimientos altivos de iesh , de ser “algo”, y pueda substituir nuestro rígido y contraído corazón de piedra por un corazón suave y amplio que contenga un espacio para el otro.

Aunque la expresión común “perdóname” apunta a este concepto, cuando decimos “perdóname” a otra persona, nuestro interés es pedir que el otro no se ofenda cuando nos infiltramos en su mundo, ofendiendo sus sentimientos de expansión infinita. En otras palabras, cuando pedimos perdón, estamos expresando sensibilidad hacia la realidad del otro, dándole honor y un lugar en nuestro mundo, pero en sus propios términos.

Cuando pedimos perdón a Di-s, pedimos que nos perdone por no reconocer Su lugar (que abarca todo) en nuestro mundo.

La relación rey/sirviente

Como aprendimos en los capítulos anteriores, la relación padre/hijo está ejemplificada por el honor y reconocimiento que el hijo da a su padre. La relación rey/sirviente es diferente. El rey no necesita reconocimiento de sus súbditos, e incluso es indigno que la solicite. El rey tiene un plan maestro, desea guiar y realizar y demanda de sus súbditos disciplina y obediencia.

Cuando expresamente nos anulamos ante el rey, es que somos capaces de ser parte de un esfuerzo que está más allá de nuestro propio horizonte individual –un esfuerzo que es un objetivo vital en el plan maestro del rey. Nuestra disciplina y devoción para nuestro amado y admirado rey, significa que estamos canalizando nuestras vidas a ideales que están por encima y más allá de nuestra realidad personal. Entendemos frente a quién estamos viviendo, y nuestra existencia particular recibe un significado y una estabilidad en nuestra dependencia con el rey. Ya no vivimos sólo para nuestros limitados y desconectados asuntos, al contrario, toda nuestra vida tiene un amplio objetivo motriz, el cual nos obligará para dar cuenta de nuestros éxitos y fracasos de regreso al rey.

El Pecado Contra el Rey

Pecar contra Di-s, nuestro Rey, es rebelarnos contra Él. Esta rebelión es la demanda desde nuestro propio pequeño ego de vivir sin limitaciones nuestras vidas limitadas. Demandamos hacer lo que deseemos sin considerar el “resultado final” – cómo afectan nuestras acciones no sólo a nuestras propias vidas, sino también a la de quienes nos rodean, y en definitiva al plan Divino para todo el mundo.

Haciendo a Di-s Nuestro Rey

Cuando nos relacionamos a Di-s como nuestro Rey, nos damos cuenta que sólo Él puede sacarnos de las complejidades de nuestra vida, y de que nos lleva a un plano que está por encima y más allá de nuestros pequeños deseos personales. Cuando cumplimos con los decretos del Rey, nuestras vidas se vuelven significativas aun cuando no captamos el por qué ocurren determinados eventos y hacia dónde conducen. Así nuestras vidas se han vuelto vidas de responsabilidad. A través de los decretos ( pekudot) que Di-s nos ordena, Él se conecta con nosotros y Se relaciona íntimamente con nuestras vidas ( pekidah).

“ Perdónanos”

Cuando pedimos a Di-s, nuestro Rey, que nos dispense, decimos mejal lanu, “dispénsanos”. Pedirle a un Rey que nos dispense, es pedirle que nos perdona una deuda que no ha sido cancelada. El Rey entra a nuestra conciencia desde afuera de nuestro mundo, demandando y ordenando que cumplamos sus decretos que no siempre parecen ser relevantes a nuestra vida privada. No espera de nosotros una total identificación con Sus deseos, y por tanto ejerce presión y poder. Por nuestro lado, le pedimos que entienda nuestra difícil situación creada por Su presión, perdonarnos nuestra deuda con Él, y nos de una nueva oportunidad de Servirle.

Nuestra relación con Di-s como Rey es intrínsecamente de cierta distancia. Cuando pedimos al Rey nos dispense, admitimos que no tenemos la fuerza o el coraje de permanecer ante Él en una forma constante. Le pedimos tener paciencia con nosotros mientras estamos distantes y ser paciente con nosotros mientras nos esforzamos por servirLo con mayor devoción.

La relación esposo/esposa

(Nota del Editor: Con el fin de simplificar el texto, en este capítulo nos hemos referido a los miembros de la pareja con un género determinado, pero ciertamente los roles pueden ser invertidos.)

El pecado contra nuestra esposa es la insensibilidad, la carencia de deseo y apertura para identificarnos activamente con él. Lo que le duele a un cónyuge más que todo es cuando se respetan “las reglas” y se demuestra consideración para su individualidad, pero no existe un verdadero interés por sus pensamientos íntimos y sus sentimientos más profundos. Un extraño podría estar muy impresionado por el nivel de mutua consideración que la pareja proyecta. En lo profundo de su corazón, sin embargo, el cónyuge ofendido desea algo más que una mutua consideración. Él desea ascender a un punto en donde realmente pueda compartir las complejidades de su alma con su amado compañero.

La vida en matrimonio con sus fricciones y demandas diarias invita a que uno construya paredes alrededor de la profundidad de su alma, definir límites y admitir que su cónyuge es totalmente diferente a él y está lejos de entenderlo. Además, agrega, es el privilegio de ella ser justo de la manera que es. Este enfoque es leg í timo sólo si esas separaciones son utilizadas como herramientas para liberar la tensión superficial y abrir nuestro mundo interior. Pero si la pareja considera que estas separaciones son la base de sus vidas en común –si rechazan sumergirse en el interior del alma del otro– una persistente insatisfacción interior puede llegar a erosionar su sentimiento de “unión” y su amor mutuo se desvanecerá.

Explotación y Apasionamiento

Mientras la relación padre/hijo se define por la tensión entre la indiferencia y el reconocimiento, la relación entre esposo y esposa es definida por la tención entre la explotación y el entusiasmo. EL marido espera que su pareja se relacione con él, tal como él lo hace –con excitación al encontrar a alguien nuevo y diferente, que desee sumergirse dentro de su propio ser. El pensamiento de que su compañera pueda verlo como un objeto despersonalizado, puesto allí para ser utilizado convenientemente en su vida, lo “mata” espiritualmente.

Además, más que ser explotado con total indiferencia de su experiencia interior, el marido tiene miedo de que sea explotada su experiencia interior misma. Teme que su pasión y su devoción por ella puedan encontrarse con el cinismo de la fría practicidad.

Di-s Como Nuestro Cónyuge

Cuando pecamos contra Di-s como nuestro cónyuge podemos permanecer fieles a Sus mandamientos, sin internalizar la experiencia de Él en nuestras vidas, sin tratar de identificarnos con Él. No nos conectamos con Di-s con entusiasmo, permitiéndoLe permear nuestro ser, entrar a nuestra experiencia más profunda y transformarla. Cuando no nos relacionamos apropiadamente con Di-s como nuestro cónyuge, en realidad tampoco le rezamos de una manera auténtica. En lo más hondo no creemos que esté realmente interesado en nosotros y en nuestros deseos más íntimos.

“Límpianos”

Este tipo de pecado necesita kaparah , “limpiar”. La vida de casados demanda una detallada y continua limpieza y examen. Aun el más pequeño insulto revela una frialdad interior esencial, y la renuencia a estar “demasiado involucrado” en el mundo del otro. La frialdad desciende a lo más profundo del alma del otro. Siente que sus esfuerzos por entregar su esencia a su compañera han sido explotados, mientras su cónyuge no ha dado señales reciprocidad.

En un nivel más profundo, podemos entender que la Presencia Divina de Di-s (Shejinah) habita en la pareja matrimonial. Es Su Presencia Divina que permite que reine la paz y el afecto entre las dos diferentes almas. Si no somos sensitivos a la Shejinah de Di-s, sencillamente se va. Para merecer Su Divina Presencia entre nosotros, debemos constantemente limpiarnos y purificarnos, examinar las complejidades de nuestras acciones y pensamientos, y crear una verdadera morada para Él en nuestro mundo.

Regresando a Di-s en Elul

En el mes hebreo de Elul , nuestra principal forma de relación con Di-s es la de un niño con su padre. El tema de Elul es regresar a casa. En este mes descubrimos nuevamente a Dios después de un período muy largo de haberlo abandonado –o por lo menos– de haberlo ignorado. En el mes de Av , que precede a Elul, el deterioro de nuestra relación con Di-s es tan profundo que Di-s se retira a su lugar sagrado oculto e interno, reflejando nuestro alejamiento.

El Baal Shem Tov explica que en Elul Di-s es comparado con un rey que sale al campo, donde todos sus súbditos pueden encontrarlo. Nuestro “redescubrimiento” de Di-s en Elul Lo saca de Su sagrado lugar interno acercándolo al campo. En esta etapa, no sentimos el fuerte reino de Di-s en Su palacio como lo hicimos antes de que pecáramos, y como lo haremos aun más en Rosh Hashanah . Encontrar a Di-s en Elul es un encuentro “informal”, en la cual buscamos Su paternal familiaridad.

La Ciudad de Refugio

El Arizal correlaciona las letras de Elul con el verso de Éxodo 21:13 que habla de las Ciudades de Refugio. Las letras iniciales de las cuatro palabras centrales en este verso deletrean Elul . La Torá nos ordena establecer ciudades de refugio en el territorio de Israel, en las cuales el asesino involuntario pueda escapar de la venganza de la familia de su víctima (para un entendimiento más detallado de las Ciudades de Refugio, ver Cabalá y Meditación Judía).

Quien involuntariamente asesina a otra sufre de una severa carencia de atención y sensibilidad hacia la imagen de Di-s a su alrededor. La Ciudad de Refugio, habitada por Levitas, es como un hogar acogedor y amoroso, que envuelve al asesino involuntario con dedicación, ayudándolo a recobrar y restaurar su atención a Di-s. Elul es la Ciudad de Refugio del año. Es el tiempo más adecuado para la rehabilitación espiritual y reenfoque en Di-s.

Los Seis Mitzvot Constantes

El Sefer Hajinuj [1] enumera seis mitzvot (“preceptos”) que debemos cumplir constantemente. El libro equipara estas mitvot con las seis Ciudades de Refugio. Estas seis mitzvot constantes giran en torno de nuestro enfoque permanente en la Presencia de Di-s en nuestras vidas. Pueden ser visualizados como las seis paredes que rodean a una persona en su casa, recordándole enfocarse siempre en Di-s.

El techo de nuestra casa es nuestro constante recuerdo de Di-s como está expresado en el primero de los Diez Mandamientos: “Yo soy Di-s, tu Di-s”.

El suelo es el mandamiento de no adorar cualquier entidad fuera de Dios. Este es el recordatorio permanente para no hundirse en las poco realistas profundidades de nuestra imaginación, y permanecer enfocado en Dios.

La pared frontal nos recuerda que Di-s es Uno. Debemos enfocar nuestros pensamientos en el principio de que todo en el mundo es en última instancia el Di-s Único y encausar toda nuestra devoción hacia Él, con todo nuestro corazón, alma y poder.

Las paredes de la derecha e izquierda son las mitzvot de amar a Di-s y tener temerLE. La mano derecha de Di-s siempre nos abraza con amor, mientras Su izquierda sostiene nuestra cabeza, levantándola para mostrarnos la distancia entre nosotros, y cómo la gloria de Di-s está sobre nosotros.

Finalmente, la puerta trasera nos recuerda no perdernos tras nuestros corazones u ojos. Debemos colocar una guardia en la puerta trasera de nuestra conciencia para asegurar que no entren pensamientos extraños a nuestra psique que nos desconecten de nuestra conciencia de Di-s.

Cuando nos damos cuenta que nos hemos olvidado de Di-s y hemos ignorado las paredes de la casa que nos soporta, sentimos una profunda vergüenza. Con este sentimiento en nuestro corazón regresamos a Di-s para rogarle que nos perdone: selaj lanu , y anular nuestra existencia tanto como ella se atreva a ser anulada.

Relacionándonos con Di-s en Rosh Hashanah

En Rosh Hashanah nos relacionamos con Di-s como el súbdito y su rey. Es el día en que proclamamos el reino de Di-s sobre nosotros y aceptamos Su yugo. Los rezos especiales que recitamos en Rosh Hashanah , giran alrededor de este tema. En Rosh Hashanah no especificamos nuestros pecados en detalle, en lugar de eso nos enfocamos con devoción al Rey y en volver a despertar en Él el deseo de gobernar sobre nosotros.

El Fallo en el tiempo

Cuando definimos Rosh Hashana como el día en que establecemos el reino de Di-s sobre nosotros, también definimos también nuestra relación con el tiempo mismo. Rosh Hashanah significa “la cabeza del año”. Un año sin cabeza es un tiempo sin rey –tiempo que es igual y “democrático”— Cuando el tiempo no tiene rey los eventos fluyen en una rutina de causa y efecto sin fin, sin ningún cambio inesperado de dirección o propósito. Cuando fijamos una cabeza al tiempo permitimos el cambio. Rosh Hashanah es el día en que el tiempo se abre a nuestro deseo de cambio y permite que el potencial del cambio lo penetre. Este es el día en que encontramos el origen del tiempo. Cuando los días quieren salir de su rutina, se despierta el deseo de revelar la sublimidad de Di-s y conduce al tiempo mismo con un nuevo ritmo y en direcciones no trazadas en el mapa.

El Día del alistamiento

Rosh Hashanah es el día en que nos alistamos en el ejército de Di-s, en que cada ciudadano se vuelve un soldado. A partir de allí el soldado acepta hacer todo lo que se le ordene sin cuestionamientos, y entiende que será juzgado según su grado de obediencia. Además, este alistamiento en el ejército y “mentalidad de misión” despierta al soldado para quitar su atención en sí mismo y volverla hacia su misión. No se considera más como el punto central de su realidad. Su principal deseo es que la misión del rey sea cumplida, aun si no es él quien la llevará a su término.

Una persona quien ha adquirido una conciencia de soldado, también se da cuenta de que aun si no tiene un ascenso personal a las más grandes alturas espirituales, su objetivo principal es la elevación de toda la nación y de toda la humanidad. La conciencia de soldado crea el espíritu de mutua responsabilidad, solidaridad y cooperación ante Di-s.

Día de Recordación

Rosh Hashanah es también llamado el Día de Recordación. En este día Di-s recuerda que Su nación es como una braza cuya fuente está en la gran flama de la devoción de nuestras almas hacia el Creador. Así, cuando Di-s llega a gobernar sobre nosotros con rigor, no está haciendo coerción para que nosotros aceptemos un yugo artificial, ajeno a nuestro espíritu interior. Al contrario, el gobierno de Di-s nos beneficia completamente y despierta nuestra chispa interna de devoción hacia Él.

Cuando valoramos nuestro nivel de devoción a Di-s en Rosh Hashanah , con frecuencia vemos que además de no haber avanzado hacia las metas del Rey, algunas de esas metas incluso se han desvanecido en la distancia. Le pedimos a Di-s entienda nuestra carencia de devoción y no la tome como rebelión, sino como simple pereza, y dispense nuestras deudas por el incumplimiento de las metas.

Relacionándonos con Di-s en Iom Kipur

Iom Kipur es nuestro día de intimidad con Di-s. Nos abstenemos de comer, beber y otras conforts físicos en un intento de asemejarnos a los ángeles. Deseamos desprendernos de las sucias vestimentas del materialismo grosero con las cuales nos hemos cubierto, y revelar nuestra esencia Divina interior. En este estado nos esforzamos por entrar en una conciencia donde podamos sentir lo cercano que está Di-s de nosotros.

Haciendo una Morada para Di-s

En la Torá, el punto central de Iom Kipur es la limpieza y purificación del servicio del Templo, que cree las condiciones necesarias para que Di-s continúe habitando entre nosotros. La Presencia Divina de Di-s en la casa que hemos construido para Él – siendo esta el Templo o nuestros corazones– es el verdadera shalom bait, “paz en el hogar”, la plenitud y la serenidad de la vida marital en la Kodesh HaKodashim [2]. En Iom Kipur nuestros corazones deben estar enfocados en asegurar que la Presencia Divina de Di-s pueda continuar habitando entre los dos querubines, el símbolo del amor consumado entre Di-s e Israel, para que puedan continuar abrazados cara a cara. (Para más sobre el simbolismo del querubín , escuche el audio de la lectura del rabino Ginsburg en la porción de la Torá de Terumah: El Querubín, Inocencia y Unión Simétrica). Así, los rezos de Iom Kipur están repletos de complicadas confesiones de nuestros pecados personales, asemejándose a una plática de corazón a corazón con Di-s. Debemos asegurarnos que nuestro corazón sea puro y adecuado para que pueda habitar la Divina Presencia de Di-s.

¿Nos Comunicamos con Di-s?

Cuando Israel no cumpliá el deseo de Di-s, el querubín se daba vuelta milagrosamente, ubicándose espalda con espalda. Esta postura no necesariamente refleja hostilidad, sino en un nivel más sutil, la carencia de comunicación. Algunas veces nuestros amigos o familiares solicitan nuestra atención cuando estamos totalmente enfrascados en nosotros mismos, nuestro rostro se vuelve hacia nuestro interior, y no deseamos voltear nuestros corazones hacia nuestros seres amados. Por otro lado tampoco queremos insultarlos, entonces, cortésmente contestamos a su solicitud de atención con un desconsiderado: “un poco más tarde”. Lo que realmente estamos diciendo es: “Por favor, permítanme permanecer absorto en mi propio mundo”. La cara que volvemos hacia nuestro amado ha dejado a un atrás su dimensión interior.

Este ejemplo nos ayuda a entender la relación cara a cara con Di-s en Iom Kipur. Mientras nuestra relación de rutina con Di-s puede estar usualmente basada en “más tarde” –una postura de espalda con espalda- en Iom Kipur nuestra atención está enfocada en Di-s, y nuestros corazones están abiertos completamente a Él.

Él es nuestra preocupación más cercana e inmediata. En vez de estar absorbidos en nuestro propio mundo, nos esforzamos por traer a Di-s a los más finos detalles de nuestras vidas y conseguir una conciencia en la cual, realmente “Lo conocemos en todas nuestras senderas”, (del versículo de los Salmos: Bejol drajeja daeihu , “Conócelo en todas tus sendas”).

Entra en Mi Alma

La persona enamorada asocia todo lo que ve o escucha con su amado. Sus pensamientos están enfocados en su amado aun cuando esté ocupada con sus asuntos mundanos. Esta es la relación que debemos esforzarnos por tener con Di-s. En todo lo que hacemos Di-s debe ser el punto principal de nuestros pensamientos. Cuando nos damos cuenta de cuán crucial es esta relación para nosotros y cuán distantes estamos de ella, le pedimos a Di-s que “Nos limpie”. Nos damos cuenta que cualquier insinuación de suciedad, insensibilidad, distanciamiento o frialdad de corazón, eclipsa y mancha nuestra relación con Él. A pesar de que limpiar nuestras almas para hacer de ellas una morada para Di-s pueda ser una experiencia exigente, poco a poco descubriremos a Di-s como nuestra identidad esencial. Entonces se disipan nuestros pecados, cuando comprendemos que fueron sólo manchas superficiales, totalmente irrelevantes a nuestra verdadera esencia y deseos Divinos.

Notas

[1] Libro de la época medieval que enumera los 613 preceptos de acuerdo al orden que trae Maimónides, y los explica desde el punto de vista legal y ético.
[2] La parte más interior más sagrada del Templo, donde se encuentra el arca sagrada y sólo puede entrar el Sumo Sacerdote en Iom Kipur.

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