El Rebe Dov Ber Schneori, el Mitler Rebe, el “Rebe Intermedio”, fue el segundo Rebe de la dinastía Jabad. Él nació en el 9 de Kislev 5534 (1773) y fue el hijo y sucesor del Alter Rebe de Chabad, el rabino Schneor Zalman de Liadi. El Mitler Rebe nació después del fallecimiento del Maggid de Mezritch, el maestro de su padre, y recibió su nombre. Es conocido por la longitud y profundidad de sus discursos jasídicos, tanto que su yerno, el tercer Rebe, el Tzemaj Tzedek, dijo que “si le cortaran el dedo a mi suegro, no brotaría sangre, sino más bien enseñanzas jasídicas”. Al igual que su padre, el Mitler Rebe también fue encarcelado debido a las acusaciones de quienes se oponían al Jasidut. Fue liberado de la prisión el 10 de Kislev, pero antes de que pasara un año, el 9 de Kislev de 5588 (1827), en su cumpleaños falleció. Nacer y morir en la misma fecha es una expresión del verso “Yo llenaré el número de tus días”. El Mitler Rebe fue el líder de Jabad durante 15 años. Murió mientras escribía un discurso jasídico y está enterrado en Nizhyn, Ucrania.
El Alter Rebe de Jabad había bendecido a su jasid, Reb Iósele el Jazán (cantor), para que fuera un hombre rico. Pero mientras tanto, el Alter Rebe había fallecido y su hijo, el Mitler Rebe lo había sucedido y la bendición aún no se había materializado.
Un Purim (llamado “El Gran Purim”) miles de jasidim vinieron a Rogotchov para pasar Purim con el Mitler Rebe. Reb Iósele el Jazán también vino y el Mitler Rebe le dio el honor de leer el Rollo de Ester para la gran congregación. Cuando llegó al verso que cita a Amán diciendo: “¿A quién desearía el rey honrar y estimar más que a mí?” Reb Iósele interrumpió su lectura y gritó con entusiasmo: “¡Fú, klipes! ¡Cáscara impura!” [Reb Iósele estaba expresando su aversión a los intentos de lograr honor y estima, llamando a ese impulso una cáscara impura].
Los fieles sabían que el Mitler Rebe no aprobaba la expresión pública de entusiasmo durante la oración y los servicios. Estaban seguros de que en la lectura del Rollo de Esther a la mañana siguiente, él no le volvería a dar el honor leerle a Reb Iósele. Sin embargo, para su sorpresa, el Mitler Rebe pidió una vez más que Reb Iósele leyera la meguilá.
Antes de la lectura de la meguilá, el Rebe le dijo a Reb Iósele: “¿Ustedes no saben que antes de la lectura de la meguilá es costumbre dar meguilá gelt (pago por la lectura de la meguilá)?” El Rebe sacó una moneda de oro de su bolsillo y la puso en un cuenco. Había más de mil jasidim ricos en la sinagoga, y cuando vieron al Rebe dar una moneda de oro, ellos también pusieron una moneda de oro en el cuenco. El cuenco se llenó de monedas de oro y Reb Iósele se convirtió en un hombre rico. Así se cumplió la bendición del Alter Rebe…
Durante las primeras generaciones del jasidut, era común escuchar a un jasid rezar o hablar con Dios espontáneamente en idish, en medio de la oración silenciosa, la amidá. No obstante, incluso en aquellos días, cuando era más aceptable agregar la oración personal en voz alta en medio de la oración en silencio, hablar en medio de la lectura de la meguilá era una práctica inusual y no aceptada. ¿Qué conmovió tanto a Reb Iósele que interrumpió la lectura de su meguilá?
Contemplemos los detalles de esta historia y el sentimiento que probablemente estaba en el corazón de Reb Iósele: miles de jasidim se habían reunido para una celebración de la festividad que sería recordada en Jabad por generaciones. El Rebe estaba dirigiendo el canto alegre del coro y de todos los que se habían reunido, y no eligió a otro más que a él para leer la meguilá. De ello se deduce que se sentía feliz y honrado y probablemente se identificaba con las palabras del versículo: “¿A quién desearía el rey honrar y estimar más que a mí?” En otras palabras, sintió que él también, como Amán, disfrutaba del honor que había recibido cuando se le pidió que leyera la meguilá. Pero como jasid, se contuvo y se enojó con su vicio interior asociado a Hamán, que le había dado un pensamiento tan altivo. La repulsión que expresó hacia sí mismo no fue menor que la que sintió hacia Amán en la meguilá.
La conjetura de los jasidim de que el Rebe probablemente lamentaba haber elegido a Reb Iósele para leer la meguilá se basaba en su enfoque que condenaba las manifestaciones externas de excitación espiritual en la oración y la observancia religiosa vacías, que no estaban asociadas y permeadas de una verdadera excitación interior.
Pero en su ensayo Kuntres Hahitpaalut, que trata sobre el lugar del éxtasis en el servicio de Dios, el Mitler Rebe rechaza este enfoque, que considera que todas las manifestaciones externas de excitación en el servicio a Dios están fuera de lugar. Escribe que debido a este enfoque, hay jasidim que se distancian erróneamente de cualquier excitación espiritual. Estos jasidim literalmente se detenían cada vez que sentían un despertar de amor y miedo en sus corazones. Su objetivo era la estricta contemplación intelectual. “Lo cierto es todo lo contrario”, respondió el Mitler Rebe, para explicar su enfoque. Todo el objetivo de la contemplación de Jabad es lograr un despertar interior honesto de sentimientos en el corazón. El Kuntres Hahitpaalut fue escrito con el propósito de refinar el éxtasis para que sea puro y limpio, estrictamente para Dios y no para amplificar el ego.
En general, el éxtasis al que se hace referencia en Jabad es la excitación interior del amor y el temor de Dios. En esta historia, la excitación es por la condena de las cáscaras impuras tanto externas como internas, y este tipo de excitación también puede ser verdadera y deseada. Cuando el Mitler Rebe vio que el entusiasmo de Reb Iósele era absolutamente honesto, pidió volver a escuchar su lectura por la mañana. Y lo hizo rico.