Al final del libro Tania, y como todo va de acuerdo a la rúbrica, hay una expresión especial, algo exclusivo que no figura en ninguna otra parte del libro. El Admur Hazakén escribe en idish, con una gran conmoción y clamor del corazón, “¡guevald, guevald, hasta cuando nos sucederá esto para vergüenza”. Se refiere a esas personas que son irreverentes durante la plegaria en la sinagoga, hablan y conversan sobre asuntos vanos, etc. Es una expresión sumamente fuerte, “Guevald, guevald”, ¡qué violento! Busquemos una alusión numérica a esta expresión, tal como él la escribe en el Tania. Suma 50 y 50, cada גוואלד, suma 50. ¿A qué está aludiendo?
Seguramente estaba refiriéndose a algo cuando escribió esto el Rebe Shneur Zalmen. Es muy posible que se refería al verso de la parashá Tazría: “Y clamará ¡Impuro, impuro! La palabra tamé, impuro, טמא, suma exactamente como guevald, 50. Impuro impuro es guevald guevald, ¡hasta cuando nos sucederá esto para vergüenza! Esto refleja verdaderamente el sufrimiento del enfermo de lepra que es sacado fuera del campamento, pecó y produjo desunión. Así también, en vez de rezar con intención produjo separación entre las almas, y ahora tiene que hacer una reparación, tikún.
Así también podemos entender qué significa impuro. Tal como explican los sabios, en su clamor “impuro, impuro”, no está simplemente avisando “estoy impuro, cuídense de mí.” No es esta la intención. Impuro, impuro es la expresión del sufrimiento más profundo y existencial del alma, que es justamente guevald, guevald. El impuro grita “guevald, guevald”, y lo grita porque se arrepintió y quiere retornar, grita porque hace teshuvá.