Una de la piezas más conocidas de la liturgia judía es Adón Olam, un poema de diez versos recitado cada día antes de la plegaria de la mañana (shajarit) y en algunas congregaciones a continuación del servicio del viernes por la noche. Adón Olam significa literalmente “Amo del Universo”. Rabi Ishaiá Horwitz, más conocido como el Shlah, el autor de la obra medieval Shnei Lujot Habrit, escribe que esas dos palabras equivalen numéricamente a Ein Sof, (Adón = Ein, y Olam = Sof), literalmente “el infinito”.
Además, escribe que quien medita sobre esto mientras recita el Adón Olam a la mañana se le garantiza que ese día no ha de padecer ninguna adversidad, tendrá un gran día!
Para concluir mencionemos que estas dos palabras también equivalen a la palabra hebrea or, “luz”, aludiendo a la noción cabalística de que la luz está asociada al infinito, llamada “luz del infinito”:
[Incidentalmente, desde la perspectiva de la cabalá y el jasidut, esto es lo que yace en el meollo de la identificación de la luz por parte de Einstein como la cosa más rápida en el universo, en virtud de lo cual, denominó a la velocidad de la luz como la velocidad “infinita” dentro de los confines del reino de lo creado.]
Los diez versos corresponden, también por orden, a las sefirot. El verso correspondiente a la sefirá de victoria es “El es mi Di-s y mi salvador viviente, la fortaleza para mis dolores de parto en un momento de aflicción”. Demos una mirada a las palabras “en momento de aflicción”, cuya guematria en hebreo suma 765.
765 es la “parte menor” (lo que en matemática podría ser llamado los números menos significativos) del año judío en curso, 5765. En la cultura judía se acostumbra usar sólo esta parte para referirse cotidianamente a los años.
Una de las enseñanzas más conocidas del Baal Shem Tov es que meditando sobre una palabra hebrea durante la plegaria (en nuestro caso, al recitar el Adón Olam), uno puede reacomodar las letras de la palabra y así cambiar su significado. El ejemplo que da es usando exactamente estas palabras “un momento de aflicción”. Reacomodando sus tres letras, “aflicción”, en hebreo, deviene en “tzohar“, que significa “umbral” o “resplandor” (“tzohar” es uno de los trece sinónimos de “luz” en hebreo, trayendo a la mente la imagen de “una luz al fondo del túnel”). Por cierto, utilizando el versículo “Ah, porque grande es ese día, no hay ninguno como ese; es tiempo de aflicción para Iakov, más él será redimido” (Jeremías 30:7), el Baal Shem Tov enseña que la aflicción misma es la causa de la redención, la crisis que parecería ser la señal de “fin”, se convierte en el umbral para un nuevo comienzo de lo bueno. De acuerdo con las enseñanzas jasídicas, contemplar las palabras de esta manera tiene un efecto real en la realidad, permitiéndonos aclarar nuestras mentes y reformular nuestra comprensión de dónde estamos y qué es lo que estamos haciendo. De pronto, desde esta nueva perspectiva, se presentan oportunidades y el Todopoderoso nos ayuda a modelarlas de forma positiva. Por eso, aunque este año puede ser un año de crisis, es también una puerta hacia un nuevo nivel de bonanza y prosperidad, un nuevo nivel de resplandor Divino.
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En cabalá, el proceso de transformar lo negativo en positivo es conocido como “hamtakat hadinim beshorsham“, o “endulzar los juicios en su raíz”. Sin entrar al significado cabalístico de este proceso, notemos que la raíz de “juicios” también se refiere a la raíz gramatical de una palabra en hebreo. La raíz de la palabra “aflicción” o “crisis”, en hebreo es . Pero si tomamos la palabra misma para “crisis”, y la tratamos como si fuera una raíz en sí misma (esto es, llevándola figurativamente a la “raíz”) entonces al eliminarla, queda una sola palabra que deriva de esta raíz: la palabra , “bálsamo”.
Esta palabra esta asociada con curar y es considerado el remedio homeopático por excelencia en la Biblia. Jeremías dice: “¿No hay bálsamo en Gilad, no hay un médico allí? ¿Entonces por qué no se recupera la salud de mi pueblo?” (Jeremías 8:22, ver también ibíd. 51:8). Por eso, elevar la crisis a su raíz produce una medicina. En términos prácticos esto significa que elevando nuestra conciencia para centrarla en Di-s Mismo en tiempo de crisis, la transformamos en un portal para la curación y el crecimiento en el resplandor de Di-s.
Finalmente, el “valor acumulativo” de una letra (llamado en cabalá mispar kidmí) es la suma de los valores de todas las letras desde la alef hasta la letra en cuestión inclusive. Por ejemplo el valor acumulado de la segunda letra, bet, es 3 (el valor normal de alef es 1, y de la bet es 2), de la iud es 55, etc. El valor acumulativo de las dos palabras en hebreo para “un tiempo de aflicción”, et tzaara, es 3125, el resultado de 5 elevado a la quinta potencia. No hay otro número que represente más completamente al número cinco. En esencia, elevar el 5 a la quinta potencia es como tener una base 5 que tiene otro 5 más elevado (como se insinúa en su notación matemática 55) en mente. Esta “elevación” del 5 a una imagen más elevada de sí mismo, alude a la transformación de en , cuando la letra final hei (que vale 5) de “crisis” es “elevada” en cinco para transformarse en la iud final de “bálsamo” (que vale 10, 5 más 5).
La Guematria de la Semana
Basado en una clase brindada en honor del brit milá de Nun Israel Lulai el 3 de Iar, 5765