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¿Los no judíos tienen que guardar Shabat, y los demás preceptos de la Torá?

Depende de lo que significa “guardar”. En la Torá está claro que solo el pueblo de Israel, los que hoy se llamam judíos, tienen que guardar y recordar el Shabat, Shamor y sajor.

Es uno de los diez mandamientos que se le entregó al pueblo de Israel en el monte Sinaí, no a los bnei Noaj, o sea al resto de los pueblos no.

Así Dios nos ordenó en el monte Sinai y Moshé nos enseñó y transmitieron los sabios de Israel por todas las generaciones.

Cuidar el Shabat significa abstenerse de realizar las 39 tareas y derivados que se realizaban para construir el tabernáculo del desierto, tarea que fue dada también en exclusividad al pueblo de Israel. Incluso los materiales y el dinero para hacerlo podía ser donado sólo por el pueblo de Israel.

Para guardar el Shabat, entonces, no alcanza con desearlo, e incluso imaginarse qué significa o qué hay que hacer y que no hay que hacer, sino que hay que estudiar los preceptos y las leyes de la Torá transmitidas por Dios a Moshé tanto escritas como en forma oral, Moshé a Iehoshúa, Iehoshua a los sabios de Israel, y así de boca en boca durante más de 1000 años en lo que se escribió la Mishná, o sea ese conjunto de leyes que explican los detalles del cumplimiento de los 613 preceptos de la Torá escrita, llamada la Torá oral, que luego de la destrucción del segundo templo de Ierushalaim, y ante el asesinato y persecución por parte de los romanos, de los sabios de Israel que transmiten esa sabiduría, se decidió escribirlas para que el pueblo pueda seguir cumpliendo después de salir al exilio y no se pierdan.

Luego se fueron agregando explicaciones de esas leyes y su origen en la Torá escrita, conformando lo que es conocido como el Talmud o Guemará, y así los sabios de las siguientes generaciones fueron legislando y enseñando cómo cuidar los preceptos, o sea estudiarlos y cumplirlos en práctica hasta hoy en día.

Durante estos 3335 desde la entrega de la Torá, los pueblos del mundo no estuvieron interesados en cumplir la Torá y tampoco necesitaron hacerlo, salvo el caso de los que se quisieron convertir y fueron aceptados para entrar el pueblo de Israel.

Si en la Torá estuviera escrito como uno de los preceptos que todos los pueblos del mundo tuvieran que cumplir los 613 preceptos, nosotros hubiéramos sido los primeros en salir a enseñarles y mostrarles que así se debían comportar.

Pero como ese no es el caso, nunca obligamos a nadie a seguir nuestras tradiciones y obligaciones como hacen otros pueblos guiados por sus religiones o filosofías.

Somos un pueblo, no una raza ni una religión, que fuimos elegidos por Hashem para traer su conocimiento a todas las naciones y enseñarles a alejarse de la idolatría y cumplir el resto de los 7 preceptos generales, que también se pueden ampliar a 30, derivados de los 7 primeros.

Por lo tanto, entrar al pueblo de Israel es como entrar a cualquier país, hay que saber qué significa ser judío y ser aceptado. Una vez aceptado de acuerdo a nuestras leyes, pasa a ser un judío más.

Más todavía, explica los sabios que hay almas judías dentro de cuerpos no judíos, y los guerim (mal traducido como conversos) en realidad son personas que revelan su verdadera identidad judía. Y para eso se necesita un proceso, no tirándole agua bendita ni con un fusil en la cabeza.

En las últimas generaciones hay un despertar de los pueblos a reconocer la grandeza de la Torá y el pueblo de Israel (a la vez que aumentaron nuestros detractores) y esta es una señal más de lo próximo que estamos a la llegada del Mashíaj y la redención final para todas las naciones y toda la realidad.

Por eso el Rebe de Lubavitch alentó a sus jasidim a enseñar los 7 preceptos a todas las naciones para que todos hagamos un mundo mejor y lo preparemos como una morada para Dios.

Como durante 2000 años, hay muchos hoy en día que quieren atribuirse ser los representantes de Hashem en la Tierra tomando la Torá y sus preceptos y utilizándolos como si fueran de ellos y cambiándolos según su mentalidad, deseos e intereses.

Sólo se engañan y engañan.

Para poder cumplir la voluntad de Hashem hay que hacer lo que Él desea, no lo que yo deseo o me parece. Y eso lo seguimos haciendo durante 3335 años bajo la supervisión de Moshé y sus seguidores, y sus continuadores en cada generación.

Hay una supervisión constante y comunicación entre los sabios de todas las comunidades para concordar qué es correcto y qué no.

Es falso que el Zohar, la Cabalá o todo otro conocimiento esotérico que enseñaron los sabios contradiga la Torá oral o escrita, porque los mismos a los que se les reveló ese conocimiento y lo enseñaron en esos libros seguían al pie de la letra los 613 preceptos.

Y en ningún lugar está escrito que los Bnei Noaj tienen que cumplir toda la Torá.

Es verdad que en apariencia hay mucha diversidad de opiniones dentro del judaísmo. Pero la base de los 613 preceptos de la Torá es la misma y todos seguimos el mismo Talmud y el mismo Shuljan Aruj, el libro de leyes o halajot. Las diferencias sólo se refieren a algunas costumbres y prescripciones de acuerdo al ligar y la época necesarios para que no se trasgreda el núcleo principal de los 613 preceptos.

Entonces es tiempo, ahora sí, de enseñar la Torá a las personas que voluntariamente quieran conocerla y así poder conocer y cumplir cabalmente los preceptos que Dios le asignó según su plan Divino.

Como en nuestra época casi todo el conocimiento de la Torá se encuentra al alcance de todos, es imprescindible que los judíos que seguimos la tradición del pueblo de Israel durante 3335 años enseñemos toda la Torá a todas las perdonas de acuerdo a lo que cada uno pueda recibir, para que no sigan siendo engañados y desviados por personas inescrupulosas que se auto designan rabinos, cabalistas, maestros etc., siendo que incluso la mayoría de ellos ni siquiera son judíos.

Se abusan de la inocencia y la sed de verdad y de Dios de las personas y los manejan a su antojo.

Como se dice, somos pocos y nos conocemos mucho. No necesitamos ver o escuchar demasiado para reconocer un texto, un video, una personas que sigue la Torá y la que no, ya sea judío o no.

Por supuesto no podemos hacer una lista de las fuentes falsas y de los farsantes que abundan por allí porque no tenemos tiempo ni dinero para afrontar las demandas, que siempre las hacen ante un tribunal civil y no ante una corte rabínica.

Ya lo probamos

Pero en privado siempre nos consultan y se llevan grandes sorpresas.

Y así como en Gal Einai estamos empeñados en que el sueño del Rebe se haga realidad, que todas las naciones salgan de la idolatría y se unan al pueblo de Israel para trabajar juntos para traer al Mashíaj, difundimos la Torá en el marco de:

La cuarta revolución en el estudio de la Torá y la unión de la Torá y la ciencia en la universidad de la Torá.

La idea es que la ciencia estudia la naturaleza que es la creación de Dios. Entonces, así como hay que ayudar a las personas a revelar su verdad y eliminar las falsas creencias, es imprescindible hacerlo en la Ciencia, la Filosofía y las Artes de las naciones.

Para eso estamos trabajando en nuestro Instituto Gal Einai en Español para llevar esto a todo el mundo.

Que estas pocas palabras sirvan de ayuda a los que buscan la verdad y como punto de reunión de todos los que queremos trabajar en eso.

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