LA LEVEDAD DE LA SUCÁ

TORAT HANEFESH

¡Hola!

Todos conocemos esos momentos en los que sentimos que alguien “teje” una historia a nuestra costa. Esa sensación de vergüenza o de herida puede ser una carga para el corazón.

Pero es precisamente ahí donde reside la prueba: ofenderse o soltar, reírse y unirse a la alegría.

En la festividad de Sucot, aprendemos esto de una manera muy vívida: dejamos nuestro hogar fijo y seguro, y salimos a una sucá simple, de paredes delgadas, con un techo de s’jaj que el viento apenas roza. Y dentro de este lugar temporal, descubrimos un abrazo verdadero. Las paredes de la sucá son las palmas de las manos de Dios, la sombra de la sucá es la sombra de Sus manos amorosas. No hay hormigón, no hay muros; hay una maravillosa Providencia Divina y un amor que nos envuelve. Por eso, no es casualidad que en Sucot leamos el Rollo de Eclesiastés (Kohelet).

El Rey Salomón, el más sabio de todos los hombres, repite una y otra vez: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”. Esto no es pesimismo, es claridad: él construyó, acumuló, investigó, aprendió, y al final descubrió que todo es pasajero. ¿Y qué es lo que queda? Aquello que tiene alma, alegría, amor, bondad, verdad.

Así era exactamente la Simjat Beit HaShoevá (la Alegría del Lugar de la Extracción del Agua): no eran payasos, sino los más grandes de los sabios, los sabios de Israel, quienes danzaban, hacían malabares con antorchas y alegraban al pueblo. Incluso el propio Rey David, rey de Israel, danzó “con todas sus fuerzas” ante Dios. Frente a Dios, el honor no es algo “pesado” y solemne. El verdadero honor es ser ligero, simple, alegre, un danzarín ante Él.

El mensaje de todo esto es claro: La levedad de la sucá, la perspectiva de Eclesiastés, la danza de David, todos nos dicen: Liberen la pesadez. Elijan la alegría. Únanse a la danza. Lleven esa alegría a sus vidas también después de la festividad.

Estamos aquí para darte las herramientas y el camino para lograrlo de verdad, a través de un proceso profundo que te traerá un año entero de levedad, alegría y conexión interior en tus relaciones y en la vida en general.

Te deseamos un feliz Jag Sucot, lleno de luz, amor y un abrazo verdadero,

El equipo de Torat HaNefesh

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