LECTURA DE LA TORÁ JUKAT
Rabino Jaim Frim
Las innovaciones de la Torá aparecen en la ciencia. El Zohar nos revela que en preparación para la venida del Mashíaj se abrirán las chimeneas de los cielos con milagrosas revelaciones de la sabiduría Divina, y frente a ellas se abrirán muchos manantiales abisales en un impresionante desarrollo de la sabiduría humana. Así, cada vez que recibimos el descubrimiento de una “nueva Torá” para revelar otra dimensión interior en la comprensión de la Torá y servicio a Dios podemos buscar un descubrimiento paralelo del conocimiento humano en la ciencia o la cultura en general.
La revelación Divina es “panim”, el anverso o “rostro”, el alma verdadera de la innovación, mientras que el fenómeno correspondiente en el mundo externo es ajor, la “espalda” o el reverso, una proyección externa y desvaída de esa innovación. Sin embargo, el mundo es el “reverso”, precisamente porque no necesita concentración y precisión mental-interior, sobresale en la multitud de herramientas sofisticadas en el mundo práctico.
Así, por ejemplo, la música de Mozart, Beethoven y Bach es una continuación externa del mundo interior de la música jasídica, pero a pesar de que el contenido interior, el alma de una melodía jasídica simple es inconmensurablemente superior a una pieza clásica completa y compleja: el nigún no compite con la gran, sofisticada y armoniosa belleza de las piezas clásicas.
Si logramos captar y entender la raíz interior de los fenómenos externos no hay necesidad de ‘huir’ de ellos; por el contrario, puedes conocerlos, darles un alma y al mismo tiempo también obtener de ellos otro punto de vista sobre el contenido interior renovado e incluso utilizar su refinamiento y amplitud de miras en relación con el mundo interior.