PRIMERA LECTURA:
¿POR QUÉ LOS NIÑOS NO EXCUCHAN?
כִּי־יִהְיֶה לְאִישׁ בֵּן סוֹרֵר וּמוֹרֶה אֵינֶנּוּ שֹׁמֵעַ בְּקוֹל אָבִיו וּבְקוֹל אִמּוֹ
(תצא כא, חי)
“ Si un hombre tiene un hijo descarriado y rebelde, que no escucha a su padre y a su madre… “
(Ki Tetzé 21:18)
En el caso del hijo descarriado, está escrito: “No escucha la voz de su padre y la voz de su madre”. El Or HaJaim pregunta, con precisión gramatical, por qué el versículo usa la palabra “no” en la forma con dos letras nun, einenu shomea (אֵינֶנּוּ שֹׁמֵעַ) en lugar de la forma más simple con una sola letra nun, eino shomea (אֵינוֹ שֹׁמֵע). Esta frase -“no escucha”- en realidad aparece dos veces: “No escucha la voz de su padre y la voz de su madre” y “No escucha nuestra voz”. ¿Cuál es la diferencia entre אֵינֶנּוּ y אֵינוֹ?
El Or HaJaim explica que אֵינֶנּוּ enfatiza que no es solo que no escucha, sino que la capacidad de oír le ha sido suprimida. En sus palabras, “se le ha retirado el conocimiento y la capacidad de escuchar lo que se le dice”. Es simplemente incapaz de escuchar. Basándonos en su explicación, podemos decir que si la Torá hubiera escrito “אֵינוֹ שֹׁמֵעַ”, la palabra שֹׁמֵעַ habría sido interpretada como un verbo, pero ahora que dice ” אֵינֶנּוּ שֹׁמֵעַ “, la palabra שֹׁמֵעַ se interpreta como un sustantivo, el niño no está en la categoría de los que escuchan, como si estuviera diciendo que no es sabio.
Para explicar mejor su significado, el Or HaJaim usa una parábola:
Tal vez sea para insinuar que cuando una persona corona la inclinación al mal dentro de sí misma, se le quita la capacidad de entender y escuchar lo que se le dice, porque la inclinación al mal se encuentra en la puerta del corazón e impide que estas cosas lleguen al alma. Esto se debe a que obligarían a la inclinación al mal a irse. Di una parábola sobre esto: Un rey tenía guardianes que eran ladrones y bandidos, y cuando la gente venía a quejarse al rey de ellos, ¿es posible que estos guardianes les dieran permiso para entrar y presentar cargos ante el rey? Lo mismo ocurre con este asunto.
Esto es lo que significa cuando el versículo dice: “Cuando un hombre tiene… Él no escucha”, es decir, él [el hijo descarriado] está privado de la capacidad de escuchar, porque las palabras no le llegan debido a la barrera que se encuentra entre las dos entradas del corazón, como dijeron los sabios.[1]
Hay una expresión del Rebe Anterior sobre alguien que daña uno de sus “sentidos”, lo que hace que se vuelva insensible o sordo. Por cierto, este no es el lugar para abundar, pero todo lo que rodea el tema de honrar a los padres y deshonrar padres (como también se discute en el Rambam) está relacionado con la sordera; eso lo dejaremos para otro momento, si Dios quiere.
La responsabilidad de los padres
Primero, dice que “no oye” en absoluto – está completamente privado de audición, sordo en un nivel interno profundo. Luego añade: “a la voz de su padre y a la voz de su madre” – esto es algo adicional. Esto implica que ha perdido la capacidad de escuchar la voz de Dios, el Padre espiritual, y la voz de la Kneset Israel, la madre espiritual. ¿Y quién causó esto? Los mismos padres, como dice: “El que escatima la vara odia a su hijo”.[2]
El punto principal aquí, en términos simples, es que los culpables en esta historia son los padres. Los padres son los que ensordecen el oído interno del niño. Cuando descuidan supervisarlo y educarlo, lo convierten en alguien que está privado de la capacidad de escuchar. Una vez que es incapaz de escuchar, se deduce naturalmente que no puede oír sus voces, porque simplemente no tiene la capacidad de oír en absoluto.
La educación y el yugo
Esta idea central aquí se captura en la palabra “escucha” (שֹׁמֵעַ), que es un acrónimo bien conocido para “el yugo del Reino de los Cielos” (עֹל מַלְכוּת שָׁמַיִם). Sin la educación adecuada para inculcar la aceptación de este yugo, no hay audición en absoluto. La frase “El que escatima en la vara odia a su hijo” se refiere a la necesidad de la autoridad paterna.
Esto enlaza con lo que mencionado anteriormente, que el reconocimiento a la edad de tres años implica reconocer a tres autoridades – este es el fundamento de aceptar el yugo de la autoridad. Antes de los tres años, es imposible exigir la aceptación de este yugo, pero en este punto es posible, y depende de los padres.
En última instancia, toda la responsabilidad recae en los padres, y esto es especialmente evidente en la capacidad del niño para escuchar, que es la capacidad de entendimiento y percepción del niño. Debemos evitar, Dios no lo quiera, llegar a un estado de “él no escucha”, lo cual refleja una falla en la aceptación del yugo del Cielo. Si hay un problema con los niños, la culpa es de los padres. Hoy en día, cualquier terapeuta probablemente estaría de acuerdo con esto. Aquí hay un efecto de bola de nieve, que los sabios describen como “una mitzvá lleva a otra mitzvá”,[3] o su opuesto.
SEGUNDA LECTURA:
EL FALLECIMIENTO DE UN TZADIK
וְכִי־יִהְיֶה בְאִישׁ חֵטְא מִשְׁפַּט־מָוֶת וְהוּמָת וְתָלִיתָ אֹתוֹ עַל־עֵץ
(תצא כא, כב)
“Si un hombre ha cometido un pecado que merece la muerte, y es condenado a muerte, debes colgarle de un árbol”
(Ki Tetzé 21:22)
El Ramac (Rabí Moshé Cordovero) está enterrado en el antiguo cementerio de Tzfat, cerca de la tumba del Arizal. Según la tradición, cuando el Arizal llegó a Tzfat, estuvo presente en el funeral del Ramac. En ese momento, el Arizal pronunció un panegírico, citando el versículo: “Y si un hombre ha cometido un pecado que merece la muerte, y es condenado a muerte, lo colgarás de un árbol”. El Arizal explicó el versículo con un tono de asombro: “¿Y si un hombre ha cometido un pecado?” – ¡Estas palabras expresan asombro! ¿Cómo es eso? Por lo general, el título de “hombre”, ish (אִישׁ) en la Torá se refiere a una persona justa, como en “Noé fue un hombre justo, perfecto en sus generaciones”[4] y “¿Podemos encontrar a un hombre así, en quien esté el espíritu de Dios?”[5] así como, “Moisés, el hombre de Dios”[6]. Porlo tanto, ¿cómo puede ser que “un hombre haya cometido un pecado”? Nuestro maestro Moshé, que yace aquí ante nosotros, es un exaltado tzadik. Él es el “Moisés de la generación”, y por lo tanto es imposible que haya pecado. Sin embargo, “es condenado a muerte”, a pesar de ser un hombre justo, libre de todo pecado, aquí yace ante nosotros, muerto. ¿Cómo entender la razón de su muerte?
La respuesta es: “debes colgarle [culpar a la causa] en un árbol”. La causa de su muerte está ligada al pecado del Árbol del Conocimiento. Por su propio mérito, él es un tzadik y no merece la muerte en absoluto. Sin embargo, debido al pecado del Árbol del Conocimiento, el decreto de muerte fue impuesto a toda la humanidad. Como dicen los sabios: “Murió a causa de la mordedura de la serpiente” (es decir, la consecuencia de la serpiente primordial en el Jardín del Edén).
TERCERA LECTURA:
¿QUIÉN ES LA VÍRGEN DE ISRAEL?
כִּי הוֹצִיא שֵׁם רָע עַל בְּתוּלַת יִשְׂרָאֵל (תצא כב, יט)
“… por que ha difamado a una virgen de Israel … “
(Ki Tetzé 22:19)
En la parte del Zohar llamada Ra’aia Meheimna, la raíz del alma de Moshé revela los secretos de la Torá a Rabí Shimon bar Iojai y sus estudiantes. El Ra’aia Meheimna analiza principalmente los misterios internos de los mandamientos de la Torá.
Curiosamente, de todas las setenta y cuatro mitzvot enumeradas en la Parashat Teitze, el mandamiento principal que se discute en Ra’aia Meheimna sobre esta parashá es el pecado del hombre que afirma falsamente que su novia no era virgen. La frase final que aparece en la Torá es “porque ha difamado a una virgen de Israel”.[7]
El Zohar ofrece cuatro ejemplos para ilustrar este pecado, en cada uno de los cuales la “virgen de Israel” corresponde a una metáfora diferente. La idea que une estas metáforas es que, en su raíz espiritual, la virgen de Israel siempre conserva su pureza innata, que nunca puede ser mancillada.
El primer ejemplo se refiere a los espías que difamaron a la Tierra de Israel. Los espías eran castigados con la muerte, un castigo aún más severo que el del hombre que difama a su esposa. En este ejemplo, la virgen de Israel es la Tierra de Israel, que afirmaban que estaba tan totalmente bajo el control de fuerzas no judías que ni siquiera Dios pudo redimirla. La tierra siempre es tratada como una entidad femenina y afirmar que la santidad de la Tierra Santa fue mancillada por las naciones no judías que vivían allí equivale a la falsa afirmación del novio contra su esposa. Por lo tanto, el Zohar nos enseña que expresar la idea de que la Tierra de Israel no puede ser liberada de sus habitantes extranjeros, o del dominio que otras naciones están tratando de imponer sobre ella, difama a la virgen de Israel. Obviamente, esto es tan relevante en las circunstancias actuales como siempre lo ha sido, tal vez incluso más.
El segundo ejemplo se relaciona con la reina Ester, quien fue llevada contra su voluntad para convertirse en la esposa del rey Ajashverosh. El Zohar revela que, aunque los versículos afirman literalmente que Ester se convirtió en la esposa de Ajashverosh, la afirmación de que Ester fue vuelta impura por Ajashverosh también es una difamación de la virgen de Israel. En cambio, el Zohar revela que Mordejai y Ester tenían el poder espiritual de separar su “sombra” (es decir, su alma animal) de ellos mismos y enviarla en una misión independiente, sin estar involucrados en la misión ellos mismos.
Al actuar de esta manera, Ester, que alcanzó el más alto nivel de santidad donde representa la Presencia Divina, permaneció pura y en verdad nunca abandonó a su verdadera alma gemela, el justo Mordejai. Aquí, el Zohar enfatiza que incluso si parece que un judío individual ha pecado, en esencia este no es el caso y es solo su alma animal la que ha sido contaminada: “Tu nación es toda justa”.[8] Esto viene a enseñarnos que hay un punto de justicia en cada judío que nunca puede ser violado, incluso si él o ella peca.
El tercer ejemplo es difamar a la sagrada Torá al decir que hay menos santidad en las segundas Tablas que en las primeras Tablas que fueron rotas por Moisés. Una persona que piensa esto está difamando la capacidad de la Torá para recuperar su virginidad – su estado prístino, por así decirlo. Esta idea se puede aplicar a muchos ejemplos pertinentes: un estudiante de ieshivá que pasa por una crisis en su estudio de Torá; un niño cuya comprensión literal inicial y entusiasta de la Torá se ha perdido; o incluso alguien cuya mente ha sido contaminada por la Crítica bíblica académica. Todo esto puede revelar en última instancia que, aunque pueda parecer que las primeras tablas fueron profanadas, Dios no lo quiera, en su origen la Torá conserva su estado puro y sin adulterar. Alcanzar este nivel trae consigo una nueva revelación de la Torá en toda su pureza.
En Ra’aia Meheimna, después de que Moisés ha traído los tres ejemplos anteriores de difamación a la virgen de Israel, el Profeta Elías pide permiso para hablar, y ofrece otro ejemplo que involucra al mismo Moisés. Elías le muestra a Moisés que, por un momento, después de adorar al Becerro de Oro, había pensado que el pueblo judío en su conjunto había pecado, pero en realidad no lo había hecho. De hecho, sólo la multitud mezclada, a la que el mismo Moisés había insistido en sacar de Egipto junto con el pueblo judío, había pecado. La reacción de Moisés a esta acusación fue besar a Elías y pedirle que siempre le acompañara cuando enseñara.
Podemos aprender de Moisés, quien oró con entrega para salvar al pueblo judío de su “pecado”, pero fue acusado por Elías de difamar a la virgen de Israel, que incluso si parece que todo el pueblo judío ha pecado, Dios no lo quiera, esto no es cierto en absoluto. De hecho, la multitud mezclada que fue la instigadora del pecado, eran fragmentos de la propia alma de Moisés y, por ello, aceptó la culpa de la situación.
El mazal (מזל) del mes de Elul es una virgen. Aprendemos del Zohar aquí que nuestra misión durante este mes en particular es abstenernos completamente de falsas acusaciones contra la virgen de Israel: la Tierra de Israel, los judíos en particular y los justos de la generación en particular, la Torá de Israel, y el pueblo de Israel en su conjunto. De esta manera, nosotros también nos levantaremos para volver a un estado inmaculado y todos nuestros pecados serán perdonados para revelar que, en verdad, nunca hemos pecado.
[1] Berajot 61a: Rav dijo: La inclinación al mal es como una mosca y se encuentra entre las dos entradas del corazón
[2] Proverbios 13:24. Véase las palabras del propio Or HaJaim a Deuteronomio 21:18
[3] Avot 4:2
[4] Génesis 6:9
[5] Ibid. 41:38
[6] Deuteronomio 33:1
[7] Deuteronomio 22:19
[8] Isaías 60:21