Meditación diaria del Rabino Itzjak Ginsburgh
42-43. Matot Masei – Tribus Travesías
Vive con el Tiempo, lee la porción de Torá de hoy para comprender esto:
“Un hombre que haga una promesa a Havaiá, o un juramento auto-imponiéndose una prohibición, no debe profanar su palabra y sino debe cumplir todo lo que haya dicho.” [Bamidbar-Números 30:3]
אִישׁ כִּי יִדֹּר נֶדֶר לַה’ אוֹ הִשָּׁבַע שְׁבֻעָה לֶאְסֹר אִסָּר עַל נַפְשׁוֹ לֹא יַחֵל דְּבָרוֹ כְּכָל הַיֹּצֵא מִפִּיו יַעֲשֶׂה.
“Ish ki iador neder laHashem, o hishavá shvaá leesor isar al nafshó, lo iajel dvaró kejol haiotzé mipiv iaasé”.
La promesa surge por temor a que cierta atracción venza al hombre y lo desvíe del camino correcto. Por ejemplo, teme que si come demás o algo en especial pueda caer en excesos y, por lo tanto promete que no comerá determinado alimento.
Se podría decir que esto es un miedo a perder el amor. Una persona que se obliga con una promesa es porque teme perder la dirección y el propósito en la vida, aquello que ama (en nuestro ejemplo: su salud). Esta preocupación es una tendencia relativamente “femenina”, por eso esta parashá se refiere especialmente a los votos de las mujeres.
Si ya has prometido significa que es un asunto serio. ¡Ahora realmente no puedes comer de este plato, es una prohibición completa de la Torá, tal como comer carne de cerdo!
Pero el sabio puede deshacer el voto. Lo hace elevando a la persona a un nivel más maduro y le dice: No tienes que preocuparte demasiado, no temas a nada excepto a Dios, y no temas perder ese amor que es importante para ti. En cambio, puedes llegar al amor perfecto y equilibrado, disfruta de eso que deseas, pero contrólate para no excederte en la cantidad.