En la parashá Koraj, Koraj entra en conflicto con Moshé Rabeinu y Aharón. Quiere ser el Sumo Sacerdote en lugar de Aharón. Después la historia se desarrolla hasta que él y toda su congregación son tragados por la tierra cuando ésta abre su boca. Luego Hashem continúa afianzando en ciertos asuntos la autoridad eterna del sacerdocio de Aharón, y además la de los levitas en general. Nunca nadie más vendrá a objetar, entrar en conflicto, respecto a que estas son las personas elegidas dentro del pueblo elegido, (el pueblo judío es el pueblo elegido) y de entre el pueblo escogido, ellos son los que Hashem ha señalado para servir en el Templo.
Hay dos frases únicas y significativas, una de ellas es con respecto a los sacerdotes y la otra a los levitas, en la continuación de la parashá de esta semana. Con respecto a los sacerdotes la frase dice “avodat mataná eten et kehunatjem”, “te doy el servicio de dar”. “Avodat mataná” “te otorgo el sacerdocio”. Entonces tenemos que entender esta frase extraordinaria, que sólo aparece una vez en toda la Biblia, “avodat mataná”, “el servicio de dar”. ¿Qué implica esto? Esa es la frase en relación al sacerdocio.
En relación a los levitas, en general, hay también una frase extraordinaria que dice: “veavad halevi hu”, que los levitas le sirven a Él. Esa palabra “Él” de acuerdo a la interpretación literal del texto, es una palabra innecesaria, que pude haberse omitido. Pero el hecho de que esta palabra este enfatizada y afirmada, “veavad halevi hu”, que los levitas le sirven a Él. El significado simple no necesariamente es que la palabra “Él” se refiere a Dios, sino que él deberá servir, él es el indicado para servir, avad halevi hu. Pero, ya que la palabra es muy superflua, en su sentido literal, es el motivo por el que es interpretada de esta manera, como refiriéndose a Dios, veavad halevi hu.
De cualquier manera, debemos tratar de entender la relación de estas dos extraordinarias frases, por qué una, la avodat mataná, “servicio de dar” se aplica a los sacerdotes, y avad halevi hu, “el servicio a Él,” se aplica a los levitas.
En Cabalá se nos enseña que el origen del sacerdocio está en la jojmá, sabiduría, en el punto más alto de la línea derecha de las sefirot, en el Árbol de la Vida. Y el origen de las almas de los levitas está en bina, en entendimiento, que es el punto más elevado de la línea izquierda. Estos dos forman un par, como el padre y la madre, un par eterno que nunca se separan uno del otro, trein rein delomitparshin lealmin (arameo), “dos compañeros que nunca se apartan uno del otro”. Estos son los sacerdotes y los levitas, ese es su origen, en sabiduría y en entendimiento.
El servicio de los sacerdotes es silencioso, hermético, llamado “bejashai bereuta deliba”, [con silencio en exaltación del corazón], esa es la manera en que los sacerdotes sirven. En cambio, el servicio de los levitas es con canto y música, elevando la voz, expresividad al servir a Hashem. Y los dos tienen que funcionar como socios, porque uno es importante para la realización del sacrificio en si, pues éste tiene que ser silencioso, modesto y en secreto y por el otro lado, debe ser acompañado por los levitas, la palabra un levi signfica acompañar, acompañando con canto, música, con tremenda emoción. Una vez más, la expresión emocional es entendimiento, y el movimiento veloz, silencioso, viene de la sabiduría. Son comparados con 2 fluidos, uno de los fluidos es aceite, aceite de olivo puro, es el origen de los sacerdotes; el otro es vino; cuando uno canta y nos volvemos emocionales, expresivos, es cuando se bebe vino. Así que el aceite eran los sacerdotes y el vino los levitas.
Vamos a volver a la frase “avodat mataná”. ¿Qué significa que Hashem otorga a los sacerdotes el servicio de dar, avodat mataná? Se puede referir en un sentido muy, muy literal, de acuerdo a la Halajá, como está explicado en la Guemará, se refiere a diferentes servicios que los sacerdotes dan algo, ofrecen algo en el altar. El sacrificio es algo que se presenta, se da pues en otras partes o elementos del servicio, tienes que retirar algo. Pero el servicio primario de los sacerdotes es dar. Es un estado de consciencia, los sacerdotes siempre están dando, poniendo ofrendas a Dios, a Hashem.
Esta es una explicación simple de “avodat mataná”. Significa “dar a Dios”, que su servicio es el servicio de dar. Pero el significado profundo, como se explica en Cabalá y Jasidut, es que su servicio es un regalo para él de Dios. Dios le está otorgando este infinitamente precioso regalo, de ser capaz de servir a Dios. ¿Cómo puedo imaginar que yo, una creatura finita, un mortal, un hombre, pueda servir al Dios Infinito y Eterno? Esa consciencia de la habilidad de servir a Dios es un regalo.
Ahora, el jasidut lo explica de una manera aún más profunda, que en general, la mayoría de nosotros solamente somos capaces de servir a Dios de acuerdo a nuestra habilidad de contemplar, de meditar, y de dar a luz, mediante la meditación. La meditación es un principio materno. La madre da a luz a niños, que son emociones del corazón. Con estas emociones nos acercamos y servimos a Dios, pero nacen de nuestra propia meditación. En general no podemos trascenderlas, ¿Qué quiere decir “trascenderlas”? que recibimos espontáneamente de Dios los medios, incluso por encima de nuestra capacidad de meditar y dar a luz a emociones del corazón, recibimos un sentido infinito, por así decirlo, de cercanía y “dveikut”, apego a HaKadosh Baruj Hu.
Un sacerdote representa a un tzadik. Un tzadik es un alma justa que ha alcanzado un nivel tal, que sirve tanto como es posiblemente capaz basado en su propia consciencia interna y habilidad para meditar. Y ahora él solo recibe de Dios infinitamente más luz e inspiración que la que él puede producir por sí mismo. Así que ese recibir de Dios, por mucho, más allá de lo que soy capaz de producir por mi propio servicio interno es llamado “regalo”. El servir es llamado “regalo de Dios.”
Esta es la manera en la que nosotros interpretamos esa frase “avodat mataná”, “he otorgado a los sacerdotes el servicio de dar”, “siempre estás dando…”. estas dos interpretaciones son interdependientes pues yo siempre estoy en un estado de dar a Dios, y Dios siempre me da, muchísimo más de mi habilidad de producir emoción y dveikut”, apego en mi corazón.
Y que sucede con los levitas, la frase especial que dice “veavad halevi hu”. Como ya mencionamos, la palabra “hu”, “él”, se encuentra gramaticalmente en tercera persona. La tercera persona significa que se refiere a alguien que está escondido, que no puedo ver, pero sé que está allí: “sé que Dios está aquí presente, pero no lo veo, y, el motivo que no lo veo es que ahora estoy relacionándome con un nivel que está tan alto y tan por encima de mi comprensión, que solamente puedo decir “Él”, no puedo decir “Tú”, como si veo algo realmente o estuviera apegado, porque si estuviera en contacto directo con alguien diría “Tú”, en la segunda persona.
Pero “hu” está en tercera persona, así que a veces, se dice, que la capacidad de decir “Tú” a Dios está más arriba que la habilidad de sólo referirse a Dios en tercera persona. Pero a veces se dice lo opuesto, que al decir “Él” puedo alcanzar un nivel más elevado. Pues sólo digo “Él” en tercera persona, pero me estoy refiriendo a un nivel superior, a un nivel oculto que es más alto que cualquier nivel revelado al que puedo dirigirme directamente como “Tú”.
Ahora, a cerca del cohen hay un versículo en Tehilim, Salmos, que dice: “Atá Cohen leolam”, “tú eres cohen, un sacerdote, por siempre.”. De este verso aprendemos que el cohen, el servicio del cohen es una relación “Yo – Tú”, pues siempre se está dirigiendo a Dios y sintiendo la presencia de Dios en segunda persona, “Atá Cohem leolam.
Y aún más es explicado en jasidut, “Atá kohen leolamiu,” “y tú eres sacerdote por siempre”, significa que el hecho de que puedo decirle a Dios “Tú,” como si estuviera hablando directamente con Dios, es en sí el regalo que Dios me ha otorgado “veavodat mataná etén et kehunatjem”, “que Dios me ha dado desde arriba”. Todo esto es la consciencia del sacerdote, porque se deriva de sabiduría, de jojmá, la capacidad de estar como si estuviese viendo, hablándole de tu a Dios.
Pero en relación con algo que está más allá de eso, y debido a que está más allá, solamente puedo decir “Él”, en tercera persona y no “Tú” en segunda persona, esto hace que surja la música, la voz, no el servicio secreto y veloz, silencioso, sino una orquesta, una sinfonía que alaba y sirve a Dios. Esto muy rara vez proviene de un estado de “Él”.