de un shiur del 1 de Iaar, 5772
“Y Dios habló a Moshé después de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron a Dios y murieron.” Hay muchas opiniones e interpretaciones que explican por qué Nadav y Avihú murieron. No se menciona ningún pecado o error explícito en este verso y aparece como que sus muertes fueron el resultado de una euforia espiritual al extremo de que sus almas abandonaron sus cuerpos en éxtasis Divino, como explica el sagrado Or haJaim. Pero obviamente la Torá enfatiza sus muertes para enseñarnos a no hacer lo mismo.
¿Qué aspectos de su servicio hay que refinar? No Consultaron y No se Prepararon
Los sabios nos enseñan, “Como está dicho, ‘y los dos hijos de Aarón, Nadav y Avihu cada uno tomó su incensario’”. Podemos inferir de ‘los hijos de Aarón’ que no consultaron con Aarón, y de ‘Nadav y Avihú’ no consultaron con Moshé. Además, las palabras ‘cada uno tomó su incensario’, nos enseña que cada uno hizo lo que sintió y ni siquiera consultaron entre ellos” (Torat Kohanim). Todo esto sugiere que actuaron de forma espontánea; cada uno sintió un deseo de servir a Dios de esa manera y como si el haberse reunido en el momento crítico y morir juntos fue una mera coincidencia.
Pero la razón por la cual tenían que prepararse consultando con sus mayores, era porque Dios no ordenó realizar ese servicio: “Y ofrendaron ante Dios un fuego extraño que Él no les había ordenado”. Para realizar un precepto se considera que recibir un mandamiento explícito de Dios es una suficiente preparación. Pero si queremos hacer algo voluntariamente, por lo menos tenemos que consultar con una autoridad superior antes de actuar como Nadav (de la raíz “voluntariado”) y Avihu.
Del verso de Ioel “Prepárate frente a tu Dios, Israel”, aprendemos que siempre tenemos que prepararnos antes de cumplir con todo precepto. El Zohar también sugiere que el principal defecto en la acción de Nadav y Avihu fue que no se prepararon.
Luego en la Torá Dios ordena a Moshé decirle a Aarón que no venga al santuario “en cualquier momento”. ¡Cuánto cuidado debe tener Aarón en no hacer como sus hijos! Hasta el Sumo Sacerdote debe entrar completamente preparado al santuario.
El Baal Shem Tov dice que las preparaciones de una mitzvá son su parte más importante, y la acción práctica del precepto debe ser rápida. La preparación esencial de toda mitzvá es ser consciente de que estoy realizando un precepto. Si como matzá la primera noche de Pesaj, salgo de la obligación si estoy consciente que estoy comiendo matzá. Una acción espontánea, como en el caso de Nadav y Avihú, carece completamente de este aspecto. Al actuar instintivamente y sin preparación, la acción alimenta a las fuerzas del mal, como aprendemos en Cabalá, porque en vez de actuar con desinterés y anulación a Dios, un acto puro y sagrado, el egoísmo se interpone en la mitzvá, y el fuego sagrado se transforma en “un fuego extraño”.
El Temor como Preparación para la Alegría
El Zohar trae luz a estos versos:
“Rabi Itzjak abrió con el siguiente verso: ‘Sirve a Dios con temor y regocíjate con estremecimiento’. Aunque otro verso declara “Sirve a Dios con alegría, acércate a Él con alabanza extática.” Estos dos versos no se contradicen: “sirve a Dios con temor”, que todo servicio que hagas ante tu Amo que primero sea con temor y si lo logras, servirás con alegría.”
Los hijos de Aarón deseaban servir a Dios sólo con alegría y pensaron que podían omitir el temor en su servicio. Sin embargo el temor siempre debe preceder a la alegría y el amor. Una indicación de que sólo buscaban la alegría es que las letras centrales de “los dos hijos de Aarón” (??? ??? ???? , shnei bnei aharón) forman la palabra ???? , renaná, “alabanza extática”.
Esta idea es consistente con la explicación de la necesidad de preparación. El temor brinda el basamento esencial para todo servicio fervoroso proveniente del amor y la alegría. Como declara el Tania, el temor “es el principio del servicio [a Dios] y su núcleo y raíz” (cap. 41). Sin preparación, la alegría se vuelve sobre entusiasta y degenera, como la masa leudada por demasiado tiempo, que crece y el fuego sagrado se convierte en un fuego extraño.
No obstante, el Zohar continúa explicando que la frase “regocíjate con estremecimiento”, se aplica sólo a los asuntos mundanos, o sea que la alegría que experimentamos por temas del mundo debe ser limitada y protegida por el “temblor” del temor. Esto implica que en los asuntos espirituales, no hay necesidad de temer a la alegría excesiva. Pero como vimos antes, esto es verdad sólo en el caso de un precepto explícito, donde la orden de Dios alcanza como preparación. En cambio, respecto a los actos completamente voluntarios y espontáneos, tales como el de Nadav y Avihú, es necesario preceder la expresión de alegría con temor, restringiendo así el acto dentro de los límites de la santidad.
Correr sin Retornar
El verdadero servicio a Dios debe estar compuesto con “correr y retornar” ( ratzó vashov), dos estados mentales opuestos que están balanceados adecuadamente en armonía. Correr es aspirar a la elevación espiritual, corriendo entusiasta hacia la Divinidad, mientras que retornar es el descenso de regreso hacia la realidad física en la cual Dios nos ha colocado. En las interpretaciones jasídicas del acto de Nadav y Avihu, existe un énfasis en que su accionar fue de “correr” sin “retorno”.
La combinación de “correr y retornar” es una dinámica fundamental en la Torá, como se puede inferir de que el valor número de esta frase (???? ???? ) sea 611, la guematria de Torá (????). En el caso de Nadav y Avihu, la explicación corriente es que su “correr” hacia Dios era desenfrenado y provenía del sentido de que este era el deseo más placentero y dulce. En cambio “retornar” debería ser la comprensión de que Dios no quiere que muramos, sino que vivamos aquí en este mundo, como se afirma luego en la misma porción de la Torá “Deben observar mis decretos y leyes, que el hombre debe cumplir para vivir con ellos”.
Aun podemos ofrecer una visión más profunda en esta explicación diciendo que “correr” se refiere a la alegría y el amor de la Presencia de Dios, y “retornar” se refiere al precepto Divino en sí mismo. La voluntad de Dios está oculta en cada mitzvá. A medida que ascendemos para servirLo con alegría (corriendo) tiene que seguir un equilibrio descendente intentando revelar la voluntad de Dios en el mundo (retornar”.
Nadav y Avihu, actuando espontáneamente y sin la consulta apropiada, que los hubiera guiado para asentar su entusiasmo con un consejo racional correcto, corrieron juntos sin retornar, como una llama sin una mecha que los conecte a la vela.
Cuando sentimos una necesidad voluntaria de servir a Dios espontáneamente, con alegría y entusiasmo, tenemos que tener mucho cuidado y prepararnos correctamente para la acción precediendo nuestra alegría con temor. Podemos hacer esto conectándonos con el mandamiento Divino o pidiendo consejo de una autoridad superior que pueda ofrecernos un marco adecuado donde expresar nuestra alegría espontánea.