La serpiente es el archienemigo del pueblo judío, Amalek (el nieto de Esav), que personifica la serpiente primordial del jardín del Eden. El Baal Shem Tov enseña que el valor numérico de Amalek (240) es el mismo que el de la palabra safek (“duda”). Amalek ataca la mente y el punto íntimo de fé en Di-s innato en la inteligencia de inspiración Divina del alma judía, su veneno busca provocar que el alma “pierda la razón”.
Así como Amalek representa el epítome del mal, la serpiente positiva representa el del bien. El Mashíaj es llamado “la serpiente sagrada”, como lo insinúa el fenómeno de que Mashíaj y “najash” (serpiente) tienen el mismo valor numérico: 358. Explica el Zohar que cuando la serpiente sagrada mate a la serpiente del mal (venciendo el miedo a la locura) será meritorio de desposar a la princesa Divina, unirse al origen de las almas de Israel y así traer la redención al mundo.
Otra personificación explícita de la serpiente en la Biblia es Najash, el rey de Amón. Su primera aparición en el relato de las Escrituras es cuando asedió el asentamiento judío de Iavesh-Guilad, amenazando con matarlos ¡si no se sacaban los ojos! El veneno de la serpiente se dirige directamente a los ojos, el asiento del sentido de la vista, que refleja más que los demás la percepción interna de la mente.
Este fue el test inicial de Shaul, el primer rey de Israel. Fundó su reino reclutando a todas las tribus de Israel para luchar contra Amón, saliendo victorioso. El lobo sagrado (en relación a Shaul) mató a la serpiente del mal. Esto apunta a un tema que explicaremos más adelante: en cierto sentido la figura del lobo incluye a las tres: el lobo, el león y la serpiente, ya que corresponde al sistema inmune del cuerpo donde yace a su vez la raíz de todas las enfermedades (entendidas como derivadas en última instancia de la perversión sexual, conciente o no, como se enseña en especial en la homeopatía).
Amón es el hermano paterno de Moab (ambos hijos de Lot, sobrino de Abraham, que nacieron de la relación con sus propias hijas). Como ya se explicó, en cabalá Moab corresponde a jojmá y Amón a biná, el asiento del pensamiento racional o la cordura. El veneno de la serpiente ataca la racionalidad de la mente envenenándola con la duda, la incapacidad de discernir la verdad racionalmente, tratando además de socabar su cordura innata.
Podemos sacar como conclusión que las tres naciones de Midián (un hijo de Abraham), Moab y Amón (los dos hijos de Lot), el lobo, el león y la serpiente respectivamente, corresponden a la dimensión interior de la sabiduría, a su manifestación externa y a la facultad de entendimiento. En aparente paradoja, el enemigo de la salud humana más bajo de los tres (el lobo) es el que se asocia con el poder más elevado de la mente, cuales la dimensión interior de la sabiduría. La perversión sexual comienza con el lobo pero termina con la serpiente, que en cabalá es un símbolo explícito del sexo: la serpiente primordial violó a Eva, como un lobo.
Como se dijo arriba, la tribu de Dan fue bendecida por Iaacov que sea una serpiente: “Dan será una serpiente en el camino, una vívora en el sendero”. (El Mashíaj, el hijo de David, el máximo representante de la figura de la serpiente sagrada, será un descendiente de Iehudá, así, como en el caso del león, somos testigos aquí de la unificación de las dos tribus de Iehudá y Dan, como ya explicamos).
El descendiente de Dan que cumplió con la bendición de Iaacov: “Dan juzgará a su pueblo como la única de las tribus de Israel” fue Shimshón; a él se refería Iaacov cuando dijo: “Dan será una serpiente … Leemos en la Biblia sobre la aparente se Shimshón con el sexo, también enseñan nuestros sabios que nunca nadie tuvo semejante poder seminal como él (ver Talmud, Sotá). Como luego hizo también David, mató al león cuyo esqueleto se convirtió en un panal. En su acertijo a los Pilishtim (Filisteos) dijo: “De la audacia surje lo dulce”. Aquí, una propiedad innata del leopardo está asociada al lobo, como ya se explicó, y la fuerza del león es convertida en dulzura por la serpiente sagrada. Las imágenes de los tres animales convergen en la persona de Shimshón, que de acuerdo con la cabalá es la más prematura figura mesiánica esencial de la Biblia. Este juez de Israel es el precursor espiritual de David, el rey de Israel; la serpiente sagrada se viste de león sagrado, basado en el hecho de que Ishai, el propio padre de David, es conocido como “la serpiente” [Shabat 55b; Bava Batra 17a].
Enseñan nuestros sabios que todo lo que Di-s creó en este mundo, incluso aquellas criaturas que aparentemente no son accesibles a la humanidad, fue con el noble propósito de curar las dolencias humanas (la palabra bará, “creó”, significa “saludable”, implicando que toda criatura posee cierto poder curador). El Talmud trae cinco ejemplos de esto [Shabat 77b]: uno de ellos es que el itush (mosquito) fue creado para curar la mordedura de la serpiente. El valor numérico de itush (716) es el doble que el de najash (358), implicando que en un plano espiritual, hay algo acerca de la picadura del mosquito que es el doble de potente que la de la serpiente. La palabra itush se permuta para deletrear la palabra ishut, “[el exagerado sentido de] autoconciencia”, la mala cualidad de Midián como ya se explicó, una vez más correlacionando el lobo y la serpiente. También se transforma en Vashti, la esposa de Ajashverosh, cuya muerte fue un prerrequisito para que reine Ester y que ocurra el milagro de Purim, como se dijo en la bendición de Biniamín, el lobo, “y en la noche repartirá los despojos”, como ya se explicó.Uno de los personajes que personifican mejor a la serpiente (un descendiente de Amalek) es Titus, el emperador romano que destruyó el segundo Templo. Cuando entró en él se burló de Di-s y del servicio Divino del pueblo judío, trató de envenenarnos con el veneno de la duda. Relatan nuestros sabios que fue muerto por un mosquito que penetró en su nariz. (Ver el comentario de Rabí Iaacov Emden en el Sidur Beit Iaacov sobre el Perek Shirá, en la palabra serpiente.)