Shulján Aruj, Oraj Jaim, 145:1
Todo hombre tiene el deber de casarse con una mujer para cumplir el precepto de ser fructífero y multiplicarse. Este precepto entra en vigencia sobre el hombre cuando cumple 18 años, y al menos no debe pasarse de los 20 años sin esposa. No obstante, quien se dedica al estudio de la Torá con perseverancia, y teme casarse e interrumpir por su causa sus estudios, tiene permitido postergarlo siempre y cuando su instinto no se imponga sobre él.
Todo es la Novia
Después de la muerte de nuestra madre Sara, la Torá escribe extensamente sobre el matrimonio de Itzjak y Rivká. Está escrito en Jasidut que estes es el shiduj, el aparejamiento más interior del pueblo de Israel, ‘atzmi’ es la palabra.
Veamos la siguiente alusión: hay en el versículo
“E Itzjak vino a la tienda de Sará su madre y tomó a Rivká y ella se convirtió en su esposa y ella lo amó e Itzjak se consoló después [de la muerte] de su madre”.
“ויבאה יצחק האהלה שרה אמו ויקח את רבקה ותהי לו לאשה ויאהבה וינחם יצחק אחרי אמו”
Hay 4 cuatro nombres.
Si sumas todos los nombres, obtienes 1228, un número que es divisible por 4, por lo que se puede hacer el promedio de los cuatro nombres, 307. Y aquí, 307 es uno de los nombres: Rivka. Es decir, está Itzjak, el novio, dos veces, y su madre, Sará, y la novia, Rivká, pero en realidad todo es Rivká, todo es la mujer, todo es la novia, la calá, lo cual está implícito en el hecho de que “todo”, הכל, tiene las mismas las letras que “novia”, כלה.
(Rabino Itzjak Ginsburgh, de la Lección del 17 de Menajem Av 5781)
El Todopoderoso paga por cada buena acción
¡El Todopoderoso no se queda como deudor!