Cada meditación una lección de Jasidut y Lashón Hakodesh
Cada uno de los doce príncipes trajo exactamente la misma ofrenda. Cuando se lee la Torá en la sinagoga, los fieles ya saben cómo entonar la cantinela junto con el lector de la Torá cuando lee:
“Su ofrenda, un cuenco de plata, uno y treinta y cien su peso”. [Bamidbar-Números 7:13]
“קָרְבָּנ֞וֹ קַֽעֲרַת־כֶּ֣סֶף אַחַ֗ת שְׁלֹשִׁ֣ים וּמֵאָה֘ מִשְׁקָלָהּ֒”
“Korvanó kaarat kesef ajat shloshim umea mishkalá”
Cada uno de los príncipes tenía intenciones especiales cuando traía su ofrenda. El Midrash Rabá explica en extenso cómo las ofrendas de cada príncipe aluden a las características y eventos particulares de su tribu, aunque, no obstante, la acción externa es exactamente la misma.
En jasidut hay una expresión en idish “on blitus“, que significa “no destacarse”. Una persona de orientación hacia el interior no busca sobresalir o ser fuera de lo común. No tiene ningún problema en vestirse como todos los demás, adaptándose a la apariencia exterior de la sociedad en la que vive. No necesita una conducta exterior coloreada con su propia tonalidad para poder expresarse. Exteriormente puede verse como cualquier otra persona común y corrientes. Pero por dentro tiene una personalidad rica y única, llena de matices y expresiones propias, pero sin adornos externos que lo hagan destacarse